Un establecimientode 430 hectáreas, con certificaciones agroecológicas, está llegando con su carne natural (es decir que no es de animales encerrados para el engorde) a las góndolas de los hipermercados.
por Oscar Lardizábal
Desde hace unas semanas, carne vacuna alimentada en forma natural en un campo orgánico de Sierra de los Padres, certificado por la llamada Alianza del Pastizal, llega a las góndolas de una de las grandes cadenas de hipermercados del país.
La calificación de “natural” supone que los animales son alimentados a través de pastoreo directo sobre pastizales conservados en su forma original, y que nunca fueron confinados para ser engordados a corral (léase feed lot).
“Estamos muy satisfechos porque logramos mostrar que es posible respetar el ambiente con una producción tanto sostenible como rentable”, dice a LA CAPITAL Campo Esteban González Zugasti (55 años), de Paititi, un establecimiento de 430 hectáreas, apenas distante 23 kilómetros de Mar del Plata, y destinado hace cinco años “a convertirse en un modelo de producción agroecológica en armonía con la conservación”.
Paititi, un lugar realmente particular, es mucho más que ganadería. A ésta integrada, incluye agricultura orgánica. Gracias a un convenio con la Universidad Nacional de Mar del Plata, en este campo también desarrollan tareas biólogos, agrónomos, investigadores del Museo de Ciencias Naturales y hasta un equipo de arqueología rescatando vestigios de asentamientos indígenas precolombinos.
Paititi contiene además proyectos de Agroturismo y Agroeducación, recibiendo a delegaciones de docentes y estudiantes para ofrecerles recorridos didácticos –inolvidables para los chicos– por la sierra y la pradera.
Un idealista, medio siglo atrás
Antes de que González Zugasti despliegue explicaciones sobre los procesos agroecológicos de Paititi, valga una referencia a su historia personal, tan singular como la del lugar. Fue su padre quien compró las tierras medio siglo atrás. Gran lector e idealista, aquel pionero nombró Paititi al campo, en evocación de uno de aquellos reinos fantásticos –como lo fueron también en aquel imaginario Eldorado y la Amazonía– que buscaban en América los conquistadores españoles. Esteban heredó la administración, también el idealismopaterno y se formó en ámbitos universitarios como ingeniero mecánico y como magíster en antropología social.
Ahora sí, vamos con su palabra resumida sobre los desarrollos en el establecimiento, que se despliega sobre unas 200 hectáreas de sierra y otras 230 hectáreas en tierras planas y más productivas.
Los investigadores de la Universidad y del museo trabajan en la zona de Sierra enfocados en la gran diversidad de la flora y fauna nativa. “La biodiversidad allí es altísima –indica González Zugasti– porque, por citar un caso, tres agrónomas realizaron un relevamiento de especies vegetales y así encontraron 370 variedades de plantas, cuando en un lote agrícola trabajado de forma tradicional no se pueden encontrar hoy más de 30 especies. En medio de esa diversidad serrana, existen numerosísimas plantas medicinales que la gran mayoría cree que sólo pueden hallarse en zonas como la de las sierras de Córdoba y no aquí”.
Cuidar los pastizales
El cuidado ecológico se extiende y es igual de riguroso con los pastizales. González Zugasti hace notar que la conciencia ecologista de las últimas décadas fue llegando en auxilio de la preservación de los montes, las selvas y los árboles en general, pero que tardó en considerar a los pastizales y su diversidad de gramíneas, mientras que la agricultura intensiva los fue afectando, desgastándolos, degradándolos a niveles nunca vistos.
El compromiso ambiental llevó a Paititi a integrarse a la Alianza del Pastizal, una iniciativa internacional presente en la Argentina desde hace algunos años, que certifica la producción de carne natural. Además esta red de productores logró un acuerdo con una red de hipermercados de origen francés por la cual ésta paga por la carne el mismo precio que el que reconoce al novillo de feed lot, más un adicional del 2 por ciento, y lo coloca en la góndola con marca y espacio distintivo.
Entre propios y capitalizados, Paititi cuenta con 450 animales.
También la agricultura es orgánica y sustentable, de manera de preservar el suelo, y certificada por la OIA (Organización Internacional Agropecuaria). Especialmente cultivan cereales de invierno como trigo, avena y cebada y en verano obtienen el llamado trigo sarraceno, con cuya semilla se produce una harina sin gluten. También hay lugar para maíces y sorgos destinados a la nutrición de la ganadería.
No usan productos de síntesis química sino biofertilizantes que le son provistos por productores también de línea ecológica de Ayacucho.
Ecoplanteos agricultura-ganadería
Los planteos agroecológicos comprenden rotación de cultivos, coberturas verdes sobre los suelos y la inserción de la ganadería con los verdeos de verano que dan un alimento sano y abundante al ganado, que así, con su permanencia vuelve a fertilizar el campo.
“El enfoque agroecológico -remarca finalmente González Zugasti- es el único camino para el mundo. O lo elegimos ahora o lo tendremos que adoptar por obligación más adelante si queremos preservar la vida. Sobran evidencias hoy de que el modelo productivo agroindustrial con uso de productos sintéticos, nos envenena, contamina el agua, los alimentos y nuestros cuerpos. Todos los que vivimos en Mar del Plata ya tenemos glifosato en nuestros cuerpos. Y además económicamente ese modelo perimido no es económicamente viable. Que lo digan los productores chicos y medianos que deben enfrentar los costos de los insumos dolarizados“.