Dos hombres serán juzgados por abusar sexualmente de una joven que acompañó al lugar a otra, quien tenía una relación amorosa con un amigo de ellos. Todos habían coincidido horas antes en un boliche.
Un estremecedor caso de violación llegará a debate oral próximamente en Mar del Plata: se trata de un hecho que ocurrió en agosto de 2019 pero que trascendió en las últimas horas, al conocerse la decisión de que los acusados fueran juzgados por abusar sexuamente de una joven que había acompañado a una amiga a un departamento del macrocentro para que mantuviera una relación con un tercero.
De acuerdo a la investigación que llevó adelante la fiscalía de Andrea Gómez, y que fue avalada por el juez de Garantías Juan Tapia, de la declaración de la víctima y de diversos peritajes surge la necesidad de que la causa sea elevada a juicio para que se discuta la responsabilidad de los imputados, quienes se encuentran en libertad debido a que siempre estuvieron ajustados a derecho y no tienen antecedentes penales.
Según los investigadores, quedó acreditado que los hombres violaron a la joven, mientras que para la defensa se trató de una relación consentida. Es decir, durante toda la instrucción ninguna de las partes desconoció la existencia del hecho, sino que se discutió si la denuncia de la víctima era veraz, lo cual, como se verá más adelante, fue fuertemente criticado por el juez Tapia.
El hecho
Todo comenzó en horas de la madrugada del 18 de agosto de 2019, cuando la joven fue a bailar a un boliche ubicado sobre Independencia y Rawson para festejar su recibida junto a una amiga. En ese lugar, coincidieron con los tres hombres.
Cerca de las 5.30 de la mañana las mujeres aceptaron ir al departamento de uno de ellos, ubicado sobre Córdoba al 3200. En ese lugar, la víctima se quedó con los imputados, mientras que su amiga y el otro hombre se fueron a una habitación para mantener relaciones sexuales.
Lo que ocurrió luego es justamente lo que ahora se ventilará en un juicio oral, aunque para la fiscal Gómez y el juez Tapia, se trató de un estremecedor caso de abuso sexual, conforme surge de la información que figura en la causa penal.
De acuerdo a la reconstrucción del hecho, la joven -cuya identidad se mantiene en reserva para su preservación, al igual que la de los demás- advirtió a todos los presentes que ella aceptaba ir al inmueble “pero que no iba a pasar nada”. Inclusive, en su declaración ante la fiscal dio detalles de que el dueño de la vivienda le dijo “que se quedara tranquila” y que ellos podían “ver la televisión y charlar”.
Sin embargo, una vez que la pareja se retiró al cuarto, los dos hombres comenzaron a tocar a la joven y a insistirle con tener sexo.
Efectivamente, las relaciones existieron, pero para la defensa fueron consentidas, mientras que para la fiscal se trató de una violación que incluyó acceso carnal vía vaginal y anal. La prueba irrefutable que impide la discusión de la materialidad de la acción es que, a pesar de haber pasado un mes hasta que la mujer hizo la denuncia, un peritaje realizado sobre un collar de su propiedad determinó que sobre el mismo había material genético de uno de los acusados.
Por ese motivo, la defensa y los propios hombres admitieron que habían existido las relaciones, pero aseguraron que habían sido consentidas. En tanto, presentaron como pruebas que la amiga de la víctima había declarado que ambas habían ido al baño momentos antes y que ella se había quitado una faja que solía llevar puesta cuando salían, además de que en el mismo testimonio manifestaba que no había escuchado ruidos extraños. Sí dijo la testigo que había oído sonidos que le hacían pensar que su amiga estaba teniendo relaciones sexuales en otro sector del departamento.
Pero la clave para determinar que se trató de un grave caso de abuso sexual, para la fiscal y también en la consideración de Tapia, resultó ser la pericia psicológica y psiquiátrica de la víctima, a la que se sumaron declaraciones de personas de su círculo íntimo, quienes manifestaron que desde la noche del hecho su comportamiento y su actitud cotidiana cambiaron diametralmente.
La fiscal Andrea Gómez investigó el caso.
Los especialistas que entrevistaron a la joven notaron un grave cuadro de crisis nerviosa y dictaminaron que su relato tenía una carga emocional alta, lo cual daba credibilidad a la denuncia. En ese sentido, la fiscal Gómez consideró que el abuso sexual quedaba probado, lo cual fue respaldado por el juez.
Crudo relato
En su declaración, a la cual accedió LA CAPITAL, la joven describió el hecho: “Llegamos al departamento y yo empecé a notar algo raro (…) Entramos y nos sentamos en el sillón (…). Ahí nos fuimos al baño con mi amiga, y yo siempre me pongo una faja debajo de la ropa, y le dije que me quería sacar la faja (…) y fuimos al comedor. Nos sentamos en el sillón”.
Luego, contó que la otra joven se fue con el hombre a la habitación, y ella se quedó con los dos amigos de él. Acto seguido, uno se sentó a la derecha y el otro a la izquierda. Apagaron la luz y le abalanzaron los dos.
“Se empiezan a desprender el pantalón, me piden que les haga sexo oral, me obligan, me agarran del cuello, les decía que no. Le dije a X que yo no quería hacer nada, yo para ésto ya les había dicho que no quería hacer nada, por que en el sillón me preguntaban con cuál de los dos y yo les decía que con ninguno. Para esto, como me iban a obligar, lo hice igual así no me molestaban más. (…)”, añadió.
Y continuó: “Me quieren sacar el body de arriba, y yo siempre sacándomelos. Yo los empujaba y ellos me agarraban de nuevo. Unas 3 o 4 veces. En una de esas logro escapar y salgo corriendo para la habitación, que estaba a unos 3 metros. Salgo corriendo y les abro la puerta. Yo no pude hablar ni decir nada, no pude decir nada. Tenía la cara deformada porque no podía creer lo que me estaba pasando pero no le pude decir que me quería ir. Ahí mi amiga se levantó y se fue a la otra habitación, de al lado”.
Fue entonces cuando los hombres volvieron sobre la mujer, conforme la acusación. “Ahí me empezaron a sacar toda la ropa, yo ni me moví, es como que tenía la cabeza por un lado y el cuerpo por el otro, no se relacionaba lo que yo pensaba con lo que pasaba. Les decía que no quería, y entonces en un momento le digo a X, porque estaba como planta, que ya que lo iban a hacer entonces que se cuide”, explicó.
Este pasaje de la declaración es clave porque la defensa de los acusados fundamentó su solicitud de sobreseimiento en base a su postura surgida de ese pedido hecho por la víctima. El letrado señaló que el mismo era la prueba de que se había tratado una relación consentida, lo cual fue rechazado por el juez Tapia.
Y concluyó: “No me quejé, no hice nada ni hice nada. Yo no quería tener relaciones ni con uno ni con los dos. Estaba contenta que me había recibido y lo que menos hice fue festejar mi recibida“.