El Mundo

Las sanciones contra el petróleo ruso golpean al Kremlin y abren incógnitas sobre su efecto global

La Unión Europea (UE), el G7 y Australia impusieron un tope de 60 dólares al barril de crudo ruso transportado por vía marítima, un techo que se revisará cada dos meses y que no rige para el que llega por oleoducto a Hungría, República Checa y Eslovaquia.

Las sanciones impuestas por las potencias occidentales contra el petróleo ruso que entraron en vigencia el lunes pasado son efectivas para reducir los ingresos que usa Moscú para financiar la invasión en Ucrania, indicaron analistas  y coincidieron en que todavía es pronto para saber cómo van a repercutir esas restricciones en el mercado mundial, en medio de una inestabilidad del sector energético generada en parte por esa misma guerra.

Respecto al enviado por mar, se prohíbe además a las empresas proveer servicios cuando la carga no cumple el tope impuesto: esto incluye a las firmas aseguradoras que contratan los buques cisterna ante la posibilidad de un accidente y que en su gran mayoría (cerca de un 90%) están radicadas en países del G7, sobre todo de Europa.

Asimismo, entre otras medidas, el 5 de febrero entrará en vigor un tope adicional para los productos derivados (gasoil, nafta y fueloil).

El precio del crudo de los Urales, el que exporta Rusia, está actualmente en 53 dólares el barril, por debajo del tope de 60 dólares impuesto, debido a los descuentos ofrecidos por el Kremlin a medida que las sanciones en su contra dificultan cada vez más el comercio.

Pese a esto, el analista alemán Philipp Lausberg, del think tank European Policy Centre, con sede en Bruselas, indicó que las nuevas medidas “van a repercutir en los ingresos de Rusia y en su capacidad para financiar su invasión”.

“En primer lugar, porque una vez que se impuso un tope de este tipo y todo el marco legal, es más fácil bajarlo aún más. En segundo lugar, porque la mayoría de los buques petroleros del mundo están asegurados por compañías occidentales, así que va a ser difícil transportar petróleo ruso si no está por debajo del tope”, afirmó el experto en política energética.

“El tope de 60 dólares para el precio del petróleo frenará los ingresos de Rusia, a pesar de que se sitúa por encima del precio de venta actual del crudo ruso de los Urales. Esto se debe a que China, India y Turquía -los principales compradores de petróleo ruso en la actualidad- probablemente presionarán para obtener precios con un descuento significativo respecto al tope, dada la necesidad de recurrir a fuentes no habituales de seguro y transporte marítimo”, coincidió en declaraciones a esta agencia Li-Chen Sim, especialista en política económica del Golfo y de Rusia.

“El freno de la demanda provocado por el temor a una recesión regional y mundial, así como la fortaleza del dólar estadounidense, son otros factores que parecen haber aumentado la eficacia del tope de precio”, agregó la analista del Middle East Institute, una organización con oficinas en Washington.

La UE era antes de la guerra el principal cliente de Rusia y solamente en 2021 le compró unos 75.000 millones de dólares en petróleo y productos derivados: el bloque espera que las sanciones tengan como resultado una reducción del 90% de esas importaciones.

De acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la producción rusa caerá 1,4 millones de barriles diarios el próximo año tras las medidas impuestas por las potencias occidentales.

La organización intergubernamental resaltó que esto genera “incertidumbre” y, en ese sentido, el presidente ruso Vladimir Putin indicó que la limitación de precios, que calificó de una “decisión estúpida”, va a “perjudicar a los mercados energéticos mundiales”.

“Contemplaremos un eventual recorte de la producción si fuera necesario”, declaró el jueves en una conferencia de prensa en Kirguistán, al margen de una cumbre regional, e indicó que el Kremlin anunciará medidas de represalia “en los próximos días”, sin dar más detalles.

Rusia es el segundo mayor exportador mundial de crudo y una caída en su oferta podría tener consecuencias globales, en un contexto especialmente inestable por la crisis energética, la preocupación sobre la demanda ante el fantasma de una recesión y la polarización geopolítica que generó la guerra en Ucrania.

La producción del crudo está cartelizada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) que decide la oferta para manejar los montos de venta, que se sitúan ahora entre los 71 y los 76 dólares por barril, lejos de sus máximos de más de 130 dólares alcanzados en marzo tras el inicio de la invasión.

Esa organización, liderada por Arabia Saudita, y sus 10 aliados, encabezados por Rusia, acordaron esta semana mantener la tendencia actual de producir dos millones de barriles diarios hasta finales de 2023, pero los precios están en caída y no se descarta que tomen medidas ante el escenario que se abre por las nuevas sanciones contra el Kremlin.

“La OPEP siempre tiene interés en conseguir un precio decentemente más alto, y si el crudo ruso es más barato porque Occidente se retiró del mercado, esto podría tener una influencia depresiva sobre el precio, algo que la OPEP no quiere, por lo que tendría que reducir la producción para estabilizar el precio. Pero, por otro lado, si lo que ocurre es que Rusia reduce la producción, que es lo que se ve obligada a hacer ahora, no veo el sentido de que la OPEP también lo haga para subir el precio”, analizó Lausberg.

Por otro lado, este techo impuesto por las potencias occidentales no es visto con buenos ojos por el cartel, al marcar un antecedente que le resta poder.

“Es poco probable que los productores de petróleo de Oriente Medio estén a favor del tope de precios, independientemente del nivel real del tope, porque el concepto desafía el poder de la OPEP para influir en gran medida en el precio de venta del crudo. Si fuera efectivo, transferiría el poder de fijar los precios de los productores a los consumidores de petróleo”, concluyó Li-Chen.

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...