Así se autodenominaba con sus contactos un joven de Mar del Plata dedicado a la venta de éxtasis y otros estupefacientes. Sus ansias de progreso en ese mundillo quedaron truncas (o por lo menos postergadas) al ser detenido por la policía.
Decía ser el rey de las drogas. El que controlaba todo en Mar del Plata. El que lideraba una organización mafiosa. El que proponía montar un laboratorio subterráneo y el que podía hacer negocios con los carteles de México. Sin embargo esa idea de intocable, de entidad superior en el ambiente del narcotráfico que alardeaba con posibles socios extranjeros, no impidió que la policía lo detuviera tras vender algunas pastillas de éxtasis a la salida de su PH en el barrio Estación Norte.
Días atrás, luego de llegarse al final de la investigación judicial encabezada por la fiscalía de Estupefacientes, se determinó que el “Rey de las Pastillas” deberá afrontar un juicio junto a su pareja, también acusada por la Justicia. Tienen 25 y 23 años.
Por cuestiones legales la identidad de ambos debe ser mantenida en reserva porque en medio de toda la historia hay una menor de edad, que es su hija.
Lo que en enero de 2018, cuando se produjeron las detenciones, pareció tratarse de uno más de los tantos casos de narcomenudeo en la ciudad se convirtió en un episodio llamativo, con un trasfondo cercano a la ficción. Un joven investigado que ocultaba en sus comunicaciones una trama fantástica: el gran narco que podía asociarse con grandes actores internacionales desde Mar del Plata.
Tal como suele suceder en estas investigaciones, la punta del ovillo comenzó con un “dato”. La policía especializada en narcomenudeo distinguió a un posible vendedor y se dedicó a reunir más y más información. A mediados de agosto del año último se corroboró que un joven vendía drogas sintéticas y también marihuana bajo la modalidad delivery, y el reparto lo hacía en su Volkswagen Gol.
Con base en su casa de la calle 11 de Septiembre, este “puntero” abastecía a consumidores de éxtasis, LSD y metanfetaminas, un negocio que aumentaba en magnitud conforme se acercaba el verano, estación exclusiva de las fiestas electrónicas. Sabido es que las drogas sintéticas tienen su territorio preferido en ese tipo de eventos que se desarrollan al cobijo de las temperaturas agradables, en playas sureñas y con la concurrencia masiva del turismo estival.
Los investigadores consiguieron que el fiscal Leandro Favaro y el juez de garantías Juan Tapia autorizaran los allanamientos y el 19 de enero de 2018 se prepararon varios agentes de civil dispuestos a actuar. Primero dejaron que una transacción se realizara en Don Bosco y Peña: el investigado se reunió con un joven y cuando ambos se separaron los policías hicieron el “corte”. Mientras algunos seguían al vendedor otros requisaban al comprador y le hallaban 50 pastillas de éxtasis y más de 5 gramos de metanfetamina.
Media hora después una situación similar se registró en Salta y Juan B. Justo. Allí un joven había adquirido 30 pastillas de éxtasis y al igual que en el otro caso, los dos tenían pensado compartir esa droga con amigos, en la fiesta del parador Mute que iba a tener como principal artista electrónico a la dupla “Tale of us”.
Las condiciones estaban dadas para las detenciones y poco antes de la 17 los policías interceptaron el vehículo del “Rey de las Pastillas”, en el que también iban su pareja y la pequeña hija de la mujer.
Entre esa tarde y la tarde siguiente la Justicia pudo allanar el PH de la calle 11 de septiembre y requisar el automóvil. Se secuestró una considerable cantidad de pastillas de éxtasis, metanfetamina en estado de cristales, troqueles de LSD, frascos con nitrito de alquilo (Popper) y un trozo de marihuana.
Al requisarse el automóvil Volkswagen se halló una bolsa oculta debajo del asiento del acompañante con otras 300 pastillas con el nombre fantasía de “Coca Cola”. Estas píldoras tenían la singularidad de ser más grandes que las habituales y un análisis químico de las mismas arrojó que contenían más de 3 dosis.
En la casa la droga estaba oculta dentro de un taparrollos en un mueble, dentro de una lata, y en otra habitación tenían montado un mini invernadero para la producción indoor de cannabis: había dieciséis plantas.
Eso sí, el “puntero” tenía buena calidad de estupefacientes y vendía a un precio menor al del mercado. Varios de sus compradores habrían de confirmarlo luego al declarar ante la Justicia.
El falso rey
Cuando la policía terminó con los procedimientos el 20 de enero, además de la gran cantidad de pastillas de éxtasis y otros elementos de importancia, quedaron secuestrados algunos aparatos telefónicos que utilizaba el principal investigado.
Aunque tomaba ciertas precauciones, como por ejemplo solicitaba a sus compradores que utilizaran un sistema de mensajería encriptado llamado “Sure Spot”, algunos de sus contactos lo hacían por el convencional y más inseguro Whatsapp.
Al analizarse uno de esos teléfonos se descubrió una charla del mes de octubre de 2018 con una persona desde Ciudad del Carmen, en México. Ese contacto se mostraba interesado en conocer datos de Mar del Plata para un posible desembarco del negocio de las drogas sintéticas.
“¿Tienes lugar para montar un laboratorio allí en Argentina?, pregunta y a partir de allí se desarrolla un inverosímil para quien conoce el trasfondo del narcotráfico en esta ciudad. “Sí”, responde y da lugar a que el mexicano consulte: “Allá cómo nos arreglamos, con algún cartel o con el que controla la zona?”. El ahora detenido le expresa sin sonrojarse, tal vez, “acá el que controla la zona soy yo”. Y luego agrega: “Aquí el rey soy yo”.
El diálogo por la aplicación Whatsapp prosigue con algunas frases lanzadas para reforzar la idea de frontman en el concierto de las drogas sintéticas. “Nosotros somos los CDLM, los Caballeros de la Mafia. Somos 27 integrantes y yo, su líder. Acá podrían salir unas 25 mil o 30 mil (pastillas) semanales. Tengo apartamentos, gente, contactos”.
Carácter para persuadir al supuesto socio mexicano no le faltó, menos aún cuando le fue consultado si tenía protección: “Y cómo nos podemos arreglar con la ley por si descubren el laboratorio?”. “Yo estoy apto para controlarlo todo, solo necesito su apoyo y hacernos ricos de alma”, o “Aquí la ley soy yo, porque doy de comer a mucha gente” o “Aquí el que arregla con la polí termina en la olla” o, finalmente, “Aquí yo reino”.
Ya en el final de ese intercambio de mensajes el joven marplatense sugirió que el laboratorio para drogas sintéticas en esta ciudad tuviera una sensacional característica: “Estaría bueno hacerlo subterráneo”.
Si bien ese diálogo no aportó pruebas de consumación de delitos, la Justicia lo incorporó a los indicios que construyeron la noción de un hombre dedicado a la venta de estupefacientes. Los teléfonos sirvieron, en cambio, para corroborar acuerdos de citas y entregas de drogas, entre ellos con los compradores que el mismo día de las detenciones fueron interceptados por la policía.
En esta historia delictiva también se vio involucrada la pareja del puntero. Ambos solían mantener una relación con idas y vueltas. A tal punto que este verano vivían en casas separadas. La mujer al declarar aseguró que la actividad de su pareja era la que había llevado a separarse, pero que si se alejaba mucho él no le pasaba ayuda económica. Por eso se veía impulsada a regresar. Sin embargo la Justicia consideró acreditada en esta etapa de la investigación que más de una vez la joven había colaborado con las tareas de venta de drogas.
El juez de garantías, Juan Tapia, avaló lo actuado por la fiscalía de Estupefacientes y elevó la causa a juicio oral. “El Rey de las Pastillas” espera en Batán una pena que, de darse, no superará los 5 años. Su pareja, lo hace en su casa al cuidado de su hija.
— Tejes y manejes
Los mensajes desencriptados por los peritos informáticos de la policía arrojaron que el “Rey de las Pastillas” se mostraba intransigente con los que pasaban a ser sus deudores. “Me estás haciendo enojar mucho no creo que quieras tener ningún martes 13 así que por favor trata de pegarme un llamadito o algo porque te ubico en 15 minutos no juegues con mi dinero” dice en una de las escuchas. Conjugaciones y concordancias en “tú” por sobre el natural “vos” y términos latinos como “bro” son frecuentes, aunque con sus más cercanos bajaba al registro común.