por Miguel Angel Rouco
La confirmación de “algo más que un blanqueo de capitales”, es una invitación a que los contribuyentes continúen desafiando el poder del Fisco y un castigo para todos aquellos que cumplen con sus obligaciones tributarias de manera integral.
La convocatoria a ingresar capitales deja al descubierto la dificultad que tiene el gobierno para hacerse de divisas para poder cancelar los vencimientos de la deuda.
Pero también es una puerta abierta para que aquellos que fugaron capitales repitan nuevamente la operación porque “siempre vendrá un gobierno con un nuevo blanqueo”.
¿Por qué el gobierno no puede acceder fácilmente a las divisas? Simplemente, porque no genera confianza con algunas de las medidas adoptadas.
Hasta ahora, todas las medidas adoptadas han generado una expansión del gasto sin una contrapartida en los recursos.
Los aumentos de las asignaciones familiares, la AUH, y los beneficios que corren para el sector Pyme implican una fuerte pérdida de recursos para el Fisco.
Esto provoca una ampliación del déficit fiscal, lo que lleva a pensar que la causa que provoca la emisión monetaria y la inflación permanece inalterable.
Si a esto se le suma la tozudez del Palacio de Hacienda en no reducir el gasto público y dejar sólo al Banco Central para frenar la inflación, la desconfianza de los inversores crece a paso redoblado.
Desde la Casa Rosada se intenta disfrazar el alza del costo de vida y utiliza el concepto de “inflación subyacente” como una letanía para acallar las protestas sociales.
Si bien el cambio de gobierno despertó entusiasmo y generó una ráfaga de aire fresco, después de la pesadilla kirchnerista, está claro que el plan económico oficial no enamora y no llueven los dólares que se esperaban.
Apenas algunas medidas para el campo, la minería y las Pyme. El resto sólo fue ajuste de tarifas y nada de baja del gasto público improductivo, principal generador de emisión monetaria y a la postre, de la inflación.
De allí que no resulta casual que el gobierno salga a anunciar una y otra vez inversiones que en ningún caso se precisa cuando van a producirse.
La misma conducta que tuvo el kirchnerismo durante su régimen la replica el macrismo.
La ley de Emergencia es el principal obstáculo para que las empresas hundan capital en el país. Los principales buffetes de la city porteña colocan a esa norma como el elemento más importante a la hora de tomar decisiones de inversión. Consideran que “esa ley genera inseguridad jurídica y junto con la baja calidad del Poder Judicial, ponen en riesgo cualquier inversión”, según reza un informe confidencial de un estudio jurídico a uno de sus clientes, al que tuvo acceso DyN.
En el ámbito empresario, con la atención puesta en la batalla por la ley antidespidos, nadie se anima a criticar. Pero en reuniones reservadas, los hombres de negocio comienzan a plantear problemas de atraso cambiario.
“Es indudable que este es otro clima para hacer negocios. La salida del cepo fue muy buena y la solución con los holdouts también.
Pero hay que hacer algo más porque la inflación se está comiendo los efectos de la devaluación. A Prat Gay le va a pasar lo mismo que a Kicillof después de la devaluación porque usó el tipo de cambio como anclaje antiinflacionario y aumentó las tasas de interés, llevando a la economía a la recesión”, explicó un empresario.
A pesar de la baja de las retenciones, entre los hombres de campo crece la preocupación por el atraso cambiario. “El dólar de diciembre no es el mismo que ahora. Los 15 pesos de diciembre son ahora 12 pesos por la inflación. Ahora que viene la cosecha de la soja el dólar efectivo será de 8,5 pesos luego de las retenciones, lo cual en muchas zonas de la frontera agrícola habrá que contabilizar pérdidas”, comentó un productor.
DyN.