Por Jorge Raventos
Partiendo del tercer puesto conquistado como candidata en las elecciones primarias de agosto, Patricia Bullrich es la más urgida de los tres personajes que compiten con chances por llegar al decisivo balotaje de noviembre. Esa urgencia es lo que la impulsa a dar señales fuertes de aceleración de su campaña.
Primero produjo una foto de unidad de su fuerza para la que reunió a gobernadores de Juntos por el Cambio, legisladores destacados y stars de las distintas tribus que conviven (y pugnan) en esa coalición y ubicó muy cerca de ella a Horacio Rodríguez Larreta para mostrar que su rival de la primaria la respalda en esta etapa; al día siguiente de esa poblada imagen convocó a una legión de economistas que responden a diferentes terminales y fundaciones de JxC y que prometen ahora trabajar juntos para la candidata.
Ella es conciente de sus debilidades (economía y lenguaje son sus asignaturas más flojas), lo que explica su esfuerzo por disimular el déficit y de paso diferenciarse de Milei, a quien los voceros cambiemitas pintan como un llanero solitario que no cuenta con estructuras de gobierno y gestión.: “¡Yo tengo equipos y mi coalición me apoya!”, parece afirmar Bullrich.
Mi reino por un Cavallo
El último jueves coronó esa jugada anunciando en Córdoba que, en la hipótesis de una victoria (que ella calcula segura), designará a Carlos Melconián como ministro de Economía. Lo comunicó en el ámbito de la Fundación Mediterránea, la institución que hasta ahora emplea al economista.
Melconian estuvo a cargo del Banco Nación al comienzo de la gestión de Mauricio Macri, tiene un gran reconocimiento de sectores empresarios, maneja los equipos académicos de la Mediterránea y es ducho en materia de comunicación: ferviente hincha de Rácing, maneja un léxico tribunero que le permite explicar las complejidades económicas cono si comentara un partido de fútbol. La candidata lo necesita imperiosamente tanto por su prestigio profesional como por sus virtudes dialécticas: quiere que él se encargue de polemizar con Milei. Obviamente, Melconian no podrá suplantarla cuando sea la hora del debate entre candidatos. Por otra parte, el caudillo de La Libertad Avanza rehusa cruzarse con quien no esté en esa categoría, de modo que si ambos economistas polemizan no será cara a cara, sino a distancia.
Melconian hace años que sueña con comandar el Palacio de Hacienda. Aunque no lo consiguió cuando Mauricio Macri ganó la presidencia, él cree que esta vez puede tener chances. Y sabe también que la candidata lo necesita mucho, razón por la que ha presentado una densa lista de reclamos antes de dar el sí.
Para aceptar lo que Bullrich le ha ofrecido pidió a la candidata la promesa de control sobre el Banco Central y la AFIP (es decir: quiere que a la cabeza de esas instituciones haya hombres designados por él. Pretende mando y centralidad).
Así, para atraer a Melconian ella ha tenido que sacrificar sus propias intenciones y postergar a economistas de su riñón, como Luciano Laspina y entregarle al recién llegado el control del discurso en un tema tan estratégico como la economía y la lucha contra la inflación.
El encumbramiento de Melconian, su procedencia de la Fundación Mediterránea y el protagonismo que aspira a ejercer si la candidata de Juntos consigue llegar a la Casa Rosada evocan para muchos a Domingo Cavallo, tanto por el papel de éste en el gobierno de Carlos Menem como por los chisporroteos que pueden suscitarse entre un economista estrella y su presidente.
Esa preocupación todavía se ve lejana para la candidata. Por ahora se ha hecho de un Cavallo hipotecando un reino que todavía no ha alcanzado..
Otro dato emparenta a Melconián con el ex ministro de Menem: el plan bimonetarista con el que él y Bullrich pretenden competir contra la dolarización que divulga Milei fue en realidad elaborado por el artífice intelectual de la convertibilidad de los años 90, Horacio Liendo.
Así lo confió dos semanas atrás el propio Liendo al diario La Nación cuando le preguntaron si él concordaba con los proyectos bimonetaristas de Melconian. “La propuesta de Melconian es la misma que la mía –dijo Liendo- porque yo se la llevé a él”.
Según Liendo, “es un esquema nuevo que reorganiza todo el sistema monetario y financiero , un paso más que el que habíamos dado en la Convertibilidad. No hace falta que el Estado se endeude y consiga dólares para rescatar la base monetaria. La gente seguiría con todos los activos que tiene en pesos y además podría utilizar los activos que tiene en dólares (…) se requiere, en principio una ley para declarar de curso legal al dólar y, para introducir todas las reformas”.
Denuncias y silencios
Con ese programa como eje, Bullrich busca posicionarse en la competencia. Además de asegurarse refuerzos, ella ha elegido victimizarse y acusar simultáneamente a Milei y a Sergio Massa: su campaña denuncia que ambos han cerrado un pacto para convertirla en tercero excluido. La conjetura se basa en el hecho de que Massa hizo públicas las posiciones que los referentes de Juntos por el Cambio llevaron al Fondo Monetario Internacional.
“Aquellos que viven en la idea de cuanto peor mejor, terminaron siendo portadores de la idea de que la Argentina no tenía que acceder a ningún financiamiento –puntualizó el ministro de Economía, refiriéndose a JxC; y en referencia a Milei agregó que, en cambio, “aquellos que emergieron como oposición en las últimas horas , terminaron planteando que había que tener una actitud más colaborativa para con el Gobierno porque entendían que era una transición hacia el inicio de un nuevo Gobierno”.
Milei aceptó sin ruborizarse el reconocimiento de Massa: “Lo que sucede –explicó- es que los economistas de JxC están apostando a causar un desastre económico, y en ese sentido me parece una gran irresponsabilidad porque dinamitarle hasta el roll over a un Gobierno significa que le están tratando de impulsar una crisis y me parece que no está bien. Más allá del cálculo electoral que puedas hacer, es una aberración que por querer tener algún voto más apostando al peor mejor eso genere una situación que le va a generar mucho dolor a los argentinos Parece que JxC con tal de ganar una elección está dispuesto a todo”.
Milei, que con el escrutinio definitivo ha perdido algunos centésimos del porcentaje que le asignó el conteo provisorio y ahora se encuentra por debajo de 30 (aunque amplió la diferencia con Juntos por el Cambio), se mueve últimamente con cautela. Su campaña parece preocupada por recortar defectos y evitar errores aunque el precio sea dejar el escenario en manos de sus contrincantes y soportar en silencio una ofensiva mediática que evoca arrebatos e incidentes de hace varios años y pone en discusión su equilibrio emocional.
Massa olvidó el manual
Massa, por su parte, se esfuerza por apalancar su campaña como candidato con medidas que toma como ministro. El riesgo que corre reside en que los efectos benignos de sus decisiones terminen teniendo menos repercusión que los contrastes: el rechazo de varios gobernadores oficialistas a aplicar a los empleados públicos de sus provincias el aumento de suma fija que Massa decidió fue interpretado como un revés político y un signo de debilidad, cuando el ejercicio de una autoridad sensible pero firme es un evidente requerimiento de la sociedad.
Massa aplicó tarde el manual del buen político que suele consultar: en un país federal la remuneración de los empleados de las administraciones provinciales es atribución privilegiada de las autoridades de esas jurisdicciones. Esa verdad, que el poder central esgrimió a posteriori para explicar la reticencia de los poderes territoriales, debió ser considerada anticipadamente. Seguramente fue un error no conversar y negociar previamente con los gobernadores para evitar tironeos que conviene resolver puertas adentro, especialmente cuando la campaña del candidato oficialista va a necesitar que los jefes de territorio se jueguen a fondo para recuperar en octubre el terreno electoral perdido en las primarias.
En el round de esta semana, ante la conducta defensiva y de contragolpe que eligió Milei y el activismo desmañado de Massa, ganó puntos la ofensiva organizativa y la animación del mercado de pases que encaró Patricia Bullrich.
Pero esta eliminatoria, que concluye en 50 días y coronará sólo dos finalistas, no se define por puntos. Votos son amores.