Habla de su "hermandad" con Juan Carlos Baglietto. El dúo eligió Mar del Plata para iniciar un año de celebraciones por este aniversario. El compositor reflexionó que, por el contexto especial, se da "igual que cuando empezamos, solo por el amor a hacer música".
Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto tienen, al decir de Lito, una “hermandad musical, artística, humana”. Esta especial relación cumple 30 años en el 2021 y, para celebrarla, el dúo eligió Mar del Plata como puntapié inicial de una gira especial. Quizás no como la imaginaban, pero “igual que cuando empezamos, solo por el amor a hacer música” definió Vitale en una charla con LA CAPITAL en la que aseguró que “nuestra relación es ideal porque en el contrato nunca estuvo la fidelidad”.
El estreno de este espectáculo, que ocurrirá el martes 26 de enero, a las 21.30 en el Teatro Radio City, será el primer concierto presencial en más de un año, tras un 2020 que modificó los planes de todos. Luego vendrán Rosario, Santa Fe, Entre Ríos y Capital.
“Mar del Plata siempre fue un lugar hermoso para tocar, para la historia del dúo y par distintos proyectos que hemos tenido Juan y yo” reconoce el artista sobre la elección de esta ciudad para el regreso al vivo. “Nos tiramos el lance de ver la posibilidad de hacerlo en este verano tan raro, ahí estamos apostando a volver” sostuvo.
– ¿Se extraña el escenario y el contacto directo con el público?
– Imaginate que en este momento en el que todos los protocolos dan como resultado que los números están en la base de lo que uno puede hacer como para no perder dinero haciendo la movida, lo que nos lleva a planear conciertos es las ganas de tocar, poder mantener nuestro equipo de trabajo que nos viene acompañando hace tantos años y apechugar hasta que esto amaine, podamos hacer los conciertos para más gente y se pueda transformar la realidad a algo más parecido a lo que teníamos antes.
El motor que nos impulsa a armar y disfrutar este concierto -y los futuros que haremos en esta situación- es la necesidad de tocar y encontrarnos con el público.
Hacemos cosas que son posibles porque tampoco está permitido el micro de gira, de modo que vamos con nuestra camionetas, la llenamos con los instrumentos, como cuando empezamos.
– Celebrar, 30 años después, de esa forma que te remite a los inicios ¿qué reflexión te genera?
– Todo lo que sucedió en este año fue tratar de subsistir de la mejor manera posible dentro de la realidad, un poco de los ahorros, un poco de la imaginación haciendo cosas. Yo hago el ciclo de la TV Pública desde abril, eso me da la posibilidad de mostrar que un montón de artistas necesitan estar cerca de su público más allá de que sea de manera profesional, o sea, ganando dinero. Siempre se mostraron muy abiertos en los streamings, en las charlas eternas de los zoom y un montón de cosas. Eso está buenísimo porque nos acerca a nuestra esencia, que no es tocar para ganar guita sino porque nos es necesario. Cuando eso forma parte de tu medio de vida, hay que ordenarla. Pero inicialmente uno aspira a estar en el show tocando porque le gusta y eso nunca cambia y en este momento es lo que prevalece.
– ¿Hay una conexión más genuina del público con la persona que hace música, más que con el artista?
– En mi caso no podemos hablar de popularidad, pero en general cuando uno hace esa división le está errando. Uno siempre es el mismo y cuando te enceguece un poco el hecho de tener la posibilidad de llenar un teatro grande o una estadio, es que perdiste el norte porque te perdés todo lo mas lindo, que es compartir y aprender de la gente que también está haciendo un camino desde su inicio, y olvidarte de ese poder que te da la popularidad que finalmente es completamente efímera y no te suma absolutamente nada sino en lo peor que uno tiene que es el ego y sentir que es omnipotente y está un poquito más arriba que el otro. Por eso creo que si de algo puede haber servido este año es para bajarnos los niveles de locura y saber que estamos todos en la misma situación y tenemos que entender que la verdad que las cosas que te alimentan están en lo más básico y lo más intuitivo.
– ¿La pandemia les afectó la forma de trabajar con Juan Carlos?
– Justo el 2020 no pensábamos tocar con Baglietto, teníamos todo armado para dedicarnos al 2021, así que en los planes no nos cambió tanto. Sí nos cambió el inicio de este nuevo año, que en estos primeros meses va a ser trastocado por la realidad. Pero le ponemos muchas fichas y esperamos poder hacer nuestra celebración como la habíamos soñado.
– ¿Van a estrenar algo, además del repaso por sus temas de todos estos años?
– Eso sí que la pandemia nos complicó porque pensábamos, en la última mitad del 2020, grabar tres o cuatro temas y subirlos como novedad, pero no vamos a poder hacerlo hasta febrero o marzo: algo rosarino, algún tango, algún folklórico y algún rockero que se incorporen al show como temas nuevos. El resto es necesario y cumple la función de un concierto de celebración, que son los temas que tuvieron que ver con nuestros aciertos artísticos, cosas que nos parece que nos salen lindas como la versión de Piedra y Camino, de Naranjo en flor, distintas cosas latinoamericanas que hemos hecho, cosas que nos gustan mucho y que creemos que la gente también disfruta de escuchar.
– Esa forma de trabajar que los caracteriza, la no exclusividad ¿Creés que es lo que ha contribuido a que la sociedad, la hermandad, perdure tanto tiempo?
– Creo que sí, absolutamente, cuando uno tiene libertad en las relaciones musicales y de amistad, en las que dentro del contrato inicial no está la fidelidad, te da un montón de posibilidades de revivir tu vínculo y de transformarlo y mejorarlo, y extrañarte, volver a tocar juntos y de que el otro esté con otro artista y lo vas a ver y a aplaudir y viceversa. Entonces es bastante ideal, más que nada porque nosotros tenemos claro que nunca competimos, siempre supimos quién hace cada parte de nuestra relación artística y personal y la llevamos muy bien desde el comienzo.
Nunca tuvimos una discusión densa, pesada ni un alejamiento, nada en todos estos años. Entendemos qué es lo que nos une, entendemos qué es lo que vemos distinto y siempre tratamos de poner el acento en las cosas que coincidimos, que son un montón.
– Has trabajado con tantos artistas ¿Con quién tenés pendiente hacer algo en conjunto?
– He hecho cosas con más de 150 artistas. Justo para este sábado (mañana), que se celebra el día de las personas músicas por el nacimiento de Spinetta produje un especial con 134 de todo el país. Se va a ver por TV Pública a las 19. Imaginate que eso me vino como del cielo, empecé a investigar, a llamar músicas y músicos que no no conocía, aparecieron artistas buenísimos. Yo dejo que la cosa fluya y disfruto de quienes se cruzan en mi camino, no tengo un plan. Si me preguntás con quién me hubiera gustado, intenté y no lo logré todavía, es con Divididos. Es la única banda con la cual no pude, por distintas razones, coincidir en alguno de los proyectos que he tenido. Sí lo tuve a -Ricardo- Mollo de invitado en un par de producciones pero me gustaría poder tenerlos en mis noches de TV Pública. Tengo todo el año para intentarlo.
– ¿El ciclo es un disparador para que el público se encuentre con diversos géneros, conozca el espectro cada vez más amplio?
– Es una de las intenciones del ciclo, sumar y abrir. Es interminable la cantidad de artistas, géneros, los chicos nuevos que hacen trap, hay montones de nuevas corrientes musicales que son geniales.