Policiales

Lo condenaron por “zamarrear” a su bebé y provocarle daños permanentes

El Tribunal N° 3 le impuso la pena de 5 años de prisión a Juan Ignacio Villarruel por considerarlo culpable del delito de lesiones gravísimas calificadas por el vínculo. La víctima tenía 45 días cuando sucedió y los peritos consideraron que le quedó "una expectativa de vida acotada".

Un hombre fue condenado por haber golpeado a su hija de 45 días y haberle provocado daños permanentes que, según peritos, le han acotado la expectativa de vida.

El juez Federico Schroder condenó a Juan Ignacio Villarruel a la pena de 5 años de prisión por el delito de “delito de lesiones gravísimas calificadas por el vínculo“, ocurrido en el barrio Peralta Ramos Oeste en junio de 2021 y que tuvo como víctima a su hija, cuando tenía 45 días.

El fiscal Fernando Berlingeri, planteó la culpabilidad de Villarruel desde el inicio del juicio y solicitó, en su alegato, una pena tal cual otorgó el juez: de 5 años de prisión. Por su parte, la querella, consideró otros agravantes adicionales para el caso, y solicitó una pena de 10 años de prisión.

Finalmente, la defensa de Villarruel en su alegato planteó la absolución del hombre y expresó que el fiscal Berlingeri no había logrado acreditar que las lesiones gravísimas que sufrió la bebé sean consecuencias de alguna acción dolosa del imputado e intentó explicar que se trató de lesiones culposas, es decir que fue un accidente.

Subsidiariamente, para el caso que se “descrea la versión del imputado”, la defensa añadió que no se había probado que Villarruel causara lesiones con “dolo directo”.


El hecho


El 9 de junio de 2021, la madre de la víctima tenía que salir para vacunarse, por lo que había dejado a su hija, que tenía 45 adías, junto a su pareja y padre de la bebé, Villarruel, en la casa que compartían de Gaboto al 6500.

La mujer explicó que ese día, al irse, todo estaba bien con su hija, pero que al regresar, a las dos horas, se dio cuenta que algo había sucedido: notó que la bebé tenía la “cabecita fría” y no quería comer. Indicó que “la nena estaba rara”, y “pasaban las horas y cada vez estaba peor”. En ese contexto empezó con las consultas médicas que, ese mismo

día, en horas de la tarde, hicieron que fuera al hospital, donde la bebé quedó internada.

La bebé sufrió isquemia en región córtico subcortiral bilateral a predominio témporo parieto occipital izquierdo, múltiples hemorragias en retina, engrosamiento perióstico de ambos fémures y periostitis con fractura del ángulo interno de la metástasis femoral derecha. A casi tres años de ocurrido eso, padece un retraso madurativo severo, sufre convulsiones constantemente, no se puede sentar y no camina.

El neurólogo infantil Daniel Cousseau detalló que la bebé padece una “discapacidad permanente de grado severo, con un retraso mental profundo”. Dijo que la niña no podrá valerse por ella misma y que tiene una expectativa de vida acotada.

Por su parte, Villarruel en su momento declaró que él estaba parado frente a una mesa y colocó a la bebé sobre su brazo izquierdo. Se inclinó levemente hacia un costado para tomar una toalla y, en ese momento, su hija cayó desde la altura de ese brazo. Según su relato, en esa caída, el primer golpe que sufrió fue el del impacto de su cara contra el asiento de una silla. Luego, la niña giró como consecuencia del impacto, y cayó al suelo, golpeando contra

éste con la parte posterior de su cabeza.


Dos hipótesis y una prueba contundente


Ante estos relatos es que surgieron dos hipótesis. Para la acusación, las lesiones fueron el resultado de una acción violenta que Villarruel llevó a cabo sobre su hija. El fiscal Berlingeri aseguró que la zamarreó violentamente, lo que le ocasionó lo que identificó como “síndrome del bebé sacudido”, y que le tiró de la pierna, provocando

fractura de fémur.

Por su parte, la defensa, en línea con el testimonio de Villarruel, aseguró que las lesiones ocurrieron porque la bebé cayó cuando su padre la estaba bañando.

Para los peritos que expusieron en el debate no hay dudas ni contradicciones: las lesiones cerebrales y las hemorragias retinianas, fueron provocadas externamente y son compatibles con el zamarreo de la bebé (síndrome del niño zamarreado).

Los profesionales consideraron que las lesiones fueron “provocadas” y que el mecanismo productor debió ser un “maltrato físico”, un “traumatismo” de “mucha violencia”, de “mucha intensidad”. Además, remarcaron que una caída de una altura de 1.30 o 1,40 metros no puede producir las hemorragias múltiples que se constaron en la bebé. “Es mucho más intenso que una caída así”, expresaron en el juicio.

Es así que el fiscal Berlingeri, en base a la prueba reproducida en el debate es que descartó la versión del acusado, como así también la posibilidad de causas biológicas que podrían generar la conjunción de lesiones cerebrales y hemorragias retinianas.


Agravantes


El juez Schroder, al condenar a Villarruel tuvo en cuento como agravantes la edad de la víctima, que al tener solo 45 días la colocaba en un estado de absoluta indefensión, el desinterés del imputado para con la salud de la víctima y la relación de parentesco, ya que eran padre e hija.

 

Con todos estos argumentos, es que el juez condenó a Villarruel por haberle provocado lesiones permanentes a su hija, cuando tenía 45 días, al haberla “zamarreado” cuando estaba bajo su cuidado y le impuso la pena de 5 años de prisión por el delito de lesiones gravísimas calificadas por el vínculo.

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