El hombre asesinado en la madrugada de este sábado había sido detenido años atrás y acusado de un violento hecho ocurrido muy cerca de donde ocurrió su crimen que luego no tuvo definición judicial.
Juan Carlos Pendas (44) se había separado de su esposa y corrido a un local apenas cruzando la calle Falucho entre Madariaga y Esperanto. El uso de estupefacientes y una vida vinculada a la violencia le habían hecho ganar unos cuantos procesos penales y muchas malas compañías, una de las cuales llegó en un auto en la madrugada de este sábado, bajó con una pistola 9 milímetros y lo fusiló de un tiro en la cabeza. Las otras dos personas que estaban con él huyeron en medio de la balacera.
Cuando la Policía Científica analizó la escena del crimen estableció que dentro de la casa se habían efectuado ocho disparos y en la vereda otros cuatro. La ferocidad propia de una venganza.
El asesinato de Pendas fue el segundo de la semana en Mar del Plata, ambos de características similares, con el contexto del consumo de drogas, de la marginalidad, del uso de armas de fuego y de los barrios periféricos
En el caso de Pendas las circunstancias abrigan la esperanza de un posible esclarecimiento, ya que hay al menos dos testigos directos y otros indirectos, como la propia exesposa.
Tanto el fiscal Carlos Russo, como el personal de la DDI Mar del Plata tienen en su poder algunos elementos para poder reconstruir cómo ocurrieron los hechos.
De acuerdo a la información a la que logró acceder LA CAPITAL, cerca de la una de la mañana de este sábado, Pendas estaba en el local de Falucho al 10200 junto a dos hombres. Quienes los vieron entrar aseguran que entre ellos no parecía haber ningún problema. Por el contrario, disfrutaban de la compañía mutua.
Sin embargo, solo un rato después llegó un tercer hombre. Lo hizo en un automóvil, aunque no se sabe aún si estaba solo o con más personas. De prontó se escuchó una primera detonación. Luego, en menos de un segundo, una ráfaga de varios disparos más. Esto alertó a la exeposa de Pendas, quien se asomó por la ventana de su casa ubicada justo enfrente y vio cómo un hombre salía armado y a los tiros, como cubriendo su fuga de esa manera. La mujer lo perdió de vista, pero escuchó el ruido de una acelerada de auto.
Casi al mismo tiempo, los dos hombres que inicialmente estaban con Pendas también salieron del local. Ambos corrían, pero uno de ellos rengueaba, lo que hace suponer que una de tantas balas disparadas le había impactado en una pierna.
Dentro del local yacía sin vida Pendas. Tenía un único disparo con orificio de entrada en la región parietal frontal izquierda, sin salida, y la operación de autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica aseguró que el cadáver tenía solo esa lesión. El proyectil había quedado alojado en la región occipital.
El cuerpo de Pendas estaba en medio de un gran charco de sangre y el pequeño local, donde había un colchón y unos pocos muebles, presentaba varios accidentes balísticos. De hecho allí los levantadores de rastros secuestraron ocho vainas de calibre 9 milímetros, similares a las otras cuatro que estaban en la vereda. Estas últimas coinciden con la mecánica descripta por la exesposa de Pendas, quien vio salir “a los tiros” al asesino.
En el interior del local había restos de estupefacientes e incluso algunas pipetas utilizadas para el consumo.
El fiscal Russo y la DDI Mar del Plata están a la espera de novedades en cuanto al tipo de automóvil utilizado y al análisis de cámaras de seguridad, en especial aquellas que se ubican en la avenida Colón.
Por el momento no se reportó el ingreso de ningún hombre herido de bala tanto en el Hospital Interzonal como en alguna sala de salud de la zona oeste de la ciudad.
La historia
del asesinado
Pendas tenía procesos penales por varios delitos menores como encubrimiento, hurto, lesiones, amenazas y resistencia a la autoridad. Pero también había estado involucrado en delitos por estupefacientes y en un hecho aberrante que luego no tuvo una definición judicial.
A mediados de agosto de 2016 una joven de 19 años fue abusada sexualmente, golpeada y cortada dentro de una casa de Madariaga al 2400, en la misma manzana en donde Pendas fue asesinado por estas horas.
En aquella el novio de la chica, un hombre de 27 años, llegó hasta esa vivienda y “entregó” a la joven a cambio de drogas. “Acá tienen a esta que está regalada”, dijo a las personas que estaban allí. La joven sufrió una verdadera sesión de tortura. Uno de los hombres que la sometieron extrajo un arma de fuego y le gatilló, pero el arma no funcionó. Todo ello fue lo denunciado por la mujer y por lo que se inició un expediente judicial. En medio de semejante situación la joven pudo escapar y dio aviso a la policía. De inmediato se inició una investigación que permitió detener de manera inmediata a su adicto novio, al propietario de la casa y quedó prófugo un hombre que entonces tenía 36 años. Ese hombre, que fue atrapado una semana después, resultó ser Pendas.
Pendas después de seis meses de permanecer preso fue sobreseido y la denuncia de la mujer fue puesta en dudas en cuanto a cómo sucedieron los hechos.