Mar del Plata registra en abril una velocidad de incremento de los casos de Covid-19 y un alza sostenido en la demanda de camas de terapia intensiva similar al pico de septiembre y octubre de 2020. En solo 25 días, la ocupación de camas creció 300% y la segunda ola volvió a llevar al límite al sistema sanitario.
Por Gonzalo Gobbi | @gonzalogobbi
La primera ola de coronavirus en Mar del Plata se gestó entre agosto y noviembre de 2020. El pico máximo de contagios e internaciones se alcanzó entre septiembre y octubre. Parecía que lo peor había pasado, pero en abril de este año se desató la segunda ola de Covid-19, el distrito retrocedió a fase 3 y en poco más de tres semanas la velocidad del incremento de casos y el aumento de la demanda de terapia intensiva volvió a llevar al límite la capacidad del sistema sanitario, convirtiendo a este mes en uno de los peores desde el inicio de la pandemia.
Está pasando: hay ambulancias que dan vueltas por la ciudad en busca de encontrar una clínica con al menos una cama disponible para internar al paciente infectado que trasladan. Se prioriza la atención de acuerdo a la obra social. Dos hoteles debieron ser acondicionados con camas y oxígeno para recibir casos leves y moderados. Hay pacientes jóvenes -de entre 30 y 40 años- con cuadros graves e infectólogos no dudan de que las cepas Manaos y/o Reino Unido estén circulando en Mar del Plata, sobre todo por el nivel de contagiosidad, aunque aún falta la confirmación científica para afirmarlo.
En los últimos días, los reportes oficiales de la Secretaría de Salud del Municipio volvieron a reflejar más de 300 nuevos casos de coronavirus cada 24 horas, indicador que solo se sostuvo como una constante en el período más crítico del año pasado
A principios de abril, en Mar del Plata había 55 personas internadas con Covid-19 en las clínicas y hospitales públicos y privados. La internación creció alrededor de un 300% en apenas tres semanas y hoy hay entre 210 y 230 pacientes hospitalizados, y más de 3350 casos activos, cifra que solo se alcanzó en el pico de septiembre y octubre del año pasado:
La cuestión, temen dentro del sistema de salud, es que la segunda ola “recién comienza”, el frío aún no llegó y en solo tres semanas llevó a un límite a las clínicas y hospitales que en la primera ola se alcanzó luego de unos tres meses de aumento sostenido de contagios. Ahí está el punto de máxima preocupación, no solo en el presente, sino en el cuadro de situación de las próximas semanas.
En lo que va de abril se reportaron oficialmente unos 6000 contagios, indicador al que se suman los no reportados: desde la Federación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales de la Provincia de Buenos Aires (Fecliba) advierten que “hoy hay pacientes que no se comunican al 107 o al 148 al registrar síntomas de Covid; hay que llamar primero, antes de ir a una clínica”.
A la par del incremento de casos, en algunos laboratorios la positividad de los hisopados creció del 15 al 45% en lo que va de abril.
Las unidades de terapia intensiva están al límite. De las entre 80 y 90 camas de terapia destinadas a pacientes con coronavirus, más de 70 están ocupadas, 45 de ellas con Asistencia Mecánica Respiratoria (ARM) y otros 26 sin ARM, prácticamente al mismo nivel que en el pico del año pasado, cuando llegó a haber 52 personas conectadas a un respirador y 27 sin ARM en UTI.
En varias clínicas ya no hay camas disponibles, mientras que en el predio que comparten el Hospital Interzonal General de Agudos y el Hospital Modular, donde hay 43 pacientes internados, 12 requieren Asistencia Mecánica Respiratoria y otros 12 están en terapia con lo que se denomina alto flujo de oxígeno, tratamiento empleado para la insuficiencia respiratoria hipoxémica aguda.
El 95% de las camas de terapia intensiva del Hospital Modular están ocupadas con pacientes con coronavirus. En el HIGA, la terapia (no Covid) tiene un 85% de ocupación.
A los 43 pacientes con coronavirus internados en el predio del HIGA se suman otros más de 40 en el Hospital Privado de Comunidad (HPC), unas 30 personas que demandan atención médica en la Clínica Colón, una cifra similar en la Clínica Pueyrredon y entre 35 y 40 pacientes en la Clínica 25 de Mayo, mientras que los demás se distribuyen entre la Clínica del Niño y la Familia, el Sanatorio Belgrano, el Hospital Houssay, el Hospital Español, la Clínica Mitre y el Sanatorio Avenida.
Solo en el pico de la pandemia llegó a haber semejante demanda de internación en el sistema de salud público y privado de Mar del Plata, donde desde hace unos días algunas instituciones se vieron obligadas a suspender/reprogramar operaciones no urgentes para darle prioridad a la internación de pacientes con coronavirus.
Fuentes de la Sociedad de Infectología de Mar del Plata advirtieron que en el marco del exponencial incremento de las internaciones por coronavirus, “la mayoría de los pacientes no están vacunados”, aunque subrayaron que con o sin la vacuna “hay que seguir cuidándose al máximo”.
Que la mayoría de las personas internadas no esté vacunada tiene varias explicaciones: primero, el ritmo -lento pero ascendente- de la campaña de vacunación, que en Mar del Plata roza las 120.000 dosis aplicadas; segundo, por supuesto, la inmunidad o el refuerzo que genera la vacuna; pero principalmente, en el marco de la segunda ola está habiendo una mayor cantidad de pacientes jóvenes, con y sin comorbilidades, que ingresan a clínicas y hospitales con “cuadros graves”, algo que antes “no se veía”.
Las autoridades sanitarias están a la espera de que se determine científicamente la circulación de nuevas cepas en la ciudad, algo que los infectólogos infieren que ya ocurre, sobre todo por “la contagiosidad y el aumento tan elevado de casos en poco tiempo y en pacientes jóvenes, de 30-40 años, incluso menores de 20 en grave estado”.
“Tenemos más paciente internados menores de 60 años que mayores de 80, a diferencia de lo que ocurría el año pasado”, indicaron desde la Sociedad de Infectología, y advirtieron y remarcaron que “tanto los vacunados como los no vacunados deben seguir extremando cuidados”.
Es fundamental, subrayaron, “vacunarse para evitar internarse y aún vacunados hay que seguir cuidándose”.