Arte y Espectáculos

Lo nuevo de Juan Robles, el disco “Al frío del instinto”: “Si tuviera un estilo propio me gustaría que sea, justamente, el no-estilo”

"Artefactos reciclados", tal como dice el músico, pueblan este material grabado en jornadas que la banda pasó en una casa de La Caleta.

En catorce canciones plasma una foto, o un recorte de lo que fue su verano: una casita en La Caleta, los artistas de su banda, la música nueva, el entusiasmo de los veintitantos, la playa, las flores, la ironía. Así nació “Al frío del instinto”, un nuevo disco de Juan Robles, tan versátil como los otros, atravesado por cierto aire folk, por algo de humor, frases en otros idiomas, efectos electrónicos y hasta por la canción romántica, entre muchos otros etcéteras.

La música de Robles parece tener al collage como eje, un collage que cose su voz grave.

“En este último trabajo intenté ser austero y contundente, sin tantas vueltas; desmalecé el delirio borrador tras borrador y pisé fuerte sobre un terreno mucho más limpio que en discos previos”, explicó el joven músico, que ahora se encuentra en España, en una gira musical.

El disco, que está acompañado por un material audiovisual de esos días del verano pasado, es un trabajo que escapa a las etiquetas cerradas. “No lo sé”, respondió a la pregunta de cómo define “Al frío del instinto”.

“Es un testimonio claro y sin mesura, quizá. Me burlo de las moscas que observan y trato de ser una avispa que pica. Es un intento por encontrar los restos de una memoria fragmentada, como dice Sam Shepard en algún lado. Agarré lo que pude de donde pude y tapé aquellos baches parecidos a la amnesia con canciones. Es un álbum que cicatriza ciertas cuestiones”, se atrevió después, en una entrevista con LA CAPITAL.

Junto a Robles en voz y teclados, están Teby Frontera en guitarra y coros, Marsel Khakimov en bajo eléctrico y discurso final en el track 9, Fran Maggio en batería, arreglos de cuerdas de Martín Cabello.

-¿Esta estética de unir o coser diversos fragmentos sonoros y darle una unidad es tu sello?

-Aquello de ser reconocible por cierta forma de trabajo sería grosso, pero uno no lo elige. Al menos yo no. Compongo y punto. Si tuviera un estilo propio me gustaría que sea, justamente, el no-estilo, como definía Clarice Lispector su propia literatura. Romper con uno mismo y con lo que los otros esperan de vos. Pienso que la vida es un proceso de demolición. La creación de obra también. Si en mis trabajos hay un hilo conductor, podría pensarse como un camino hecho de escombros y artefactos reciclados. Es una buena manera de correr el límite siempre un poco más allá.

-¿Cómo apareció la canción que le da nombre al disco, “Al frío del instinto”?

-El título del álbum lo tenía antes de escribir la canción y fue una de las últimas en componerse, sobre todo la letra, que no la encaré hasta mucho tiempo después, durante los días de grabación. Nació porque faltaba un track que le diera volumen a todo lo otro -en términos conceptuales-, y depositara más oscuridad.

-Por tu edad, tendrías que estar haciendo rap o rap y rock, ¿por qué te vas hacia otros lugares?

-No me interesa lo que se está haciendo en esas músicas. Ni siquiera me llaman la atención el indie-rock o cualquier cosa del palo mainstream y blablá. Pero no es premeditado. Ni siquiera tiene que ver con los gustos. Simplemente lo dejo correr. Si algún día me pinta encarar por ahí, no vería por qué no. Mientras haya sustancia y algo para decir, los géneros o las estéticas no son relevantes.

-La canción política es “Felicidades”, ¿directa relación al presidente Milei? Es un swing amable con una letra muy directa.

-No fue escrita con esa intención, al menos no conscientemente. La terminé durante las jornadas de grabación que -ahora recuerdo- comenzaron el día que Milei ganó las elecciones. También hay fragmentos improvisados. Pero, evidentemente, quien relacione el cinismo de la letra y la bobera instrumental con Milei y sus séquitos, no se equivoca.

-¿Cómo fue la experiencia de grabar juntos en esa casa de La Caleta?

-Fue divertidísimo y mucho más sencillo y veloz de lo que esperaba. Teby, Marsel y Fran son unos cracks. De los mejores músicos que conozco.

Hicimos música, morfamos, bebimos, caminamos por la playa, nos reímos. ¿Qué más se necesita? Nada.

-¿Que respondés si te digo que tu música mira para atrás?

-Si en algún momento mi música mira hacia atrás, es porque tiene un espejo retrovisor y, como cualquier forastero melancólico, me gusta mirar de reojo el pasado y reírme en el camino de los sitios de los que escapé. Nada más lindo que tantear las estelas de humo que dejan a su paso las obras, tanto mías como de otros artistas, los que me gustan y los que no. Ayuda a pensar y decidir hacia dónde ir. Y vamos para adelante, seguro.

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