Productores explicaron las ventajas de la sustitución de cultivos como alternativa de vida pacífica para las comunidades que optan por el cambio y para favorecer la sostenibilidad.
Por Marta Borrás
BRUSELAS, Bélgica.- Latinoamérica, cuna del cacao y una de sus principales regiones productoras, compartió esta semana la experiencia de sustituir los cultivos de coca por los de cacao en una conferencia mundial en Bruselas que giró en torno a la necesidad de asegurar una remuneración justa a los pequeños productores.
Representantes de Perú y de Colombia presentes en la quinta Conferencia Mundial del Cacao, celebrada entre el 21 y el 24 de abril, explicaron las ventajas de la sustitución de cultivos como alternativa de vida pacífica para las comunidades que optan por el cambio y para favorecer la sostenibilidad.
“Los países productores hemos señalado la importancia del cultivo del cacao en las estrategias y en las políticas de desarrollo alternativo para hacer frente a los cultivos ilícitos. Esta estrategia que se aplica en mi país es un punto central”, explicó en declaraciones a EFE la embajadora de Perú en Ghana, Liliana Gómez de Weston, que valoró que la “Declaración de Bruselas”, redactada durante el evento, haya incluido una referencia a ese asunto.
El documento dice que “los países productores subrayan la importancia que reviste el cultivo sostenible del cacao para la generación de empleos y empresas económicamente viables como estrategia central de políticas de sustitución de los cultivos ilícitos”.
El presidente de la Asociación Peruana de Productores de Cacao, Anaximandro Rojas, indicó a EFE que, gracias a esa sustitución de cultivos, “se ha cambiado vidas y también se ha dejado de talar bosques” porque las plantaciones ilícitas son las principales responsables de la deforestación.
El embajador de Colombia ante Bélgica, Jorge Rojas Rodríguez, habló también en la sesión de cierre de la conferencia del cacao como alternativa al cultivo de coca y de los “avances significativos” logrados en ese país.
“Un tema muy importante es que Colombia ha logrado, alrededor del cultivo del cacao, acabar con una guerra. Donde el cacao ha llegado, la guerra se acabó sin un solo disparo”, subrayó.
Valoró que el país haya conseguido trabajar “en la sostenibilidad ambiental”, con unas plantaciones de cacao que son “mejoradores de tierra y sustitutivos de los cultivos ilícitos”.
“Seguramente en lo que más podemos aportar es en la sostenibilidad social”, consideró Rojas, que precisó que en Colombia los productores reciben retribuciones mejores que en otras regiones y la mujer está muy presente en la cadena de valor.
En el evento se abordó también la nueva normativa europea para evitar la deforestación y se pudo constatar la preocupación de los países productores por las incertidumbres vinculadas con su aplicación.
“Tenemos que tener una concertación horizontal con la Unión Europea. No nos pueden imponer a nosotros una reglamentación que nos va a afectar socialmente”, dijo el embajador de Colombia, y precisó que los países productores “comparten” el objetivo de la sostenibilidad ambiental.
El presidente de la Asociación Peruana de Productores de Cacao, Anaximandro Rojas, indicó sobre la legislación contra la deforestación que “se ha escuchado que (…) el que va a asumir los costos es el productor y nosotros no estamos en condiciones”.
La declaración final, leída al término de la conferencia, dice que “la cooperación entre los gobiernos de los países consumidores y los países productores es esencial para combatir eficazmente la deforestación”.
Durante el evento se hizo hincapié además en la necesidad de una remuneración justa de los pequeños productores como requisito para conseguir una industria del cacao sostenible, algo que todavía estar lejos de ser una realidad, especialmente en los países africanos.
La belga Claire Renier, investigadora del Instituto Tierra y Vida de la Universidad de Lovaina (Bélgica), explicó a EFE que las dificultades en ese ámbito están ligadas a “dinámicas más generales del sistema capitalista” y recordó que el pasado “de la explotación” del cacao “es colonial”.
Renier señaló por otra parte que la nueva legislación europea de diligencia debida y contra la deforestación es un “enorme avance” porque “el sector del cacao ha funcionado mucho sobre la base de dinámicas voluntarias de empresas privadas” y ahora “se pasa a un ámbito donde es obligatorio”, lo que consideró “muy positivo”.
No obstante, indicó, la trazabilidad debe ser “transparente y fiable, con actores externos independientes y que den credibilidad al sistema”.
EFE.