El contexto aparece favorable en esta época de otoño-invierno para el inicio de la campaña de fina. Para lograr el mejor cultivo posible se recomiendan acciones para vencer la resistencia de ciertas malezas.
Las expectativas de la gran mayoría de los productores agropecuarios están puestas en los cultivos de invierno, trigo y cebada, luego de una campaña gruesa que ha generado complicaciones en los números finales.
Así la campaña fina vendrá a salvar la rentabilidad del sector en amplias zonas del país.
Esto es analizado así ya que el clima se anticipa más benigno en este otoño-invierno y, el precio, en torno a los US$ 200 la tonelada, le resulta particularmente atractivo a más de un productor.
Y si los argumentos todavía son débiles, basta agregar que vienen en aumento las exportaciones trigueras argentinas y que Brasil mantendría su demanda en alza, sostuvo un informe de técnicos de Arysta LifeScience.
“Con este diagnóstico, una de las medidas fundamentales estará centrada en hacer el mejor cultivo posible, y para ello es necesario evitar la competencia desde el arranque del cultivo, con fuerte énfasis en gramíneas resistentes”, manifestaron.
El ryegrass (lolium spp.) y avena silvestre (Avena fatua) son dos malezas claves en barbechos y cultivos invernales de los sistemas trigueros en general.
Tanto lolium perenne (ryegrass perenne) como L. multiflorum (ryegrass anual) y avena fatua (avena negra) son especies que crecen de modo espontáneo en el sureste de la provincia de Buenos Aires.
Si bien se verifica también una importante presión de estas malezas en la Región Núcleo (San Antonio de Areco, Solís), y en la región central de las provincias de Santa Fe y Córdoba.
La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) indicó que, en los últimos años, su dispersión ha cobrado importancia hacia otras regiones, y ante este escenario, resulta indispensable realizar el monitoreo de los lotes, luego de la aplicación de herbicidas, durante el barbecho para corroborar la detección de nuevos nacimientos, de manera temprana y actuar en consecuencia.
El manejo de estas gramíneas en rotación a cultivos invernales como el trigo y cebada se ha basado sistemáticamente en el control químico con glifosato durante el período de barbecho previo a la siembra.
Sin embargo, esta práctica reiterada ha generado el advenimiento de resistencia de las gramíneas, al igual que viene sucediendo con los herbicidas del tipo ALS.
Tal como explican desde Aapresid, se sabe que la utilización repetida de herbicidas de similares modos de acción lleva a una desfavorable selección de malezas ya que favorece el aumento de la frecuencia de plantas resistentes al producto seleccionado.
“Para abordar la resistencia desde la prevención, se recomienda implementar el monitoreo sistemático; la aplicación de herbicidas en estadios fenológicos tempranos y, especialmente, la rotación con diferentes modos de acción”, precisaron los autores del reporte.