La Ciudad

Los chalets de los hermanos que hicieron construir un hospital

Eran tres, bellos y casi idénticos. Se los conoció como “los Fiorito” pero hoy el plural deviene abstracto. Sólo uno sobrevive en la esquina de Libertad y Salta.

Por Gustavo Visciarelli

En épocas de búsqueda y exhibición de prestigio social, las residencias ostentaban el apellido de sus propietarios. A ese escalafón llegaron los hermanos Fiorito, genoveses radicados en Avellaneda que habían amasado fortuna merced a los negocios inmobiliarios.

El Hospital Interzonal General de aquella ciudad lleva el nombre de uno de ellos: Pedro Fiorito, a la sazón martillero. Tal homenaje responde al apoyo financiero de los tres hermanos para su construcción en 1913, cuando Avellaneda era acaudillada por un conservador temible: Alberto Barceló.

La obra fue confiada a un arquitecto de renombre, el italiano Alfredo Olivari, autor de un centenar de construcciones catalogadas en Buenos Aires.

Los Fiorito y Olivari tenían cosas en común más allá de su origen genovés: en 1909 los hermanos habían recurrido a los servicios del arquitecto para levantar sus casas de veraneo en Mar del Plata.

Curiosamente no eligieron la “loma”, donde la aristocracia edificaba sus palacetes estivales. De hecho, en esos días los Ortiz Basualdo construían su emblemática villa en Colón y Alvear.

Quizás los hermanos hayan empleado su aguda proyección en materia de negocios inmobiliarios cuando escogieron una esquina de Libertad y Salta para construir tres residencias casi idénticas. La prosperidad del balneario La Perla aún no había impactado en la zona, que sólo sabía de “casas chorizo” y descampados.

En ese entorno nacieron los “chalets Fiorito”, con su aspecto de pequeños palacios y su profusión de artesanía en mayólicas, techos y zinguería. Dos maestros constructores bien conocidos en Mar del Plata -Juan Lemmi y Miguel Manelli- cristalizaron el proyecto.

El resto de la historia es tan parecido a otras como lo eran los tres chalets entre sí. Costosos y disfuncionales para las costumbres de las nuevas generaciones, fueron vendidos. Luego, la ausencia o la insuficiencia de una política de preservación patrimonial los dejó desprotegidos.

Los hermanos Fiorito, con su proyección en materia de negocios inmobiliarios, quizás no imaginaron que esos negocios arrasarían dos de los chalets sin que Mar del Plata se alarmara. El tercero sobrevive en la esquina, apretado contra el muro de una propiedad horizontal.

En la actualidad sólo queda uno de los tres chalets levantados en 1909 como residencias de veraneo.

Uriburu

El nombre original de la avenida Libertad fue Constitución. En mayo de 1932 un grupo de concejales conservadores promovió un homenaje al general José Félix Uriburu, fallecido un mes antes. Se trataba -huelga aclararlo- de quien había derrocado en 1930 al presidente Hipólito Yrigoyen. Vaya alegoría: el nombre de Constitución fue reemplazado por el del dictador. Así fue durante varios años, hasta su renominación como Libertad. Sin embargo, en varias casas de la avenida sobreviven antiguas placas de dirección con el apellido de Uriburu. El chalet Fiorito es una de ellas.

 

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