Por Vito Amalfitano
Primero hay que asumir la realidad. Después afrontarla. Boca es el único grande de Argentina que no tiene competencias internacionales en 2017. Entonces su responsabilidad es encarar el consumo interno con un plantel oneroso, aunque también con desequilibrios de origen, por la impericia de dirigentes y últimos dos entrenadores para la elección de los futbolistas y puestos a cubrir.
Con lo que tiene y lo que le falta, entonces, Boca arrancó 2017, ya sin Carlos Tevez, el que se fue sin que lo echen (como al verdadero máximo ídolo, al que sí despidieron, para prolongar este tiempo sin pasaportes) y Guillermo Barros Schelotto, dijo el viernes que lo iban a reemplazar con “el equipo y las individualidades”. El sábado, en el Minella, le respondieron bien, primero las individualidades, después el equipo. Frente a un Estudiantes con ausencias y endeble, fue una individualidad la que desequilibró de arranque el partido, Ricardo Centurión. El gol en contra que provocó le abrió el partido al equipo, que tuvo en Pablo Pérez a un criterioso dueño del medio campo y en Fernando Gago a un dúctil distribuidor.
Más allá de la prédica de la búsqueda vertiginosa y bien ofensiva de los mellizos, Pablo Pérez y Gago le dan al equipo la dosis de pausa necesaria que necesita para pensar el partido. Pero el problema, ante el esquema de prefiere Guillermo, es encontrar un dique de contención a las espaldas y los costados de Gago cuando un rival de más envergadura anteponga un mediocampo más competitivo que el que puso Estudiantes.
En la noche del sábado el equipo de La Plata llegó demasiado justamente por esas brechas, y quedó un abismo entre Gago y centrales que no achicaron bien hacia adelante. De todos modos, contrastó la impotencia ofensiva del conjunto de Vivas con la contundencia de Boca para aprovechar sus oportunidades de arranque.
La incógnita es saber como Boca encontrará su equilibrio en ese retroceso, con Gago demasiado solo para la recuperación y con centrales que no ayudan para reducir la brecha y un Peruzzi habitualmente errático en uno de los laterales.
Contra River, el sábado, la medida será más adecuada para saber si con esto que mostró el sábado, que fue satisfactorio, le alcanza a Boca para el consumo interno que supo conseguir.