Ucrania había pedido la expulsión de Rusia del Swift y el ministro de Exteriores, Dmitri Kuleba, había afirmado hoy que "ya se iniciaron los preparativos técnicos" para tomar esta medida, considerada la sanción económica más dura contra el Kremlin.
Las potencias occidentales decidieron excluir a varios bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift, clave en las transacciones internacionales, e imponer “medidas restrictivas” al banco central ruso, en el marco de una serie de sanciones por la invasión de Ucrania, informaron al término de conversaciones virtuales conjuntas.
“Nos comprometemos a garantizar que determinados bancos rusos sean retirados del sistema de mensajería Swift. Esto garantizará la desconexión de estos bancos del sistema financiero internacional y perjudicará su capacidad para operar a nivel mundial”, indicó un comunicado conjunto difundido por la Casa Blanca tras el encuentro celebrado por los líderes de la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.
Ucrania había pedido la expulsión de Rusia del Swift y el ministro de Exteriores, Dmitri Kuleba, había afirmado hoy que “ya se iniciaron los preparativos técnicos” para tomar esta medida, considerada la sanción económica más dura contra el Kremlin, en medio de la reticencia de algunos países europeos por las consecuencias que puede tener esto para garantizar el suministro de gas ruso.
Sin embargo, la decisión adoptada ahora por los líderes occidentales no impacta a todo el sistema financiero ruso, sino a los bancos que ya fueron sancionados por la comunidad internacional.
“Si es necesario, otros bancos rusos serán excluidos del sistema de pago internacional Swift”, apuntó de todas formas la nota difundida esta noche.
La Society for World Interbank Financial Telecommunication, más conocida por sus siglas Swift, es una cooperativa de sociedades financieras, fundamentalmente bancos, a los que presta servicio.
Si las entidades financieras de Rusia quedan fuera del sistema, la operativa de su banca se vería seriamente complicada porque no podrían hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan este sistema.
A todos los efectos se produciría un bloqueo de las transferencias bancarias con el país, lo que tendría a su vez efectos colaterales, ya que cualquier empresa extranjera que necesite hacer pagos en Rusia no tendría opciones de hacerlo por esta vía.
Alemania, que utiliza este sistema para pagar electrónicamente sus compras de gas ruso, era uno de los países europeos más reticentes a aplicar esta sanción a Moscú, pero hoy se dijo dispuesta a aceptar una limitación “focalizada y funcional” del acceso de Rusia al sistema.
“Estamos trabajando en la manera de limitar los daños colaterales de una exclusión (de Rusia) del sistema SWIFT, a fin de que (la medida) afecte a las personas que corresponda”, dijeron en un comunicado conjunto la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, y su par de Economía, Robert Habeck.
Además de la exclusión de algunos bancos del Swift, los líderes occidentales se comprometieron hoy a imponer medidas adicionales para evitar que el Banco Central de Rusia “despliegue sus reservas internacionales” y limitar la venta de los denominados “pasaportes dorados”, que permiten a los oligarcas rusos obtener nuevas ciudadanías para poder operar en los mercados internacionales.
Por último, la declaración conjunta anuncia el lanzamiento a partir de la próxima semana de “un grupo de trabajo transatlántico” para garantizará la implementación efectiva de las sanciones impuestas a personas y empresas rusas.
Estas medidas van específicamente destinadas contra el “cofre de guerra” del presidente ruso, Vladimir Putin, en línea de la promesa a las autoridades rusas de que la invasión de Ucrania tendrá como consecuencia “un enorme precio a pagar” que redundará en su “aislamiento internacional”, dijo a la prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La expulsión de este sistema financiero se utilizó como herramienta de castigo solamente en una ocasión, en 2012, a través de una directiva de la UE que permitió apartar a Irán como represalia por el desarrollo de su programa nuclear.
Además de las finanzas, las sanciones por la invasión a Ucrania comenzaron a hacerse visibles en otras áreas.
En el mar, las fuerzas navales francesas interceptaron en el Canal de la Mancha un barco de bandera rusa con un cargamento de autos que se dirigía a San Petersburgo, y que pertenecería a una de las compañías castigadas por la UE, indicaron las autoridades de Francia.
En el aire, las sanciones tuvieron un ida y vuelta.
Rusia anunció hoy el cierre de su espacio aéreo a las aerolíneas de Bulgaria, Polonia y República Checa, que hicieron lo propio con compañías rusas, medida que imitó hoy Estonia, Lituania y que también hará cumplir Eslovenia.
La Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia informó de que el espacio aéreo ruso quedó cerrado “para las compañías aéreas de estos Estados y/o registradas en ellos”.
“Se imponen restricciones a vuelos a puntos en el territorio de Rusia, incluidos vuelos de tránsito a través del espacio aéreo ruso”, explicó la dependencia, que habló de decisiones “no amistosas” de esas tres naciones.
Bulgaria, República Checa y Polonia habían cerrado a la medianoche su espacio aéreo a aerolíneas rusas, y Estonia y Letonia adelantaron su intención de hacer lo mismo durante esta jornada, reportaron las agencias de noticias Sputnik y DPA.
Horas más tarde, Alemania también anunció que cerrará su espacio aéreo a los aviones rusos en represalia por la invasión de Ucrania, según declaró un vocero del Ministerio de Transportes.
“El ministro de Transportes, Volker Wissing, está a favor de cerrar el espacio aéreo alemán a los aviones rusos” y “tomó las disposiciones para que todo esté listo en este sentido”, explicó esta fuente, citada por la agencia de noticias AFP.
Las medidas forman parte de la serie de sanciones que varios países de la UE adoptaron contra Rusia, incluyendo algunos en forma individual, como el congelamiento de los activos del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y del canciller de ese país, Serguei Lavrov.