La especialista Gabriela Salvini habló sobre la formación universitaria en la cárcel, tema que abordará hoy en una charla libre y gratuita.
“Quienes están privados de la libertad jamás hubieran soñado, estando en libertad, poder acceder al espacio universitario”. Las palabras pertenecen a Gabriela Salvini, magister en Derechos Humanos y Democratización para América Latina, titular de la Cátedra Internacional “Sujetos, encierros y territorios” y ex directora del Centro Universitario San Martín en la Unidad Penal N°48 (Cusam), de donde egresó el primer sociólogo luego de cursar toda la carrera dentro de la cárcel.
En diálogo con LA CAPITAL, Salvini habló sobre la formación universitaria en la cárcel, tema que abordará hoy en una charla libre y gratuita que se realizará en el piso 13 del edificio del Banco Provincia, ubicado en San Martín y Córdoba, desde las 17.30.
Salvini, quien también se desempeñó como colaboradora del programa “Bibliotecas Abiertas” del Ministerio de Educación de la Nación y desde 2013 forma parte del plantel docente de la Diplomatura en Intervenciones psicopedagógicas en Contextos de Encierro (Unsam), brindará esta charla destinada a estudiantes, docentes y público en general; donde se entregarán certificados de asistencia. Los interesados podrán inscribirse en convocatoria22unmdp@gmail.com o llamar a la Secretaría Académica al 4921700 interno 179.
– ¿Hay prejuicios de la sociedad sobre la formación universitaria dentro del ámbito carcelario?
– Creo que hay cierto prejuicio que está relacionado con la falta de información o una equivocaba -no siempre ingenua- manera de poner a circular informaciones y datos que no son precisos. A partir de nuestra experiencia lo que pudimos comprobar en estos años de trabajo, es que cuando la gente conoce más de cerca las experiencias de formación universitaria en cárceles y en otros contextos de encierro, y puede aproximarse a los resultados, cambia de opinión. Creo que falta trabajo de conciencia en la sociedad sobre el tema.
– Dentro del mismo sistema carcelario, ¿hay prejuicios de no sentirse capaces de hacer una carrera universitaria?
– En primer lugar lo que sucede es que sienten la universidad como un espacio no habilitado o permitido para ellos, no sólo porque están detenidos sino porque la mayoría de la población carcelaria proviene de los barrios más vulnerados, especialmente del conurbano de la provincia de Buenos Aires. Entonces quienes están privados de la libertad jamás hubieran soñado, estando en libertad, poder acceder al espacio universitario como a otros tantos espacios altamente institucionalizados que realmente no están pensados para abrir las puertas a ciudadanos que provienen de ciertos sectores de la población. Claro que aprovechan la oportunidad en cuanto pueden y este poder se produce cuando ellos están privados de la libertad. Es decir, antes de perder la libertad es muy difícil que tengan la posibilidad de acceder a la universidad, a una escolaridad de calidad, por no hablar de vivienda, salud, alimentación, etc, los otros derechos humanos que son vulnerados desde la cuna en la mayoría de los casos.
– Educarse y salir a la calle con un título bajo el brazo tiene muchas connotaciones…
– Exactamente, nosotros cuando iniciamos la formación universitaria seguimos sosteniendo que todos ellos son sujetos de transformación, primero de sí mismo, de su propio entorno, y después del resto de la comunidad porque la mayoría cuando recuperaron la libertad, trabajan en la universidad investigando y otros con proyectos educativos, culturales y deportivos en sus barrios que son en general las villas de la periferia bonaerense. Son agentes de transformación y esto también implica que tienen obligaciones y responsabilidades, pero que asumen con alegría en este recorrido y proceso transformador. En muchos casos el hecho de ingresar a la universidad implica tener un DNI que algunas veces no los tienen. Entonces la transformación de ese sujeto privado de la libertad en un sujeto con conciencia ciudadana y con voluntad de no volver a delinquir y de hacer obras por su comunidad, para nosotros es una realidad no una utopía. Y lo comprobamos en estos 10 años de trabajo.