Conocida tradicionalmente como regina viarum, empezó a construirse a finales del siglo IV a.C. a instancias del senador romano Apio Claudio, Unía la capital del Imperio romano con la estratégica ciudad de Brindisi.
El comité de la Unesco declaró este sábado la vía Apia, en Italia, Patrimonio de la Humanidad, una de las calzadas más importantes de la antigua Roma y que unía la capital del Imperio con la ciudad portuaria de Brindisi, en el sureste de la península itálica.
Conocida por los romanos como “Regina viarum” (Reina de las vías), su inscripción tuvo lugar por recomendación del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), que destacó de ella que “ilustra la historia del desarrollo del Imperio romano” a lo largo de su recorrido.
Además, resaltó la vía como “un conjunto de obras de ingeniería plenamente desarrollado que ilustra las avanzadas habilidades técnicas de los ingenieros romanos en la construcción de vías de comunicación, ingeniería civil, obras de alcantarillado y desarrollo”.
La vía Apia es la ‘Reina de las calzadas’ de la antigua Roma, de la que aún se conservan tramos de hasta 2.300 años de historia, además de mausoleos, restos de villas y catacumbas a lo largo de sus 1.200 kilómetros de extensión.
Construida por la voluntad del censor Apio Claudio en el 312 a.C., esta importante vértebra del sistema viario romano unía la capital del Imperio con la estratégica ciudad de Brindisi (sureste de la actual Italia), el puerto más importante del Mediterráneo y punto de partida de la expansión de los romanos más allá de los mares.
El nombre de “Regina Viarum” (la reina de las calzadas), la denominación por el que la conocen los romanos, fue inventado por el poeta Stazio y da testimonio de todos los valores políticos, propagandísticos, culturales, económicos y sociales de esta histórica ruta, de 1.200 kilómetros de extensión en su conjunto.
La vía Apia está formada por la Apia Claudia, un primer tramo que llegaba hasta Capua (sudoeste), y la Apia Traiana, uno posterior que se levantó desde Benevento (a unos 200 kilómetros al sur de Roma) a Brindisi y que se extiende a lo largo de la costa.
Este nuevo tramo fue realizado en el 109 d.C., y está considerado como un plan político y estratégico del emperador “español” Trajano (98 d.C – 117 d.C), por el que recibe su nombre.
La superficie de la histórica vía está formada por “basolato”, un material que toma su nombre de las enormes losas hechas con bloques de basalto volcánico que aún se pueden apreciar en algunos puntos de la vía y estaba flanqueada por pavimentos de arcilla y un bordillo de piedra que delimitaba la calzada con el resto del terreno.
La vía contaba con dos carriles en los que podían circular al mismo tiempo y en sentidos opuestos dos carruajes de tamaño estándar de la época.
La que fue en su momento uno de los ejes principales del sistema de comunicaciones del sur del territorio del Imperio es además una máquina del tiempo con la que transportarse a la Antigua Roma a través de las catacumbas, mausoleos y restos de villas que pueden encontrarse en su recorrido.
Su inicio en Roma se encuentra en la antes llamada Puerta Apia, ahora denominada Puerta de San Sebastián, una de las más grandes y mejor conservadas de las Murallas Aurelianas, la estructura defensiva que rodeaba la Antigua Roma.
A su paso se encuentran monumentos como el Mausoleo de Cecilia Metella o la Villa de los Quintili y más adelante ciudades como Ariccia, en la región del Lacio (centro), y Capua, en Campania (sur), donde se esconde un anfiteatro romano, para seguir avanzando hacia el sur a través de los diferentes paisajes de cuatro regiones italianas.
La candidatura ha sido excepcional porque habitualmente este tipo de propuestas las llevan a cabo regiones, municipios o asociaciones, pero en esta ocasión la lanzó y coordinó directamente el Estado con la colaboración de muchas instituciones.
Contó con la participación de 4 regiones del centro y el sur del país (Lacio, Campania, Basilicata y Apulia), 12 provincias, 73 municipios, la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra del Vaticano y 25 universidades de Italia y otros países del mundo.
EFE.