En el primer bimestre del año la actividad fabril pyme acumuló una merma de 7,9% respecto a similar lapso de 2021. Hay faltantes de insumos.
La industria pyme registró en febrero una mejora de 3,6% respecto a enero en la medición sin desestacionalizar, mientras que frente a igual mes de 2021 marcó un retroceso de 6,3%, según un informe elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
El Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) se realiza de manera mensual y comprende a una muestra total nacional de 300 casos aproximadamente, procedentes de 22 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
De esta forma, en el primer bimestre del año la actividad fabril pyme acumuló una merma de 7,9% respecto a similar lapso de 2021, debido a que se verificaron faltantes de insumos y modificaciones de precios que pusieron en pausa algunos pedidos de producción previstos.
A lo que se sumó que las empresas exportadoras también sufrieron el impacto de la menor demanda internacional de algunos países.
En febrero, el uso de la capacidad instalada se ubicó en 70%, 1,3 puntos por encima de enero pasado.
La encuesta cualitativa reflejó que el 66,6% de las pymes consultadas evaluó la situación actual de su empresa como buena o muy buena, 4,2 puntos por encima de enero.
En febrero se redujo 3,7 puntos, a 58,6%, la cantidad de empresas de la muestra que trabajaron con rentabilidad positiva (de 62,3% en diciembre).
“Esa reducción se relaciona con los aumentos en los precios de algunos insumos, especialmente en Alimentos y bebidas y Productos de metal, maquinarias y material de transporte”, señaló CAME.
Durante el segundo mes del corriente año, la actividad del rubro Papel, cartón, edición e impresión marcó una baja de 11,9% interanual, por problemas para producir por los cortes de energía y por faltantes de insumos como papeles de colores, cartulina y papel químico, entre otras cuestiones.
Por su parte, en el rubro indumentaria y textil la producción subió 8,8% anual en febrero y el sector trabajó con el 75,9% de su capacidad instalada.
En este caso el inicio de clases y la reapertura de las disciplinas deportivas impulsó la confección y fabricación de prendas.
Por último, en el sector de Alimentos y bebidas la producción bajó 6,2% anual, en un contexto de incremento en los precios de materias primas, especialmente en aquellas que elaboran alimentos en base a harinas, aceites y lácteos.