Kimberley le dio un paseo a Alvarado. Goiburu estuvo intratable y marcó un tanto de alta factura. Excelente tarea colectiva del equipo de Mignini, que solo quedó en deuda en la definición.
Por Juan Miguel Alvarez
El partido fue de 3-0, 4-0 o 5-0. Pero, por las malas resoluciones, Kimberley apenas ganó 1 a 0. La ineficacia fue el único punto flaco de un equipo que demostró en la cancha que está para cosas grandes en la Liga Marplatense, a la espera de volver a la competencia en una división superior. Le dio un baile nada menos que a Alvarado. Con una tarea colectiva brillante y una individualidad que está en un nivel muy alto: Ezequiel Goiburu.
El delantero tuvo todas las ventajas posibles. Mucho espacio para correr detrás de la última línea, defensores que pasaron de largo ante cada quiebre de cintura y compañeros con tiempo, espacio y sensibilidad en el pie para lanzar pases profundos que fueron “flechazos” en el corazón de Alvarado. Ni siquiera la visita tuvo una buena cobertura por su callejón central. Por allí se filtró Goiburu en la jugada del gol, tras asistencia perfecta de Franco Giorlando, otro de muy buen rendimiento. El ágil delantero acomodó el cuerpo y, cuando Morata fue abajo, “pinchó” con zurda la pelota por sobre el arquero.
Ya en el primer tiempo Kimberley mereció irse con una diferencia amplia. Alvarado le discutió la posesión apenas 10 minutos, entre los 15′ y 25′. Después fue dominio rotundo del conjunto de Mariano Mignini. Con defensores concentrados para anticipar y un mediocampo compacto que recuperó rápido y jugó con criterio. Los delanteros solo tuvieron que buscar los espacios en una defensa que tuvo huecos por todos lados.
Pero Marcos Rondanina no estuvo en su día. Quedó dos veces frente al arquero y se tomó un tiempo de más. Encima, en la segunda oportunidad apareció como un “bombero” Matías Torres para evitar el gol.
Matías Barreiro se topó dos veces con el palo: en la primera de cabeza, con desvío de Morata, y en el mismo rebote con el pie, de corta distancia pero incómodo. Al mismo poste ejecutó un penal Joaquín Solaberrieta.
Pero una situación más fácil incluso tuvo Rondanina en el inicio del complemento. Goiburu lo dejó solo frente al arco, con Morata fuera de escena, y el delantero increíblemente remató por arriba del travesaño. Solaberrieta y Goiburu también lo perdieron de cabeza desde posición cercana al arco.
Alvarado corrió detrás de la pelota. Y jamás supo que hacer con ella. Tal es así que el DT tuvo que resignar a su faro, Mollo -reemplazado-, porque no entraba en juego.
Después de sesenta minutos la visita rodeó mejor a Goiburu, pasó sofocones de forma más esporádica, pero nunca puso en riesgo la victoria de Kimberley. Esa que llegó con suspenso solo porque el marcador terminó 1-0. Pero la diferencia en el juego entre uno y otro fue abrumadora.