La Ciudad

Las barberías de antes, una moda de hoy

Con sillones de épocas y los clásicos elementos de trabajo, los locales se destacan por fusionar a la perfección la impronta moderna con la esencia vintage de la práctica.

por Julia Van Gool

Con un hombre del siglo XXI más interesado en su cuidado estético, la visita a la peluquería dejó de ser un trámite de unos pocos minutos para pasar a ser una experiencia integral.

Revistas, buena música y hasta servicio de bar, son algunos de los elementos que prolongan la visita al barbero y revitalizan una práctica que se creía relegada a los recuerdos de los mayores y a las películas de los años cincuenta.

Así la moda de lo vintage se extendió no sólo a los cortes, sino también al ambiente en el que se realizan y al ritual que el hecho significa.

No son peluquerías, son espacios de encuentro, disfrute y distensión.

Sólo caballeros

Históricamente las barberías eran lugares exclusivos de los hombres, las mujeres tenían prohibida su entrada, mientras que el sexo opuesto tenía rienda libre para disfrutar de una charla entre hombres y de un espacio ambientado especialmente para fomentar la virilidad en todos sus sentidos.

El Atico, la primera barbería marplatense, abrió sus puertas hace tres años en la esquina de Maipú e Italia. Lejos de las zonas comerciales tradicionales, el lugar logró imponerse gracias al “boca a boca” y a la calidad de su servicio.

Al entrar, las veredas del tradicional barrio marplatense quedan atrás para dar lugar a una mueblería que bien podría ser vista en las barberías de los años cincuenta.

El rock que suena en el ambiente también remonta a esas épocas, mientras que sobre la mesa asoman las últimas tapas de la revista Playboy a la que los clientes echan mano entre charla y charla.

Los sábados es el único día que se atiende por orden de llegada, por lo que la acumulación de clientes suele ser habitual. Nadie se altera, la espera también es parte de la experiencia y el ritual.

“No entran mujeres, pero no es por discriminar. Como ellas tienen lugares donde depilarse, los hombres tenemos las barberías”, explica Leandro, barbero y dueño del lugar.

Atención “a la antigua”

Leandro es también defensor de la atención “a la antigua”. Le dedica alrededor de 45 minutos a cada cliente, demostrando así la meticulosidad que le coloca a su trabajo.

Esta distinción, sumado a la conservación de clásicos métodos de trabajo como lo es el uso de toalla caliente, utilización de navajas y masajes de bálsamo, llevó al espacio a ser considerado uno de los mejores del mundo, según la revista española Traveler.

Entender lo que el cliente busca y ofrecerle la experiencia completa es el objetivo de Leandro, quien hace 18 años, sin encontrar quien le cortara el pelo como él quería, comenzó a incursionar en el mundo de lo estético y nunca más se fue.

Esta actitud es valorada por los clientes, quienes abarcan un amplio rango etario. De hecho, al momento de la visita de LA CAPITAL, Leandro recordó a uno de los clientes habitués: un hombre de casi ochenta años que la primera vez que se sentó en los sillones de época y sintió sobre su cara el calor seco de la toalla húmeda que anticipa el filo del acero frío, lloró. “Andá a saber los recuerdos que le trajo a la mente”, señaló Leandro.

La trilogía de bar, peluquería y música

La esquina de Güemes y Avellaneda se inunda de música desde temprano, y todos los días de la semana. Aquellos transeúntes poco atentos pueden tardar unos segundos en fijar su mirada en Bar, Peluquería y Música, ubicada escalones abajo de la gran estructura que se erige en la intersección. La iniciativa es innovadora y busca “revitalizar lo vintage”, fusionando los placeres que hacen a un buen momento.

Sus dueños lo definen como un “espacio” ya que no quieren signarlo a una sola actividad. Es que todo aquél que se siente atraído por sus vinilos en las paredes, sus sillones de barbería de 1950, y su barra de bar pueden ingresar al lugar sólo para disfrutar de “la experiencia BPM”.

Así lo ve Freddy, encargado del área de disquería donde leyendas como Bowie, John Lennon y Kurt Cobain despliegan su mítico arte, junto a la excelencia de los nuestros como Charly García y Luis Alberto Spinetta.

Su toque moderno se refleja en los cd’s de las estrellas contemporáneas, como también en la recreación de bandejas nuevas que simulan los tocadiscos de los años sesenta pero con tecnología nueva como la entrada de usb, una de las principales atracciones de quienes deciden hacer de la experiencia de cortarse el pelo algo diferente.

“Es un espacio donde suceden todas estas cosas en forma simultánea y donde siempre tratamos de dar al lugar contenido”, explica Freddy, al tiempo que enumera el sinfín de bandas acústicas y hasta elencos de teatro independiente que se presentaron en el lugar.

Incluir a las mujeres

A diferencia de El Atico, BPM tiene un área dedicada a la peluquería femenina. Si bien destacan el concepto de barbería tradicional no sólo en su decoración, sino también en el desarrollo del proceso de corte y atención, los dueños decidieron incluir al público faltante.

Augusto, barbero del lugar, deja en claro que “no se desatiende a la parte femenina”, a quienes quisieron también hacer parte de la experiencia del lugar.

De todas maneras, el público masculino abunda y se destaca.

“Vienen de todas las edades, el padre y el hijo, como así también gente más grande. Hace un rato atendí a un caballero de ochenta años que viene exclusivamente por el corte y porque un día pasó y vio los sillones, que son de 1920 y le gustó”, aclara.

Según Augusto, las modas no quedan atrás, sino que se “reinventan” es por eso que lo vintage está a la orden del día y la estética no piensa quedarse “al margen de esta tendencia”.

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...