por Cristina Cabrejas
ROMA, Italia.- A sus 90 años, la senadora vitalicia en Italia víctima de las leyes raciales del fascismo, Liliana Segre, había manifestado su decisión de no dar más charlas en los colegios de su experiencia en el campo de concentración de Auschwitz por estar ya “cansada”: hoy dio su última lección.
Segre ofreció su último testimonio público en la localidad de Rondine, en la provincia de Arezzo, centro de Italia, en un acto para hablar del Holocausto a los jóvenes y al que asistió casi todo el Gobierno, con el primer ministro, Giuseppe Conte, a la cabeza; la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati, el de la Cámara de los diputados, Roberto Fico, y varios ministros.
“He sido clandestina y sé lo que significa ser rechazado. Puedes serlo de muchas maneras“, fue el mensaje de Liliana Segre en su charla, en la que relató cómo cambió su vida “un día de septiembre de 1938, (cuando) me convertí en otra y ya no pude ir a la escuela. Si lees a fondo las leyes raciales fascistas, una de las cosas más crueles fue hacer que los niños se sintieran invisibles”.
“En mi historia hay dolor, la lástima por esa niña que era yo y que ahora es la abuela de esa niña. Sé que es difícil ver a una mujer de 90 años pensar que era una niña. Siempre me consideraron diferente, hasta mis amigas me llamaban la judía. Todo un mundo alrededor que te considera diferente. Y eso siempre ha durado, yo siempre he sido la otra“, dijo.
“Pregunté por qué no podía ir al colegio y recuerdo las miradas de quienes me querían y tuvieron que decirme que me expulsaban por ser judía. Muchos de mis compañeros no se dieron cuenta de que mi pupitre estaba vacío “, prosiguió.
Segre relató su intento de huida a Suiza cuando tenía 13 años, cómo fueron capturados y encarcelados, después deportados a Auschwitz, donde no volvió a ver a nadie de su familia.
“Nunca he perdonado, como no lo he olvidado“, dijo la senadora, que ha pasado su vida transmitiendo su experiencia a los jóvenes italianos.
“A los 13 era una niña y me concedieron unos años más“, dijo recordando cómo se salvó con otras 30 niñas judías italianas de la muerte segura de las cámaras de gas.
“Empezamos a entender que teníamos que olvidar nuestro propio nombre”, continuó Segre, pronunciando sus últimas palabras públicas en este nuevo edificio que se utilizará como “Ciudad de la Paz” y llamado “Janine” en memoria del joven amigo francés de Liliana que murió justo en las cámaras de gas de Auschwitz.
“Me tatuaron un número en el brazo y después de tantos años todavía se lee bien, 75190“, destacó la senadora que afirmó que sobrevivió al campo de concentración solo “por casualidad”.
El primer ministro Conte intervino en el acto para ofrecer su garantía personal y la de todo el Gobierno “de que este testimonio no termina hoy sino que se mantendrá vivo”.
Segre, después de unos 40 días en prisión, fue llevada con su padre y dos primos al andén 21 de la estación central de Milán y los subieron a un tren hacia al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Era el 30 de enero de 1944 y Liliana tiene 13 años.
Durante su encarcelamiento se enfrentó a tres selecciones para entrar en las cámaras a gas, en una de las cuales pierde a su amigo francés.
Fue liberada por el Ejército soviético un año y medio después, el 1 de mayo, con el resto de los prisioneros. Fue uno de los 25 niños italianos menores de 14 años que lograron sobrevivir al campo de concentración de Auschwitz, de los 776 que estaban presos allí. Aún así tardó cuatro meses en volver a Italia.
Ningún otro miembro de su familia sobrevivió. Su padre murió en Auschwitz el 27 de abril de 1944 y sus abuelos Giuseppe y Olga también fueron asesinados al día siguiente de su llegada al campo de concentración.
El 19 de enero de 2018 fue nombrada senadora vitalicia, un cargo reservado a las grandes personalidades del país.
EFE.