Con apenas siete libros publicados en tres décadas que la posicionaron como una de las narradoras más importantes de la actualidad, la estadounidense Loorie Moore está en Buenos Aires para participar del Filba y mantuvo un encuentro con la prensa donde aseguró que el humor “es una estrategia de supervivencia” y que con el actual presidente Donald Trump “Estados Unidos está retrocediendo en muchas conquistas”.
Sorprendida y halagada por la circulación que su obra ha tenido en la Argentina, donde acaba de publicarse en simultáneo una nueva traducción de su icónica novela “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?” y una colección de reseñas y artículos titulada “A ver qué se puede hacer“, la escritora mantuvo un encuentro con la prensa en la librería Eterna Cadencia, del barrio porteño de Palermo.
“El año pasado vino a la Argentina Richard Ford y cuando regresó me contó que me estaban leyendo aquí. Y yo le dije: ‘No, no creo’. Luego vino una amiga que viene muy seguido para aquí y también me dijo que me estaban leyendo mucho en la Argentina. ‘No, no creo’, le respondí también. Hasta que un día lo llamé a mi agente: ‘¿Me están leyendo en la Argentina?’. Y él me respondió: ‘No, no creo’. Finalmente parece que sí me estaban leyendo en la Argentina”, aseguró entre risas.
Relajada pese a su habitual reticencia a otorgar entrevistas, Moore se refirió entre otras cosas a las nuevas significaciones que ha cobrado “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?”, una novela centrada en la amistad de dos adolescentes que, entre otras cuestiones, deben reunir dinero para pagar el aborto de una de ellas.
“La historia que cuento en el libro está ambientada en 1972. Por ese entonces recién se acababa de despenalizar el aborto en los Estados Unidos y todavía era muy difícil conseguir un aborto legal, por eso las protagonistas se tienen que ir a otro lado para lograrlo. Ahora lamentablemente con Trump, en los Estados Unidos se está volviendo atrás y hoy por hoy se ha tornado difícil conseguir un aborto legal”, señaló.
“Sé lo que está ocurriendo con el tema en la Argentina y ojalá la lucha sea exitosa. Hay países como Irlanda donde hace diez años el divorcio y el aborto estaban prohibidos y hoy sin embargo son legales. Buena suerte para ustedes en esa lucha, pero también para nosotros los estadounidenses, porque estamos retrocediendo en muchas conquistas”, agregó.
La historia que Moore aborda en “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?” es mucho más compleja que la travesía de las dos amigas adolescentes, ya que el punto de partida es la visión desencantada y nostálgica de una de ellas, quien ya adulta despliega su viaje evocativo al mismo tiempo que palidece su matrimonio con un hombre al que ha acompañado sin mucho entusiasmo a un congreso en Francia.
“El amor te puede romper el amor pero ¿cuál es la alternativa? Es un poco como decir ‘No voy a vivir porque en definitiva luego voy a morir’. Creo que no hay alternativa. No se puede vivir constantemente pensando en el amor pero al menos una o dos veces en la vida hay que pasar por la experiencia de vivir un amor a fondo”, aseguró la escritora.
“Estoy en contacto con muchas jóvenes porque doy clases y muchas de ellas me cuentan que sus padres les dicen que tienen que dedicarse al estudio y a su carrera, y entonces como que dejan el lado el amor. Creo que se pueden hacer las dos cosas. Soy una gran defensora del amor a pesar de que en mis historias siempre la gente se termina separando. Pero en todo caso la gente se separa y vuelve a apostar al amor una y otra vez. En mi época no había tanta experimentación independientemente del género: ahora hay un montón de posibilidades y uno puede ser como 32 mujeres al mismo tiempo”, explicó.
Durante el encuentro con los periodistas, Moore habló también de la multiplicidad de voces que integran sus relatos: “Casi todas mis novelas están escritas en primera persona y mis cuentos en tercera. Cuando empecé a escribir, sin embargo, me costaba aplicar la tercera persona porque no sabía quién estaba hablando. Con el tiempo me di cuenta de que cada historia tiene su propia voz y ahí empecé a utilizar otras voces. Por otro lado, había mucha poesía escrita en segunda persona pero poca ficción escrita así. Descubrí que era una hermosa voz para narrar. Empecé con un cuento y después no podía parar. Escribí unos cinco o seis cuentos así y después ya nunca más”, precisó.
La autora de “Anagramas” y “Gracias por la compañía” se refirió también al humor como la marca de estilo de su escritura y estrategia de supervivencia, la observación minuciosa de la vida corriente: “El humor expresa la supervivencia, no cura necesariamente pero refleja la resiliencia, el poder seguir adelante. Es importante que el humor venga siempre de adentro hacia afuera”, apuntó Moore.
“Uno atraviesa experiencias y después en general tiene algo gracioso para decir al respecto. La vida está llena de pequeñas tragedias de la vida diaria. Una vez que sobrevivimos, el amor es la manera de expresar esa supervivencia”, agregó.
Una literatura corrosiva para contrarrestar la aridez del mundo
Tal vez sea esa naturalidad para entrelazar capas de sentido disimuladas en tramas de aparente simpleza o la manera en que logra congeniar ironía y desolación en un mismo plano los atributos que han convertido a la estadounidense Lorrie Moore en una de las escritoras más interesantes de la narrativa actual.
A los 62 años, la autora es tan austera con las entrevistas y las presentaciones como a la hora de producir textos: su obra conocida hasta hoy se condensa en tres novelas, una nouvelle, cuatro volúmenes de cuentos, un libro para chicos y una colección de reseñas y crónicas que se acaba de editar en la Argentina bajo el título de “¿A ver qué se puede hacer?” (Eterna Cadencia).
“La compulsión de leer y escribir es la manera que nuestra especie encontró para mantenernos interesados en nosotros mismos”, dice la narradora en uno de los artículos reunidos en el libro, que en la Argentina apareció casi en paralelo a “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas”, su segunda novela, ahora reeditada en una nueva traducción a cargo de la escritora Inés Garland.
La obra, que se publicó por primera vez en 1994 como “Hospital de ranas”, da cuenta de una operación simultánea en la que se fusionan un desplazamiento físico con otro de orden temporal a través del relato de una mujer que llega a París con su marido y casi sin pensarlo intenta contrarrestar la apatía de su presente con la evocación de una amistad juvenil en la que el mundo se impone con toda la desmesura que caracteriza a la adolescencia.
Moore nació en el norte de Nueva York y tenía 19 años cuando envió un par de relatos al concurso de ficción de la revista estadounidense Seventeen -uno de los cuales resultó ganador y le dejó un premio de 500 dólares-, pero necesitó toda una década para afinar su primer libro de cuentos, “Autoayuda” (1985), una reelaboración de la tesis que había presentado para graduarse con un máster en escritura creativa de la Universidad de Cornell.
“¿Por qué escribir? ¿De dónde viene la escritura? Estas son preguntas que te haces a ti misma. Se parecen a: ¿De dónde viene el polvo? O: ¿Por qué hay guerras? O: Si hay un Dios, ¿por qué mi hermano es ahora un paralítico? Estas son preguntas que guardas en tu billetera, como números telefónicos. Estas son preguntas que, como dice tu profesor de escritura creativa, es bueno explorar en tu diario personal, pero raramente en la ficción”, escribe la narradora en uno de los relatos que integran el libro.
En este texto escrito en segunda persona que remeda el imperativo apenas camuflado de los manuales de autoayuda, Moore ya perfila las señas particulares de su ecosistema narrativo: la centralidad de las mujeres –son ellas las protagonistas de los nueve relatos-, la ironía como paliativo de la tristeza y una prosa ágil pero no exenta de bromas lingüísticas y asociaciones ingeniosas.
Y es que esa comicidad corrosiva aligera el aire dramático que podría tensar esos vínculos difíciles y esas existencias a veces trágicas que se perfilan en sus historias. La ironía o el humor, según ella misma explica, irrumpen como una clave de lectura: “El tipo de humor que me interesa tiene que ver con la incomodidad; ese especie de teatralidad que surge entre las personas en momentos muy engorrosos. Enfrentamientos, emergencias, desorientaciones”, según cuenta en un reportaje concedido a The Paris Review.
El fracaso de las relaciones amorosas, la maternidad y el miedo al dolor y a la soledad están en el centro de las indagaciones que Moore hace en los relatos contenidos en “Pájaros de América” (que en la Argentina se publicó como “Es más de lo que puedo decir sobre cierta gente” ) y “Gracias por la compañía”, o las novelas “Anagramas”, “Como la vida misma” y “Al pie de la escalera”.