Junto a su colega Federico Jeanmaire, fue invitado a compartir pareceres sobre el tema "zona" en referencia a la identidad bonaerense, en el marco de un ciclo organizado por el Banco Provincia.
“Discusión sobre el término zona”, es la invitación a la que acudirán este jueves los escritores Leonardo Oyola y Federico Jeanmaire, en el marco del “Ciclo Cultural del Banco Provincia en el MAR”.
Se trata del cierre de una serie de encuentros en el que, bajo la guía de Nino Ramella, distintos autores y autoras debatieron sobre distintos conceptos vinculados con la posible identificación de la “identidad bonaerense”.
En cuanto al tópico que le toca, en una charla con LA CAPITAL, el autor de Kryptonita -que fue llevada al cine- reconoció que “la patria es la infancia y más el lugar en donde te tocó crecer”.
– Leí que tenés tu “zona”, La Matanza, tatuada. ¿Qué es lo que aportan el barrio, sus códigos a la construcción de la identidad?
– Sí, fue uno de los últimos tatuajes que me hice antes del Covid-19. No me animo aún a volver a pincharme. Me quedaron por hacer uno de los Stones por mi hermano, otro por Kryptonita y los mapas de Tucumán y de Paraguay por mis viejos. Es inevitable eso de que la patria es la infancia y más el lugar en donde te tocó crecer. El lugar, el momento en tu vida y el momento histórico. Eso me lo dio La Matanza, Casanova, el barrio Los Pinos. También el tren fue fundamental. Aún no me decido si tatuarme o no el recorrido del Sarmiento.
– ¿Qué creés que la literatura, la ficción, tiene para mostrar, para provocar en cuanto a las “zonas” del territorio bonaerense?
– Visibilizar situaciones y realidades, profundizándolas. Ahí, donde se reconocen titulares y copetes, desarrollarlos con las características bien específicas del territorio.
– ¿Creés que la novela negra es la que mejor representa, en la actualidad, la realidad en nuestro país? ¿Por qué?
– No sé si es la que mejor representa. Sí sé que la literatura necesita de un delay de la actualidad para poder transformarla en ficción. Algo que va a ser subjetivo. Un punto de vista. Pero sobre todo un asidero de verdad y algo a no olvidar. Esto último no en el sentido de calidad literaria. Hablo de un compromiso con la memoria y la justicia.