Cultura

Las muchas historias de Juan Panadero: de la poesía de Rafael Alberti al teatro de títeres marplatense

Uno de los poetas más destacados de la literatura española contemporánea creó un personaje que trascendió generaciones y geografías. Inmortalizado en la zamba de Castillo y Leguizamón, y relacionado con el anarquista Juan Riera, encontró un nuevo hogar en el escenario local a través de la obra multipremiada de Daniel Di Lorenzo, que podrá verse durante las vacaciones de invierno.

Por Verónica Leuci (*)

Rafael Alberti (Cádiz, 1902-1999) es indudablemente uno de los poetas y artistas más importantes de la literatura española contemporánea. Su escritura transita diversas corrientes, con temas y tonos que en un comienzo lo acercan al neopopularismo, el surrealismo, etcétera. Sin embargo, en los años 30, la Segunda República y luego la Guerra civil española supusieron un giro y un cambio radical en su vida y, como puede suponerse, también en su obra. Se observa en él una toma de posición ideológica que lo conduce al ámbito de la poesía política. Tras la derrota republicana, el poeta y su mujer, la también escritora María Teresa León -como tantos otros nombres de la diáspora española- deben exiliarse. Se trasladan primero a París y en 1940 a Argentina, donde nace su hija Aitana. Vivirán en Buenos Aires, principalmente, y también en Córdoba. A fines de los 60, dejan Latinoamérica y se instalan en Roma, culminando un extenso exilio de más de tres décadas. Tras la muerte del dictador, regresan a España en 1977.

Uno de sus textos más curiosos y menos conocidos escritos y publicados en el exilio es “Las coplas de Juan Panadero”. Este libro fue publicado por primera vez en Montevideo, Uruguay, en 1949. Luego, una nueva edición en la que agrega más poemas escritos en Italia es publicada en España, en 1979, por Editorial Bruguera, tras la muerte de Franco. El texto nos acerca a la poesía cercana al pueblo de maneras múltiples. En principio, por el propio título que se elige, que nos remite a la copla, una estrofa de la poesía popular, oral. En segundo término, el nombre propio que alumbra el volumen desde su portada, “Juan Panadero”, evoca uno de los nombres más comunes y utilizados del folklore, Juan, y, en segundo lugar, el pan, el alimento básico para el pueblo. Sin embargo, este nombre posee un extenso camino y perfiles diversos que en él se congregan, y que han sido revisitados no solo por Alberti, sino por diferentes artistas a lo largo del tiempo y las geografías.

En las coplas de Rafael Alberti, Juan Panadero es la encarnación del pueblo combatiente.

Juan Panadero como alter-ego o poeta apócrifo

La primera edición, realizada por la editorial Pueblos Unidos, presenta en la tapa la leyenda “Coplas de Juan Panadero, recopiladas y ordenadas por Rafael Alberti”. Y luego, en el prólogo al libro, Alberti se presenta como “el colector y amigo del poeta popular Juan Panadero, desterrado y vagabundo por los países latinoamericanos después de la Guerra Civil española”. Construye así un personaje, el poeta Juan Panadero, como un alter-ego, un presunto coplero, en la línea de literatura oral y popular, con un cancionero poblado de poemas breves, sentenciosos, en los que predominan las seguiriyas y las soleares, con una atmósfera de espontaneidad en su afán de constituirse como “portavoz del pueblo”. Posteriormente, en la edición española, develará el ardid: “Muchos creyeron que se trataba de un poeta descubierto por mí, pero otros no, puesto que yo, además, no conservaba con demasiado rigor el secreto”.

En Rafael Alberti, “Juan Panadero” alcanza el carácter de símbolo: es la encarnación del pueblo combatiente. Es panadero porque es bueno y auténtico como el pan. En sus coplas lo relaciona asimismo con otros Juanes del folklore y la historia: “Juan Soldado”, “Juan Sin Miedo” y, especialmente, con “Juan de Mairena”, el apócrifo del maestro Antonio Machado. Así lo declara en los primeros versos de la “Poética de Juan Panadero”: “Digo con Juan de Mairena: / «Prefiero la rima pobre», /esa que casi no suena”. “En nuestra literatura -decía Mairena- casi todo lo que no es folklore es pedantería”, sentencia que resume de modo claro el decir de este poeta albertiano, para quien la brevedad, la espontaneidad y el rechazo al rebuscamiento son, entre algunos otros, criterios irrenunciables.

Primera edición de “Coplas de Juan Panadero” de Rafael Alberti.

Juan Panadero en la Historia y en el arte

Además del libro de Alberti, este nombre remite también, en Argentina, a una persona de carne y hueso, a un panadero anarquista, Juan Riera, al que puede que el poeta andaluz haya conocido en sus viajes por el país. Cuenta Suna Rocha en un texto que escribe para Radar, en 2009, que don Juan Riera llegó desde España (había nacido en Ibiza en 1894) a Argentina en 1914; vivió primero en Tucumán y luego se instaló en Salta, donde forjó su leyenda.

Se dice que Riera tenía una panadería, y que le dejaba la puerta abierta a la gente para que cualquier viajero que pasara -algún linyera, quien fuera-, pudiera comer de su pan. Además, tenía una cama hecha de tiento ubicada hacia la orilla de la pared, para que la persona que quisiera descansar, lo hiciera. La gente tomaba el pan que necesitaba y se iba: ahí sabían que podían encontrarlo siempre. La panadería, ubicada por entonces en Pellegrini 515, fue todo un referente en los 50 y 60 para las figuras del folklore: muchos se juntaban allí para cantar y componer; se dice también que pasó por allí el Che Guevara y diversos poetas, como León Felipe.

Panadería de Juan Riera. / Fuente: Suplemento Radar de Página 12.

“Juan Panadero”, en diálogo con el relato de Suna Rocha, encuentra su lugar también en la música: Manuel J. Castilla y el Cuchi Leguizamón compusieron la “Zamba de Juan Panadero”, que fue grabada por muchos artistas, como el Dúo salteño, la propia Suna Rocha o Pedro Aznar. Asimismo, numerosos músicos y cantautores han musicalizado y cantado el poemario de Alberti: Daniel Viglietti, Soledad Bravo, Ana Belén, Víctor Manuel, etcétera.


Escuchar “Zamba de Juan Panadero” por Pedro Aznar acá:


Pero Juan Panadero y sus coplas se nutren también de otras artes, como la pintura. Hay que recordar que en la primera edición montevideana los versos se acompañan de “diez aleluyas” (dibujos caricaturescos) de Toño Salazar, un caricaturista salvadoreño que vivía Uruguay y que, emulando a los anónimos ilustradores de los antiguos pliegos, otorgó a los versos de Juan Panadero una apariencia de poesía de cordel, es decir, un tipo de literatura originalmente oral, y después escrita en los llamados pliegos de cordel puestos en venta en tendederos de cuerdas, de ahí su nombre.

Una de las aleluyas de Toño Salazar.

Juan Panadero en el teatro de títeres de Mar del Plata

En una cara de extensa trayectoria y que llega hasta nuestros días, este nombre cargado de sentido permite la conexión con una nueva faceta, en el teatro de títeres. En el libro “Historia de mil y un Juanes. Onomástica, literatura y folclore” de José L. Alonso Hernández, se dice que Juan Panadero es el nombre de una marioneta tradicional en México, utilizada en el teatro de títeres junto con otros personajes como Nana Cota, Juan Juanillo, Don Ferruco, Maese Trotamundos o Pedro de Urdemales, que divirtieron en posadas aldeanas el cansancio de los caminantes. Este nombre también tiene un lugar de relevancia en nuestro país y en nuestra ciudad. “Juan Panadero” remite en Mar del Plata a un espectáculo de teatro de títeres en el que Daniel Di Lorenzo interpreta una versión libre sobre la obra de otro poeta, Javier Villafañe, patriarca de los titiriteros argentinos, “El panadero y el diablo”, de 1986.

Basado en los clásicos personajes de Villafañe, y en la historia real de Don Juan Riera, la obra “apunta a rescatar un valor básico y elemental para la preservación de una sociedad humana: la solidaridad, en contraposición al egoísmo, la avaricia, el individualismo”.

Los títeres del espectáculo marplatense “Juan Panadero” de Daniel Di Lorenzo.

Este espectáculo en títeres de guante que habitualmente se presenta en escuelas y jardines de infantes cuenta con un largo camino y distinciones en el orden local, provincial y nacional. También ha representado a nuestro país en algunos de los festivales más destacados del exterior. Daniel Jesús Di Lorenzo posee 38 años de trabajo con títeres y su fecunda trayectoria puede apreciarse en la excelencia de su obra, destinada al público familiar. Esta propuesta -junto con otras obras que se destacan por su calidad y atractivo para los más chicos- son presentadas por el Colectivo EPA, cooperativa de titiriteros/as, en el Teatro Dúo (25 de Mayo 3349), todos los domingos, a precios populares.

En vacaciones de invierno, integrarán la programación del tradicional Festival de Títeres, en la sala de La Bancaria (San Luis 2069), al que se suma este año el Teatro Dúo. La programación, que se desarrollará todos los días del receso invernal en ambas salas a las 16, puede encontrarse en @festititeresargentina y en @colectivoepa:

Domingo 14: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Lunes 15: “Cargamento X”. Dedos Parlanchines

Martes 16: “Cargamento X”. Dedos Parlanchines

Miércoles 17: “La calle de las trifulcas”. Pablo García

Jueves 18: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Viernes 19: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Sábado 20: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Domingo 21: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Lunes 22: “Las aventuras del Lobo Feroz”. Pablo García

Martes 23: “El castillo Kiendepende”. Títeres El Altillo

Miércoles 24: “Yo quiero la Luna”. Títeres El Altillo

Jueves 25: “Juan Panadero”. Títeres de Daniel Di Lorenzo

Viernes 26: “Los Cuentos del Viejo Titiritero”. Sofía Navarro y Cristina García

Sábado 27: “4 gatos cuentan cuentos”. Sofía Navarro y Cristina García

Domingo 28: “Objetos en viaje”

El espectáculo de Daniel Di Lorenzo tiene como protagonista a Juan, un hombre sencillo que “vive feliz de amasar cotidianamente la blanca harina para todos sus vecinos -puede leerse en el programa de mano del espectáculo-. Cuando finalmente tiene todo dispuesto, un siniestro y angurriento personaje pretende apoderarse de todo el pan, por la fuerza y sin entender razones. La inocencia de Juan se va transformando en astucia para evadirlo una y otra vez. Su misterioso antagonista cuenta con múltiples y poderosos recursos, pero Juan tiene la fuerza de una gran causa. En esta difícil jornada donde no faltará, acción, suspenso y mucho humor, el valor de un hombre justo, la ciega avaricia de su oponente, y la participación del público determinarán el resultado. Unidos podremos vencer al diablo, que mañana seguramente volverá a rondar la esquina para intentar robarnos el pan nuestro de cada día. Al menos por hoy le habremos dado una buena batalla. Será el momento entonces de compartir el pan entre todos los vecinos”.

Juan Panadero impone a su andar y a su poesía un imperativo ético. Para Juan Panadero, la literatura, el arte, la palabra, es un arma con la que luchar contra las injusticias e intentar llevar como bandera la solidaridad, la camaradería y el afecto. Este mismo motor es el que entreteje las muchas historias de Juan Panadero, desde el legendario Juan Riera del norte argentino, pasando por las bellísimas versiones musicales, hasta llegar a nuestros días, con su espíritu persistente y su decisiva actualidad en el teatro de títeres.

(*) Doctora en Letras, profesora de Literatura española contemporánea en la Facultad de Humanidades de la UNMdP e investigadora de Conicet.

 


“Poética de Juan Panadero” de Rafael Alberti (de Coplas de Juan Panadero)

1

Digo con Juan de Mairena:

«Prefiero la rima pobre»,

esa que casi no suena.

2

En lo que vengo a cantar,

de diez palabras a veces

sobran más de la mitad.

3

Hago mis economías.

Pero mis pocas palabras,

aunque de todos, son mías.

4

Mas porque soy panadero,

no digo como los tontos:

«que hay que hablar en tonto al pueblo».

5

Canto, si quiero cantar,

sencillamente, y si quiero

lloro sin dificultad.

6

Mi canto, si se propone,

puede hacer del agua clara

un mar de complicaciones.

7

Yo soy como la saeta,

que antes de haberlo pensado

ya está clavada en la meta.

8

Flechero de la mañana,

hijo del aire, disparo

que siempre da en la diana.

9

Si no hubiera tantos males,

yo de mis coplas haría

torre de pavos reales.

10

Pero a aquél lo están matando,

a éste lo están consumiendo

y a otro lo están enterrando.

11

Por eso es hoy mi cantar

canto de pocas palabras

y algunas están de más.

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