Por Eduardo Javier Niella*
“Si así no lo hicieres, que Dios y la Patria os lo demande”, con esta frase concluyen habitualmente los juramentos de las autoridades, frente a ello, en este 9 de julio día de nuestra independencia nacional, a 206 años cabe interrogarnos: ¿No ha llegado el tiempo de que la Patria comience a demandar?
Seguramente la primera observación que nos harán es: ¿Quién es la Patria? Y a ello respondemos con la oda borgiana: “Nadie es la Patria, pero Todos lo somos.”
Entonces queda claro que somos nosotros, los ciudadanos los que debemos hacernos cargo de explicitar la demanda patriótica, que ésta hora reclama. Debemos asumir el desafío: “Es que también, la democracia ha sido influenciada por la era de la hipocresía que vivimos. No interesa ser democrático sino parecerlo. Mientras no exista y se practique una verdadera democracia será inútil que una legión de mentirosos se empeñe en declamarla para engañar al mundo” (Juan Domingo Perón, “Los vendepatrias. Laspruebas de una traición”, Bs. As., Ed. Freeland, 1972).
La primera demanda que como Patria debemos formular es la de diseñar una nueva institucionalidad, ya que la nuestra es la de los tres poderes surgidos al calor de la Revolución Francesa de 1789, mientras que desde entonces se ha producido “un salto tecnológico sin precedentes y también el surgimiento de nuevos poderes, por arriba de los Estados nacionales, supranacionales con conectividades, con intereses, desde monopolios, desde oligopolios, desde fondos de inversión que con un apretar el ‘enter’ cambian de un país a otro y producen una devaluación y millones que pasan a la miseria… si uno mira nuestra Constitución…hay una regulación perfecta, pero todo lo que ha surgido y está por fuera de ese plexo normativo y que no tiene regulación, más allá de leyes, más o menos virtuosas algunas, que nadie cumple…” (Cristina Fernández de Kirchner, conferencia “Estado, Poder y Sociedad: La insatisfacción democrática.”).
La segunda demanda patriótica que los ciudadanos debemos formular es determinar los contenidos que constituyen el núcleo esencial básico para realizarnos como Pueblo en una comunidad organizada: “No queremos dejarles a los hombres de mañana una Argentina disminuida ni triste, ni habitada por ciudadanos que hayan sido vencidos por la pobreza, las enfermedades o el abandono. El Estado no puede permitir que la falta de recursos impida el logro del destino humano. Por eso, insistiremos en la necesidad de ponernos de acuerdo sobre lo esencial. Sobre lo que es inherente a nuestro destino histórico para proclamar que ha llegado la hora de establecerlos puntos básicos que sean prenda de unión de todos los argentinos.” (Juan Domingo Perón, “Doctrina Peronista”, 1947).
Algunos nos dirán que estas demandas de nueva institucionalidad y de acuerdo sobre lo esencial, no se compadecen con estos tiempos de crisis y turbulencias que afronta no solo la Argentina sino también el mundo, a ello respondemos: “Nos encontramos frente a estos inmensos problemas que muchas veces se nos presentan como un verdadero laberinto. En su libro ‘Soñemos Juntos’ el Papa Francisco nos dice que de un laberinto se sale de dos modos: descentrándose y trascendiéndose. Es decir, intentando mirar las situaciones de carencia de los demás y no solo las necesidades propias, y al mismo tiempo, buscando una mirada que nos coloque por encima de las situaciones para poder generar diálogos fecundos entre todos los actores sociales, el Estado, los sindicatos, los empresarios y los movimientos sociales. Debemos buscar una visión superadora de la violencia ligada a la lucha por espacios de poder y que nos permita centrarnos en las verdaderas necesidades y búsquedas de nuestro pueblo llamado a desarrollar su vida en una sociedad justa y fraterna como lo expresa tan claramente el Magisterio de la Iglesia en Fratelli Tutti.” (Mons. Oscar Vicente Ojea, Obispo de San Isidro y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “Discurso de apertura de la Semana Social 2022”).
Para concluir esta breve reflexión en el Día de la Patria, creemos que es necesario avanzar hacia esos logros que demandamos, un primer paso que deberían dar nuestros representantes es cumplir con las mandas constitucionales pendientes: cubrir las vacantes en la Defensoría del Pueblo, normalizar el funcionamiento del Ministerio Público terminando con el interinato del Procurador General de la Nación, regular con una ley del Congreso el Consejo de la Magistratura de la Nación y no con la reposición de una ley derogada dispuesta por la Corte, cubrir la vacante en la Corte Suprema de Justicia.
Acordando estos temas entre oficialismo y oposición, podrán luego ir sentándose las bases y puntos de partida que permitan revisar los Pactos Preexistentes, reformar la Constitución Nacional a fin de plasmar en su texto las demandas patrióticas de este tiempo: nueva institucionalidad y acuerdos esenciales para alcanzar definitivamente la unión y desarrollo argentino.
“No son las leyes las que necesitamos cambiar; son los hombres, las cosas.” (Juan Bautista Alberdi).
* La Corriente – Frente de Todos