Scola y compañía arrancan sus entrenamientos en el centro de alto rendimiento que Pepe Sánchez construyó en Bahía. Hace días también lo eligió Rodrigo Palacio en su receso.
Hace nueve años, cuando Juan Ignacio Sánchez volvió al país para jugar sus últimas temporadas en la Liga Nacional, el sueño comenzaba a rondar su cabeza: construir un centro de entrenamiento como los que había disfrutado en la Universidad de Temple, el Real Madrid o la NBA. Un lugar que atrajera a los mejores talentos y así poder formarlos con su propio método. Pero, claro, en la Argentina muchas veces a las palabras se las lleva el viento y las ilusiones se apagan ante una apabullante realidad.
Pepe, en cambio, cumplió con las suyas cuando abrió las puertas de este mágico Dow Center y hoy admite que, desde el jueves 18 hasta el miércoles 24, hará realidad otro sueño cuando la Selección, la misma que él ayudó tanto a prestigiar con la Generación Dorada, comience en su centro la preparación para el Mundial de China previa escala en los Panamericanos. “Es una sensación hermosa. Por todo lo que representa el seleccionado y por este grupo humano que formó esta nueva camada. Confieso que más de una vez soñé con esto, con que el seleccionado nos elija y que el Dow Center se transforme en una referencia a la hora de prepararse para un gran torneo”, reconoce el presidente de Bahía Basket.
El orgullo vuelve a palparse en las calles bahienses, como en las épocas doradas de sus grandes equipos. Bahía Blanca, pese a no tener campeones nacionales y no sacar tantas figuras, sigue siendo la capital del básquet porque el deporte se juega tanto como antes y promete volver a ser un faro de formación. “La pasión sigue intacta y no es casualidad que este centro se haya construido acá. O que el seleccionado regrese a Bahía. Pepe demuestra que es el mejor dirigente de gestión del país y desde acá, con él y su centro, volveremos a ser el semillero nacional. Estamos orgullosos”, explica Beto, hincha que, a sus 65 años, ha sido testigo de gran parte de la historia del básquet bahiense y resume lo que muchos piensan en esta metrópoli de 330.000 habitantes que ha logrado, por caso, tener una foto emblemática de tres bahienses subidos al máximo escalón de un podio olímpico.
“Como bahiense es un orgullo volver a mi ciudad, adonde mi inicié como jugador, entrenador y persona, y a un lugar donde el básquet es cultura y religión. Más aún hacerlo con la Selección y a un lugar de primer nivel mundial como el Dow Center. Cuando lo conocí, hace unos meses, superó mis expectativas. Tengo la suerte de conocer centros de entrenamientos en la NBA, Europa y Asia y este está a la altura de los mejores”, explica Sergio Hernández, DT del seleccionado que eligió el lugar para una etapa clave de la preparación con vistas a Lima. “En la primera semana prefiero evitar los amistosos y concentrarme en cuestiones tácticas y de identidad del equipo. Y el Dow Center será ideal para esto porque viviremos allí y así podremos acelerar los tiempos”, rescata Oveja.
El tema de poder enfocarse en la preparación y ganar tiempo fue la clave para la elección del lugar. “Acá no tendrán que tomar colectivos para desplazarse a la cancha o al gimnasio. Todo está a pasos de distancia. Acá abrís la puerta de la habitación y ya ves las canchas… El centro tiene todo lo necesario para hacer la preparación de un equipo profesional porque está pensado para eso. Cuando diseñé el lugar, junto con el Estudio Masuno, la premisa fue pensar en todas las necesidades que tienen un deportista y un conjunto. Ya sea un equipo deportivo o un equipo empresarial o amateur porque, además, la gran meta es hacer accesible el alto rendimiento a todos los ámbitos”, explica Pepe Sánchez.
El Dow Center, de 7500m2, tiene tres canchas de entrenamiento nivel NBA y una hotelería donde se alojará la Selección, pero además cuenta con comedor, oficinas administrativas y para coaches, un gimnasio de alto rendimiento, un centro de medicina y rehabilitación, salas de video, de estudio, de reuniones y espacios de co-working. Aunque quizá lo más novedoso sean los lugares de esparcimiento, arte y creatividad, donde se puede leer, relajarse, hacer yoga o realizar actividades artísticas. Además, hablamos de un edificio sustentable que, desde su diseño y operatividad, se comporta de manera respetuosa con el medio ambiente.
En eso mucho tuvo que ver Dow, la empresa petroquímica que brindó, primero, soluciones sustentables y de última generación en la construcción. Hablamos de paneles metálicos con núcleo aislante de poliuretano de alta densidad y cerramiento con sistema DVH (doble vidrio hermético), ambos para optimizar la climatización. El lugar, además, cuenta con superficies vidriadas para lograr una iluminación diurna natural, un sistema de aislación acústica y de parasoles para control solar pasivo, artefactos eléctricos de mínimo consumo energético, productos innovadores en recubrimiento e impermeabilización, una planta de tratamiento cloacal, con clasificación y separación de residuos en origen, y un sistema de almacenaje y reutilización del agua de lluvia. Sánchez, igual, valora a la multinacional como un socio estratégico. “Dow fue fundamental a la hora de pensar el lugar y su asesoramiento resultó esencial en las diferentes etapas”, opina.
Pero, más allá de la vanguardia y la modernidad, Sánchez rescata la hospitalidad de un edificio que está abierto a la comunidad. “Apuntamos a que la sensación cuando entrés al Dow Center sea la misma que cuando alguien te recibe en su casa: una sonrisa, un mate y un ambiente cálido, hogareño. Ya sea para Luis Scola, Facu Campazzo o Rodrigo Palacio, quien justamente estuvo viniendo estos días, o para una persona que viene a tomar un café al bar.
Rodrigo Palacio en el gym.
En todo lo demás podemos ser mejores o peores, pero a la infraestructura le va siempre por delante la humanidad, la sensación que está a disposición de la persona. Acá no hay ambientes inertes, el edificio está lleno de vida”, explica Pepe, quien aprovechó para contar la experiencia con Palacio, el futbolista de la ciudad que lleva diez años jugando en Europa y, en este receso, pasó de sorpresa por el lugar. A Rodrigo le gustó tanto que no sólo estuvo entrenándose en el gimnasio de alto rendimiento sino que también se atrevió a despuntar el vicio de su otro deporte (jugó al básquet de chico en el club La Falda) junto a los reclutados de Bahía Basket que viven en el edificio.
Hernández, como Palacio, está feliz de poder disfrutar de semejante centro en su ciudad y, sobre todo, en un país que justamente carece de una infraestructura de este nivel. “Es un lugar hecho a la medida de lo que hoy necesita el deporte argentino, porque esto va más allá del básquet. Mucha gente habla de la necesidad de construir estadios, pero creo que necesitamos más centros de alto rendimientos como el Dow Center. Ojalá que Bahía y el país lo disfrute y le saque todo el jugo hay que obtener de lugares así, de primer nivel mundial”, opina el coach a horas de que la Capital del Básquet y el Dow Center le abran las puertas a su Selección.