Como suele suceder durante los últimos inviernos, un ejemplar de ballena franca pudo observarse este martes a quinientos metros de la costa marplatense.
Como suele suceder durante los últimos inviernos, un ejemplar de ballena franca pudo observarse este martes a quinientos metros de la costa marplatense. Es la primera que se ve en lo que va del año.
La imagen fue captada esta mañana por Luis Mazarella, quien compartió con LA CAPITAL un fenómeno que es cada vez más habitual.
Hay algunos aspectos que ayudan a comprender este fenómeno natural que se transforma en noticia cada vez con mayor frecuencia en la ciudad. Entre ellos, el aumento en el número de registros de manera sostenida en las últimas décadas; suba en el número de ballenas por avistaje (en la década del 70, el 70% eran animales solitarios; hoy el 70% son al menos dos ballenas por grupo); concentradas entre fines de mayo y principios de diciembre (Agosto-Octubre aproximadamente el 75%); aumento en la cantidad de días con ballenas visibles desde la costa; acompaña a las tendencias poblacionales de aumento en el número de nacimientos en Patagonia y Brasil.
Los avistajes representan un aspecto positivo con relación a la cantidad de ejemplares de la especie, teniendo en cuenta su contexto histórico. La Ballena Franca Austral se distribuye en aguas templadas a subantárticas del Hemisferio Sur, y estuvo sujeta a una explotación masiva e indiscriminada durante siglos. Finalmente en 1935 fue internacionalmente protegida, cuando sólo pequeños relictos de sus stocks originales sobrevivieron. Actualmente se estima que la población mundial no excede los 10.000 animales, cuyas principales áreas reproductivas son la Península Valdés (Argentina), Sudáfrica y Australia; otros pequeños grupos reproductivos se encuentran en Santa Catarina (Brasil) y las islas Campbell, Auckland y Tristán da Cunha.
La Argentina le otorgó a esta especie el máximo de protección legal, nombrándola Monumento Natural hace 30 años (Ley 23094), estando también listada en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES).
El sector costero de la Provincia de Buenos Aires juega un rol muy importante en el ciclo vital de esta especie migratoria, ya que se constituye en un importante “corredor” para el desplazamiento de ejemplares entre las áreas reproductivas del Atlántico Sur y, a su vez, su vinculación con territorios de alimentación en regiones subantárticas.