El presidente del distrito IX de Fecliba, Jorge Soria, analiza la situación de las clínicas y sanatorios de la ciudad. Desde los problemas por la suba generalizada de los costos hasta los reclamos para modificar los impuestos y conseguir un valor actualizado del pago de las prestaciones.
El presidente del distrito IX de la Federación de Clínicas, Sanatorios, Hospitales y otros Establecimientos de la provincia de Buenos Aires (Fecliba), Jorge Soria, reclamó un nuevo régimen impositivo que permite hacer sustentable el sistema de salud y paritarias con obras sociales y prepagas.
“Creemos que sí o sí hay que revisar este régimen impositivo que nos castiga duramente como si fuéramos una empresa de gran facturación y formadora de precios, que realmente no lo somos”, explicó Soria en una extensa entrevista con LA CAPITAL para trazar un balance de la situación actual en medio del 60° aniversario de la institución que preside. Y, enseguida, agregó: “La preocupación de Fecliba es la misma que tienen todas las clínicas del país, independientemente de la complejidad que tengan por ser chicas, medianas o grandes. En este momento estamos preocupados por la incertidumbre que hay pero también seguimos manteniendo reclamos históricos.
– ¿Cómo describiría el momento en que se encuentran las clínicas y sanatorios de Mar del Plata?
-Desde el punto de vista prestacional, están con la garantía de dar todos los servicios para los que están obligadas. Desde el punto de vista financiero y económico, si no fuera por el aporte de los profesionales y hacer malabarismo con algunas cosas, la situación sería peor. Por eso, la preocupación y la incertidumbre ahora pasa por el aumento del costo de vida con respecto a las tarifas nuevas y con respecto a los valores de las prestaciones de las obras sociales que a veces no alcanzan a actualizarle. Las clínicas están en una incertidumbre y ya recibiendo algunas facturas con mayores valores. En Mar del Plata, hay clínicas que han recibido el doble de facturación. También aumentó la alimentación, la limpieza, la ropa de cama y todo lo que el paciente recibe en una internación o en quirófano. Esto nos imposibilita crecer más y mejorar todas las instituciones.
– ¿Cuál es la mayor preocupación que tienen más allá de la suba general de los costos por la inflación?
– Una de las preocupaciones más grandes que tenemos es el régimen impositivo. Entre el 90% y el 100% de nuestras instituciones son Pymes, pero tenemos la obligación de estar atendiendo a la seguridad social de la población. Y a diferencia de cualquier otra Pyme, debemos tener la institución abierta las 24 horas del día los 365 días del año. Por eso la situación es distinta de cualquier otra empresa. Esta es una empresa de servicio obligada por ley hasta a tener una determinada cantidad de empleados: enfermeros por cama, médicos, etc. Esto nos obliga a responder ante la ley de una manera, pero no se nos reconoce ningún derecho especial por ser permanente todos los días.
– ¿Qué reclaman que cambie de este régimen impositivo?
– Creemos que se debe revisar este régimen impositivo. En muchas oportunidades aparecen moratorias o planes de pago y las clínicas en su gran mayoría se adhieren. Termina ese plan, aparece otro y se vuelven a anotar. Es decir que hay algo de fondo que está fallando. Por eso creemos que sí o sí hay que revisar este régimen impositivo que nos castiga duramente como si fuéramos una empresa de gran facturación y formadora de precios, que realmente no lo somos.
– ¿Esto los asfixia como ocurre como muchas Pymes?
– Nos pasa como a muchas Pymes, pero además nosotros somos diferentes. Hay Pymes en otros rubros de la economía que forman sus precios, pero nosotros no. Por nuestra actividad, tenemos una vinculación con las obras sociales que fundamentalmente son sindicales o de empleados que trabajan en las empresas. También con obras sociales como el IOMA o PAMI. Nosotros tenemos que aceptar un incremento de aranceles que no siempre satisface una brecha histórica que se abrió desde el año 2000 y nunca la pudimos recuperar. A esto se suma a la desventaja impositiva de no tener la ganancia mínima presunta y que no podemos liquidar el IVA como otras empresas. Todo esto nos hace tener problemas como los de una empresa pero mucho más aumentado porque no formamos precios.
– ¿Con que medida se podría comenzar a paliar esta situación?
– Un reclamo importante que hemos hecho a la Superintendencia de Servicios de Salud es la instalación de paritarias. Es decir una negociación franca atendiendo los costos sanatoriales entre todas las obras sociales y prepagas y nuestros representantes. Tiene que haber un diálogo que refleje más la realidad.
– ¿El valor de prestación está a tono con los costos?
– No. El costo de la internación sube día a día como el costo de vida en una casa de familia, lo que no sube día a día es el arancel con el que se paga esa prestación. Es más, cuando se paga la inflación ya algo se lo comió. Esto por un lado y por otro tenemos la obligación de cumplir con la paritaria de los empleados de sanidad que son nuestros trabajadores.
– Una Pyme tiene la posibilidad de correr los aumentos al precio final del producto. ¿Cómo hacen las clínicas y sanatorios?
– Hay distintas situaciones. En la ciudad de Mar del Plata tenemos un valioso e importante aporte de los profesionales, que son los socios. Los socios trabajan en las clínicas como médicos en todas sus especialidades y pagan un costo administrativo y hacen aportes para que la clínica siga defendiendo su fuente de trabajo. Este es un mecanismo que también se suma al que ocurre cuando uno tiene deuda: no pagar todas las deudas. Después llegamos a una moratoria porque de alguna manera se tiene que financiar este desfasaje. No todas las clínicas pueden encontrar. Por eso cuando se escucha que hay menos camas, hay que preguntar ¿por qué? La respuesta es que se cerró la clínica modelo, el Emhsa y hace muchos años la clínica central. Se cierra las clínicas en todo el país.
– ¿Por qué pasa esto?
– Porque no les alcanza y no pueden seguir aguantando. El valor con el que se paga la prestación no alcanza el costo que tiene esa prestación. Entonces, no es porque sí que se cerraron, tuvieron sus crisis económicas y financieras. No puede ser que todas las clínicas del país tengan una mala administración. Hay clínicas muy bien administradas y tienen los mismos problemas.
– ¿La paritaria que mencionó anteriormente ayudaría a combatir estos problemas?
– Nosotros venimos pidiendo la paritaria pero el problema está en que también comprendemos que las obras sociales tienen su techo económico-financiero. Todo el sistema necesita un replanteo global porque las obras sociales también se nutren con el recurso del trabajador y del empresario que los contrata. Entonces si esos recursos son escasos, los sueldos son bajos o hay desocupados, eso disminuye el nutriente económico de la obra social. Por eso nosotros sabemos que eso es difícil, pero no obstante necesitaríamos una conversación paritaria para poder actualizar valores que están muy bajos.
– ¿Hay un canal de diálogo abierto por las paritarias?
– Eso está planteado pero no hay respuesta positiva por parte de las autoridades nacionales que son las que manejan la Superintendencia. Hasta ahora no tenemos ningún tipo de respuesta en ese sentido.
– ¿Han percibido en los últimos meses el corrimiento del sector privado al público por la pérdida de puestos de trabajo?
– Todavía no. Eso lo vimos en la hiperinflación. En aquellos años malos se veía que el hospital estaba lleno y las clínicas cerraban sus pisos. En estos momentos, no hay nada de eso. Las clínicas están trabajando a pleno y por ahora no se nota un coletazo que repercuta en las obras sociales y en el número de sus afiliados. Por ahora ese punto no es preocupante.
– ¿Qué ha hecho el Estado para intentar solucionar los problemas y los reclamos de las clínicas y sanatorios?
– El Estado toma conciencia de los problemas, pero es muy lento de manera administrativa. Además sabemos las dificultades que tiene para solucionar los problemas del hospital. Con la crisis que existe en este momento en el hospital público, yo no sé qué pasaría si colapsara el sistema del sector privado.
– ¿Cómo están las deudas de las obras sociales, un problema histórico de Fecliba?
– La situación ha mejorado mucho. Con el pago ahora no tenemos el problema histórico del atraso. El mecanismo de facturación está bastante bien aceitado, fecha de vencimiento de la presentación de facturación y fecha de pago. El pago concreto a las obras sociales está en algunos casos en un diálogo mejor que con algunas prepaga. ¿Por qué? Porque las prepagas tienen una autorización de la Superintendencia de Salud para aumentar un 9% de la tarifa a los afiliados que luego no obliga ajustar a eso a los prestadores que somos nosotros.
– ¿Cómo los golpeó la devaluación?
– Otra de las cosas que nos preocupa es el incremento de los valores de los equipamientos, ya que muchos son insumos o materiales importados atados al precio del dólar. Cuando uno quiere dar una prestación de calidad, esto pega. Si hay que equiparse con un tomógrafo, ecógrafo,etc hay que importarlo con el costo que esto significa. Esto vinculado a todo el resto de los insumos como el aumento de la tarifa de la luz, el gas y el agua para los grandes consumidores de estos productos,
– ¿Hay créditos para comprar estos equipos que ahora son aún más costosos?
– Realmente no están acorde a nuestra necesidad por las tasas de interés, por los volúmenes de crédito y por la revisación que ven nuestro sector. No somos un sector superfloreciente, entones clínicas que están al límite de sus recursos no le ofrecen créditos. Y para comprar un aparato de un millón de dólares hace falta un crédito.