Así lo indicó el subsecretario de Pesca, Tomás Gerpe y agregó que también hay un enfoque en "la atención de la situación del empleo, la mejora del control y la investigación de un sector que genera anualmente 1.500 millones de dólares en ventas al exterior"
La política pesquera de la administración de Mauricio Macri está centrada en la búsqueda de nuevos destinos de exportación, la atención de la situación del empleo y la mejora del control y la investigación en un sector que genera anualmente 1.500 millones de dólares en ventas al exterior.
Así lo indicó a DyN el subsecretario de Pesca, Tomás Gerpe, quien refirió que en los últimos meses “se mejoraron los controles” para posibilitar un manejo efectivo de las capturas y avanzar con la fiscalización impositiva y previsional”.
Según Gerpe, las medidas adoptadas en los últimos diez meses en el área pesquera apuntaron a contar con “más investigación y mejores controles” en los barcos, el puerto y en las plantas, motivo por el cual este año ya se instalaron las primeras cámaras en los buques y acciones de fiscalización en el área laboral.
Para el caso de los inspectores, el funcionario consideró necesario acelerar el uso de más tecnología, ampliar la capacitación y disponer una mejora en el nivel salarial para posibilitar, en definitiva, que “la pesquería sea sustentable”.
Asimismo ponderó el relevamiento que en materia de empleo está encarando el Ministerio de Agroindustria conjuntamente con funcionarios de los ministerios de Trabajo de la Nación y de la provincia de Buenos Aires en Mar del Plata, ciudad que ocupa a unos 33 mil trabajadores, de los cuales 13 mil son de cooperativas y otros 10 mil están embarcados.
Para el caso de la pesca de la merluza, Gerpe consideró que “la pesquería está sostenida: la captura máxima permitida se mantiene en 350 mil toneladas totales, de las cuales 290 mil corresponde a las capturas realizadas al sur del Paralelo 41, otras 30 mil al norte, y un número similar de captura en la zona común que Argentina tiene con Uruguay”.
“Esto está bien por ahora”, reconoció el subsecretario de Pesca quien sostuvo que más de un 30 por ciento del mar argentino se encuentra vedado para la captura de merluza con el objeto de preservar a los juveniles.
Para los funcionarios de la Pesca, la Argentina lograría consolidar en el 2016 exportaciones por 1.500 millones de dólares, a partir de contar con valores internacionales de 6.000 dólares por tonelada de langostino, entre 2.600 y 3.000 dólares para merluza y otros casi 1.800 dólares para el calamar, de los que el año pasado casi se llegó a pescar 130 mil toneladas.
En materia de exportación, el gobierno busca rever situaciones como México o Estados Unidos, donde los aranceles que impone el Nafta son muy altos y resultan ser un limitante. Entre otras opciones sobre las cuales trabajar figuran Europa y Rusia, destino que vuelve a ser tentador tras la fuerte devaluación que sufrió su moneda, el rublo.