Policiales

“La única solución para que mi hija recupere algo de su audición es un implante coclear, que cuesta 50 mil dólares”

Matías Zabaleta habló en "La mañana con María", por LU6, y dio detalles del calvario que está viviendo su familia desde que su hija Azul sufrió la pérdida de la audición por la explosión de una bomba en el colegio Don Bosco, que provocaron sus compañeros para cumplir con un reto de TikTok.

Un calvario. Eso es lo que vive la familia de Azul Zabaleta desde que la joven de 15 años sufrió la pérdida del 96,4 por ciento de su audición al estallar, a menos de un metro de su cuerpo, una bomba casera que sus compañeros del colegio Don Bosco fabricaron para cumplir con un reto de TikTok.

En diálogo con “La Mañana con María”, por LU6, Matías Zabaleta, el padre de la adolescente damnificada, reveló detalles del hecho, comentó una posible operación que le devuelva la audición a su hija tiene un costo de entre 50 y 60 mil dólares, e hizo reflexiones conmovedoras sobre la realidad que viven hoy los menores, en el marco de la era de las redes sociales, la pospandemia y la falta de rigurosidad en las sanciones cuando cometen graves errores. Además, pidió justicia y confirmó que la escuela aún no identificó a los autores, tal como lo informó Mario Caseta, el director de la obra salesiana, en diálogo con la prensa este miércoles.

“Como familia estamos atravesando una situación muy difícil. Esta decisión de hacerlo público fue postergada porque la verdad que se hicieron diferentes procedimientos y mecanismos para tratar de recuperar la audición de Azul. Pero tuvimos la triste noticia el jueves antes del fin de semana largo. No lo ocultamos, sólo que teníamos la esperanza de que se revirtiera“, comenzó Zabaleta al recibir el saludo y la solidaridad de María Delia Sebastiani, la entrevistadora que consiguió su valioso testimonio.

Y continuó su relato: “El explosivo le detonó a menos de un metro de ella. Automáticamente, de lo fuerte que fue la explosión, se desvaneció, perdió su equilibrio. La llevaron a la preceptoría. Yo estaba trabajando, desde que pude pedir permiso y salir de mi trabajo hasta llegar a la institución pasó casi una hora y media. No llegó ninguna asistencia médica. La escuela me dice que se llamó a la ambulancia que tienen por seguro pero nunca llegó. Así que cuando llegué la cargué en brazos y en el auto y la llevé a la clínica 25 de Mayo”.

Al ser consultado sobre los testigos del hecho, el denunciante, que además es abogado, señaló que “todo el ciclo superior estaba en el recreo”. “No tenemos mucha información. Todos se sorprendieron, sus compañeros y de los otros cursos. Lo del reto de Tik Tok me lo dice la escuela“, indicó.

Pero la bronca y la impotencia de Zabaleta nacen de la falta de conciencia de lo que ocurrido que parecieron haber tenido los directivos del colegio ese 8 de julio: “En ningún momento se llamó a la policía, no se resguardó la escena donde sucedió el hecho, no se resguardó el elemento, se movieron del lugar, se tocaron, no se levantaron huellas… Fue totalmente irregular el accionar de la escuela“, protestó.

Y agregó: “De hecho, cuando estuve reunido y requerí las explicaciones del caso, me dijeron que ellos tenían prohibido llamar a la policía, cosa que no fue corroborado por la inspectora, porque yo hice también la denuncia correspondiente en el Consejo Escolar y ante la Diegep (Dirección de Educación de Gestión Privada) que pertenece a las escuelas privadas, y eso no es así. La propia inspectora me reconoció que esto sobrepasó a la escuela“.

Sin embargo, la situación no terminó allí. Según contó Zabaleta, después de las vacaciones de invierno, los alumnos de sexto año volvieron a prender una bengala dentro del buffet de la escuela. “Afortunadamente esta vez sin ningún lesionado, pero perfectamente podría haberse incendiado la escuela o terminar con uno o muchísimos lesionados. En este caso sí se pudo determinar quiénes fueron los responsables, pero todavía no hay ninguna sanción“, se quejó el entrevistado.

La operación

Matías Zabaleta sabe que las esperanzas de que su hija recupere su vida normal son pocas y, además, reveló que de poder realizarse, el procedimiento que la acerque al resultado soñado tendrá un elevado costo.

“Es terrible lo que ha sucedido. Azul en principio tiene que seguir haciendo algunos estudios. Sus oídos están terriblemente afectados y psicológicamente está muy afectada por todo lo que se ha perdido en este tiempo. Tiene 15 años y está en la etapa de los cumpleaños de 15, que se ha perdido muchos, está en la etapa en la que empiezan a gestionar su futuro viaje a Bariloche… Y no hay ningún responsable identificado”, lamentó.

En tanto, el abogado mencionó que su hija sufrió una pérdida de audición, según los médicos, del 96,4 por ciento en cada oído. “No escucha prácticamente nada. En principio no puede recuperar nada, porque lo que está dañado es la cóclea, lo que recibe el sonido. Por lo que tampoco le sirve colocarse un amplificador de sonido. Está medicada para el vértigo, porque se marea y no puede subir y bajar las escaleras normalmente. La única solución sería un implante coclear, es una intervención quirúrgica. No sé si le devolvería el 100 por ciento de la audición, pero tiene un costo altísimo. Algo de buena calidad es importado: puede tener un costo de entre 50 y 60 mil dólares. Vamos a agotar todas las posibilidades”, expresó.

La entrevista radial siguió con una nueva crítica hacia el colegio y sus directivos, donde Zabaleta mencionó: “Desafortunadamente le pasó a mi hija, pero le podría haber pasado a cualquiera. Los directivos han brindado solidaridad y dijeron que a Azul la van a acompañar desde lo pedagógico. En cuanto a lo monetario, en la escuela me han dicho que lo que no me cubriera la obra social que llevara las boletas para que ellos me lo cubran, pero lo cierto es que cuando tuve que hacer erogaciones muy grandes en ningún momento me adelantaron el dinero“.

Y añadió: “Me dicen que están trabajando en reflexiones con los alumnos, hay mucho secretismo y hasta creen que las familias podrían estar cubriéndolos ante la denuncia penal que hice“.

Otro pasaje de la nota resulta estremecedor, porque directamente el padre de la joven apuntó contra los miembros de la obra salesiana en Mar del Plata y la falta de empatía por lo que había vivido su familia. “En los tres días que mi hija estuvo internada ningún directivo dejó de hacer nada de lo que estaba haciendo para ir a la clínica a darnos un abrazo y como escuela religiosa no nos llevaron ni una estampita. Tengo otro hijo en primaria y cuando pasó el segundo episodio requerí explicaciones a los directivos y su respuesta fue que esta vez tenían identificados a los responsables, y que estos les habían dicho que ellos estaban en sexto año y que algo tenían que hacer. Yo entiendo que el director no me puede decir eso, me tiene que garantizar la seguridad de mis hijos”, cuestionó.

La bomba y el TikTok

Respecto al explosivo que le causó a Azul las graves lesiones, Zabaleta contó que por dichos de las autoridadades de la propia escuela “era una bomba de fabricación casera”. “Me mostraron unas fotos de una botella retorcida, pero la policía no estuvo ahí, no peritó nada. Yo no tengo la certeza, no puedo asegurarlo”, sostuvo.

Ya en el tramo final de la conversación con María Delia Sebastiani, Zabaleta intentó aclarar de dónde salió la versión de que el hecho se produjo porque los alumnos del Don Bosco intentaban llevar a cabo un desafío para exhibir en internet. “Por lo que me han dicho lo del reto de TikTok es algo que circula por las redes sociales, por TikTok, y que es un reto que hacen los adolescentes, que enseñan a hacer con una botella de gaseosa de medio litro a la que no sé qué sustancias le ponen. Yo lo he visto, mi hija misma me lo ha mostrado y yo lo denuncié en la red social como algo peligroso, dos adolescentes que lo hacen en una plaza”, describió.

Como conclusión, el entrevistado intentó dejar en claro que lo que quiere es “que se sepa quiénes son los responsables”. “Yo no tengo un deseo de venganza, quiero que se haga justicia. Esto excede: no es una travesura, es un delito. Ante todos estos daños por supuesto que vamos a iniciar una acción civil, pero ninguna cantidad dineraria me va a devolver la audición de mi hija y mi bienestar. Daría todo por volver el tiempo atrás y que ella tenga su audición normal”, manifestó.

En cuanto a la repercusión del caso, refirió que salió a los medios porque su familia tiene el propósito “de que esto se difunda y que no haya un nuevo hecho”. “Quiero que los adolescentes y sus padres tengan una reflexión, y que los educadores no tengan como excusa los tiempos que vivimos, las redes sociales, la pandemia… Todos lo sabemos eso y creo que es un desafío que hoy tienen los establecimientos educativos, los que han elegido ser educadores, que yo creo que es una de las profesiones donde más vocación hay que tener, así que me quedo con un sabor muy amargo cuando me dicen que la pandemia les ha hecho mal a los adolescentes… Está bien, coincido en eso, ¿pero qué hacemos entonces? Si no le pueden garantizar la seguridad a los demás, ¿cerramos todas las instituciones?”, preguntó, en forma retórica.

Acto seguido, y a modo de conclusión, Zabaleta protestó porque “el segundo hecho pasó el 5 de agosto y hoy es 17 de agosto y todavía no sabemos qué sanciones se les va a aplicar”. “Algunos ya son mayores, si cumplen años en julio, ya votan… Pero la inspectora ya me ha adelantado que hoy en día de acuerdo a los decretos y leyes provinciales que hay en cuanto a educación, las sanciones son reparadoras. La única sanción extrema que puede llegar a haber es que el establecimiento educativo evalúe no rematricularlos el año entrante”, finalizó.

La nota completa a Matías Zabaleta:

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