La Ciudad

La oscura noche que siguió al crimen de Silvia Filler

El próximo lunes 6 de diciembre se cumplirán 50 años del asesinato de Silvia Filler. Esta serie de fotos y su texto nos llevan a la noche posterior. Y a un conmovedor llamado a la paz que nunca fue escuchado.

Por Gustavo Visciarelli

Estas imágenes, archivadas durante casi 50 años, fueron captadas  por reporteros gráficos de LA CAPITAL  en el centro de Mar del Plata el 7 de diciembre de 1971. Nos muestran la tumultuosa noche que siguió al asesinato de Silvia Filler.

El día anterior, la estudiante había sido ultimada de un balazo en el aula magna de la Facultad de Arquitectura que funcionaba en Alberdi y San Luis por integrantes de la ultraderechista Concentración Nacional Universitaria (CNU) que irrumpieron en el recinto y abrieron fuego. Hubo imputados que volvieron a las calles, beneficiados por la amnistía del 73. Luego algunos miembros de la CNU serían funcionales  a laTriple A  entre 1973 y 1976 y al posterior aparato represivo de la dictadura. La Justicia de Mar del Plata emitió condenas recientes por delitos de lesa humanidad ocurridos en ambos períodos.

 

En aquella Mar del Plata del ’71, con la violencia política ya instalada en su atmósfera, el crimen de una estudiante en un claustro académico tuvo un impacto tan inmenso que llega hasta nuestros días convertido en memoria.

El entierro de Silvia Filler -7 de diciembre- fue multitudinario. Y desde el anochecer numerosos grupos de estudiantes se agolparon en el centro para reclamar justicia. La manifestación derivó en disturbios y la policía respondió con su despliegue de caballería y camiones celulares. Según la crónica de ese día, hubo 80 detenidos. Hubo, también, vidrieras rotas. Una de ellas fue la de la distribuidora Piantoni, perteneciente a la familia del abogado Ernesto Piantoni, figura fundacional de la CNU en Mar del Plata. Lo asesinaron  el 20 de marzo de 1975 y su muerte fue vengada con otras cinco a la madrugada siguiente.

El rastreo de los archivos nos lleva a un capítulo olvidado. El 9 de diciembre de 1971, La Capital publicó un extenso mensaje del odontólogo Roberto Filler, padre de Silvia. Fue un conmovedor llamado a la paz. Se manifestó lejano a todo espíritu de venganza y pidió que la imagen de su hija –a quien definió como apolítica- no fuera empleada políticamente. Pronunció, además, una frase que pronto se extravió en las tormentas de nuestra historia: “Si  algo pudiera justificar la muerte de esta criatura, sería que fuera la última mártir de la violencia”.

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