La obesidad alcanza en Argentina a casi el 62% de la población adulta y al 40 % en niños, niñas y adolescentes, una situación epidemiológica que lo catapulta como un problema de salud pública.
Por Julieta Colomer
Especialistas consultados por Télam advirtieron que el estigma y la discriminación asociados a la obesidad desalientan el acceso a las consultas médicas y nutricionales, razón por la cual, junto con organismos multilaterales y organizaciones de la sociedad civil, impulsan un “cambio de perspectiva” al abordar esa condición de salud.
Laura Oliva, especialista en nutrición clínica y en enfermedades metabólicas, ponderó el lema “Cambiando las perspectivas: Hablemos sobre la obesidad“, que este año impulsan la OMS y su brazo continental, la OPS, para concientizar acerca de lo que esos organismos multilaterales consideran “una epidemia sanitaria mundial”.
Oliva sostuvo que el lema busca “cambiar la perspectiva al hablar de obesidad para superar el estigma alrededor de esta condición de salud”.
“Por un lado -agregó-, está la obesidad como enfermedad, como disfunción del tejido adiposo que genera estrés metabólico y es punto de partida para un montón de complicaciones. Y por otro, existe lo que la OMS define como ‘estigma de la obesidad’, que son las descripciones peyorativas que la sociedad hace acerca de las personas con obesidad: acciones de discriminación que pueden condicionar el trato de la persona o impedirle acceder al sistema de salud”.
Uno de los estigmas asociados a la obesidad, sostuvo Oliva, es asignarle a esa corporalidad un carácter “poco voluntarioso o irresponsable para con su cuidado o salud”.
La obesidad y el sobrepeso alcanzan en Argentina a casi el 62% de la población adulta y al 40 % en niños, niñas y adolescentes, una situación epidemiológica que lo catapulta como un problema de salud pública y factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades.
Según datos de la OMS, la obesidad se triplicó en el mundo en las últimas dos décadas y es la responsable de cuatro millones de muertes cada año. En lo que refiere al continente americano, “las tasas de sobrepeso y obesidad se han triplicado en la región en los últimos 50 años, y afectan actualmente al 62,5% de la población, la prevalencia regional más alta del mundo”.
En Argentina, la IV Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, de 2018, la última disponible, arrojó que la prevalencia de exceso de peso es del 61,6% (36,3 % sobrepeso y 25,3 % obesidad). Es decir, poco más de 6 de cada 10 argentinos mayor de 18 años está excedido de peso e incluso 1 de cada 4 es obeso. Estos resultados presentan un incremento comparado con los de la encuesta previa (57,9 % sobrepeso y obesidad), realizada en 2013.
“Existen múltiples causas que generan esta patología: desde lo biológico y lo genético, así como el entorno y el ambiente en los que entran en juego otros actores como los sistemas alimentarios o la publicidad de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas que incitan a un consumo excesivo, señaló a Tèlam, Analía Yamaguchi, médica clínica y especialista en nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Para Yamaguchi, “la discriminación y el ‘gordo-odio’ es moneda corriente en la cultura argentina”.
Con todo, otras voces destacan el advenimiento de un cambio social. Una de ellas es la de Ignacio Porras, licenciado en Nutrición y presidente de la Fundación Sanar, para quien “hay movimientos que defienden la diversidad corporal. Hoy en día se habla mucho más en televisión de lo que se hablaba antes, quizás en menor proporción que los cuerpos hegemónicos, pero también se están viendo otras diversidades corporales en los medios, y eso también es parte del cambio cultural que necesitamos como sociedad”.
“Incluso las distintas acciones de salud que se están llevando a cabo son para reparar el entorno. Hoy las políticas públicas están haciendo mayor foco en la transformación de los entornos”, agregó el especialista.
Una de las políticas públicas parte de la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como “Ley de Etiquetado Frontal”, la cual no sólo regula la información que deben exhibir los envases de alimentos y bebidas (sellos octogonales que advierten sobre el exceso de azúcares, sodio, calorías o grasas), sino que también dispone que aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia no puedan ser vendidos ni promocionados en los establecimientos educativos ni tampoco ser objeto de publicidades dirigidas a niñas, niños y adolescentes.
“Esta ley busca mejorar los entornos para la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles”, dijo Porras a Télam.
En relación a los niños, niñas y adolescentes, la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2019) arrojó que el 40% de las personas de esa franja etaria está excedida en su peso, siendo el consumo de las bebidas azucaradas uno de los factores de riesgo más importantes.
Un estudio reciente del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), institución afiliada a la Facultad de Medicina de la UBA, indicó que la aplicación efectiva de la Ley 27.642 podría reducir casi 25% el consumo de bebidas azucaradas. De cumplirse esta proyección, se evitarían a corto plazo más de 100.000 casos de sobrepeso y obesidad.
Para Andrea Alcaraz, cardióloga y coordinadora de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del IECS, “el alto consumo de las bebidas azucaradas es un verdadero problema de salud pública, lo que obliga a tomar acciones urgentes basadas en la evidencia para enfrentarlo”.
Según el estudio, con la implementación de la ley, el consumo de esas bebidas podría bajar 23,7%, lo que se traduciría en 104.540 casos evitados de sobrepeso y obesidad.
En tanto, a largo plazo, también tendrá su correlato en su vida adulta ya que los investigadores estiman que se podrían evitar 285.059 casos de sobrepeso y obesidad en la adultez, 73.738 casos de diabetes, 19.104 enfermedades cardiovasculares, 29.624 trastornos osteomusculares, 27.340 casos de enfermedad renal crónica y 23.276 de cáncer y otras patologías.
En ocasión del Día Mundial de la Obesidad, la OPS se pronunció a favor de la implementación de una serie de acciones por parte de los Estados miembros.
Sostuvo: “Etiquetas de advertencia en la parte frontal de los envases, restricciones a la comercialización de productos procesados y ultraprocesados con alto contenido en grasas, azúcares y sal, e impuestos a los alimentos y bebidas poco saludables son algunas de las medidas impulsadas por la OPS para atajar el creciente problema de la obesidad en la región de las Américas”.
En 2021, la obesidad fue responsable de 2,8 millones de muertes por ENT en las Américas.
“Las enfermedades no transmisibles son la principal causa de muerte en las Américas, ya que representan el 80% de todos los fallecimientos en la región, un tercio de las cuales son prevenibles”, afirmó Fabio da Silva Gomes, asesor regional en Nutrición y Actividad Física de la OPS. “Detener el aumento de la obesidad es esencial para combatir la creciente carga de ENT y mejorar la salud y el bienestar de todos en las Américas, incluida la próxima generación”, añadió.
A juicio de Porras, “si estamos impulsando políticas públicas para la reparación de los sistemas alimentarios, creo que es tanto o más importante que disminuya la concentración de nutrientes críticos a los que estamos expuestos”.
“Las empresas deben ser más solidarias y responsables con el rol social que cumplen generando la disponibilidad global de alimentos a la que todas y todos buscamos acceder”, concluyó el especialista.
Télam.