La Ciudad

La Terminal sigue bloqueada, los maleteros están “a la deriva” y viajar en micro se volvió un trastorno

Trabajadores de carga y descarga continúan por tercer día en el acceso. En pleno enero, los micros suben y bajan a los pasajeros en la calle, frente a las casas de la zona. Reclaman a la concesión y a las empresas una solución para registrar a los maleteros. El malestar es generalizado, para los que llegan y los que se van.

Por tercer día consecutivo, en pleno enero, llegar a la terminal de micros de Mar del Plata o volver a casa después de descansar unos días en la costa se volvió un verdadero trastorno para miles de turistas que visitan la ciudad. Un grupo de maleteros que denuncia trabajar en condiciones de “absoluta precariedad laboral” mantiene bloqueado el acceso a la estación y tras un año y medio de lucha “sin respuestas” de la concesión de la Ferroautomotora ni de las empresas, se instalaron “por tiempo indeterminado” y con la firme postura de no dejar ingresar a ningún micro hasta que el personal sea debidamente registrado.

De noche, una parte de los micros hace ascender y descender a los pasajeros por la avenida Luro, mientras que durante el día la partida y el arribo de los servicios se distribuyen en las calles aledañas, frente a negocios y casas de vecinos, por 3 de Febrero, Misiones, Italia y Chaco, mientras el acceso sobre la calle 9 de Julio lleva más de 24 horas obstaculizado por los trabajadores de carga y descarga de la estación, acompañados por la CTA Autónoma.

El bloqueo se inició el sábado a la madrugada, en el segundo fin de semana “fuerte” de la temporada, pero los maleteros sostienen hace más de un año y medio sus reclamos: no están registrados, no dependen de ninguna empresa ni de la concesión de la Terminal, no perciben ningún ingreso fijo sino que viven de la propina, no tienen obra social ni ART, si se lastiman -como pasa frecuentemente- deben atenderse por su cuenta y “están totalmente precarizados”, indicaron.

La protesta se concentra en el acceso a la estación y se extiende por más de 150 metros a lo ancho de la calle 9 de Julio, hasta Italia. Son 28 los maleteros en esta situación, muchos de ellos de larga data dentro de la estación -incluso algunos trabajaban en la Vieja Terminal- y luego de varias “promesas incumplidas” y audiencias sin acuerdos en el Ministerio de Trabajo, resolvieron volver a visibilizar sus reclamos en la calle, con una actitud firme, “por tiempo indeterminado” o mejor dicho hasta que se revierta y se encuadre su situación laboral.

Las familias que llegan o se van arrastran sus valijas sobre la calle por 200, 300 o hasta 500 metros. Las unidades están distribuidas en varias esquinas o a mitad de cuadra, y suben y bajan a los pasajeros en plena calle, mientras las plataformas están vacías desde que se inició el bloqueo.

Entre el calor, la improvisación es constante. A los gritos, choferes indican a los pasajeros por dónde abordar los micros. En algunos casos, escoltan a la gente desde la terminal hasta las unidades. En otros, la propia gente busca por instinto cuál es su micro y dónde está. Algunos pasajeros llegan y caminan desorientados hasta la terminal. Muchos se solidarizan con los maleteros -los trabajadores se encargan de contar cuál es su situación- otros se indignan, los critican y los llaman “planeros” o los mandan “a laburar”.

“Acá la gente quiere trabajar, tener condiciones dignas. Nadie quiere nada de arriba. Desde hace un año y medio los trabajadores han mostrado plena voluntad. Asistieron a cada audiencia. Pero nadie quiere hacerse cargo. Ni las empresas ni la concesión. Y están a la deriva, porque no dependen de nadie, entonces ¿con quién podría haber una conciliación obligatoria? Con nadie. Pero se tienen que hacer cargo, no pueden seguir pisoteando a la gente así, dejándola trabajar por la propina, tirada, sin ningún respaldo. Ellos brindan un servicio todo el año, están bien identificados, pero llega un punto que se cansan de estar así”, analizó el referente de la CTA Autónoma Carlos Amodey en diálogo con LA CAPITAL, quien desde el inicio de la protesta se encuentra acompañando a los trabajadores.

El problema excede a Mar del Plata. Y entre lo cierto o con lo que se puede especular es que si en la ciudad las empresas o la Terminal en sí misma registran a los maleteros, los reclamos en el mismo sentido se trasladen a Retiro, a La Plata y a otras estaciones. “En todas el personal de carga y descarga está más o menos en la misma situación”, comentó uno de los afectados.

Sobre la vereda de 9 de Julio, con valijas repartidas por doquier, convirtiendo al paredón perimetral y frentes de vivienda en asientos, en busca de un poco de sombra para engañar el calor. A la deriva y consultando a viva voz el destino de cada micro sin alcanzar a oír los anuncios a través de los parlantes, la gente espera el colectivo que los llevará de vuelta a sus casas. Los últimos minutos en Mar del Plata empañan el descanso entre el desorden, el malestar y la impaciencia de muchos.

Algunos entienden la situación. Marcos y Liliana, una pareja de La Plata que disfrutó de unos merecidos días de descanso en Mar del Plata y se alojó en el NH Gran Hotel Provincial, se encontró con el problema al emprender el regreso. “La pasamos muy bien, lástima todo esto. En La Plata estamos acostumbrados, pero ojalá se solucione pronto”, dijeron arrastrando sus valijas hasta tomar el micro a 400 metros de donde deberían.

Otros se quejan. “No puede ser que 20 tipos te corten la terminal en plena temporada y sea un quilombo viajar. ¿Les parece momento para una cosa así? Yo entiendo, pero si me pierdo el micro por no encontrarlo -porque es un desastre- ¿quién me cubre el viaje? Una pena, porque la pasamos muy bien, pero el verano pasado nos pasó lo mismo y así no te dan ganas de volver”, se quejaron Silvia y Mariano, de Berazategui.

Los maleteros comprenden el malestar de los pasajeros. Incluso lo comparten. “La verdad es que lo que menos queremos es estar acá”, dijo Jesús, trabajador de carga y descarga de la terminal incluso desde antes de su traslado. “Nosotros armamos una cooperativa, Cotmaura, para estar organizados, unidos, pero no nos dan respuesta y nos dejan trabajado en estas condiciones que ya no se puede más”, sostuvo.

Amodey, de la CTA Autónoma, fue todavía más contundente: “¿Sabés qué es en realidad lo que se pide? 3 pesos por pasajero por cada micro. Es una miseria. Si se acuerda ese valor, ya sea a través de la concesión o por un arreglo entre las empresas, y se reconocen sus derechos, se soluciona. Pero acá todos quieren el servicio y nadie quiere pagarlo. Entonces, ¿a quién le reclamamos? En estas horas no vino nadie. Solo gente del Municipio se preocupó, a diferencia de la gestión anterior, que ni el teléfono te atendía. Pero esto depende de Provincia y Nación también. Esperamos una solución. Hasta entonces, de acá no nos movemos”.

Mientras tanto, desde las empresas reniegan por no poder subir o bajar a los pasajeros donde corresponde. Los choferes buscan organizar los arribos y partidas donde pueden.

Los vecinos de la Ferroautomotora se muestran muy molestos por tener en pleno verano, con miles de turistas arribando a la ciudad, “el barrio copado de micros” y “la gente subiendo y bajando” frente a sus casas. Los turistas se encuentran con el problema al llegar o irse y arrastran sus bolsos por la calle sin comprender del todo la interna del conflicto.

Y los 28 maleteros y sus familias, junto a la CTA Autónoma, esperan en la calle 9 de Julio, entre banderas y carritos, una respuesta de la concesión de la Terminal o un acuerdo entre las empresas, pero firmes en su postura insisten: “Esta vez no nos vamos sin una solución”.

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...