Por Daniel E. Di Bártolo
Entre el trasvasamiento, la mujer y los desafíos de la ciudad.
La vieja casona de la calle Catamarca fue mudo testigo de un nuevo reagrupamiento del movimiento obrero de Mar del Plata. Esta vez, el acto fue en la calle con el escenario y la gran cantidad de asistentes que, en la práctica, clausuraron la circulación entre la Avenida Colón y Bolívar, poniendo color, música y mística, al evento.
La inconfundible voz de Néstor Gambini y la modulación radial de Carlos Mas – locutores elegidos para la ocasión -, dieron cuenta de los más de 60 sindicatos que confluyen en esta normalización de la CGT Regional.
“La unidad es un camino”, dijo el nuevo Secretario General de la Regional, el titular de la Asociación Bancaria, Miguel Ángel Guglielmotti, al iniciar su discurso de asunción en un marco festivo y multitudinario.
Lo sabe bien quien trabajó incansablemente durante varios meses para lograr que la gran mayoría de los sindicatos locales se encolumnen en la nueva conformación, dejando de lado apetencias propias, viejos rencores, diferencias políticas y líneas nacionales. Uno de los principales méritos de esta unidad cegetista es que los dirigentes marplatenses hayan privilegiado la unidad por encima de los sectores internos del movimiento obrero en el que actúan sus cabeceras nacionales. Este factor también será la prueba del ácido a futuro.
Guglielmoti fue al hueso: “queremos una programa político que retome los programas históricos del sindicalismo argentino, la Falda, Huerta Grande, los 26 puntos de Ubaldini”. Este encuadre histórico lo define como cuadro político – sindical y, en el mismo acto, expresa con claridad que su conducción – basada en el consenso de los secretarios generales – será de lucha, resistencia y construcción social y política.
El nuevo secretario general mercantil – Guillermo Bianchi – dijo hace pocas semanas que Mar del Plata necesita una “nueva agenda gremial”. Asentía con entusiasmo cuando Guglielmoti convocó a construir esa agenda en forma colectiva en los próximos 30 días junto con las organizaciones sindicales y sociales (se notó su presencia en el acto como indicador de una nueva etapa de confluencia del Triunvirato de San Cayetano – CTEP, CCC y Barrios de Pie – en lo nacional y lo local).
La mirada de César Trujillo (UOCRA) demostraba tristeza por la pérdida reciente de su hermano Jorge que ocupó en las últimas normalizaciones lugares centrales. Sin embargo, al mismo tiempo expresaba la paz de los militantes que solo se funda en la lucha constante por la justicia social.
Allí estaban el conjunto de los sindicatos marítimo – portuarios, claves en la economía de la ciudad, que más de una vez, junto a la CGT Regional, llevaron su protesta a la mismísima Plaza de Mayo.
La nueva CGT de Mar del Plata expresa el trasvasamiento generacional: la mayoría de sus dirigentes son jóvenes surgidos en las filas sindicales en los últimos tiempos. Se notó en la estética del acto, y también en las frescuras de sus dichos, en el entusiasmo de sus adherentes y en la naturalidad de unos procesos impensados hace unos años y en notable maduración en esta etapa: la creciente confluencia de los distintos sectores sindicales. Por ejemplo, los dirigentes locales de la CTA, Chucho Paez, Pedro Sanllorenti, José Luis Zerillo, Gustavo Santos Ibañez y, la Secretaria Gral Graciela Ramundo, dijeron un presente notorio.
La nueva Regional Mar del Plata de la CGT, reúne a sindicatos de servicios, Luz y Fuerza, Sanidad, Maestranza, junto con sindicatos de industrias, UOM, SMATA, ASMIRA. Los ladrilleros ocupan la novísima secretaría de Economía Popular: un dato que remite a la realidad de los nuevos trabajadores del sistema económico.
“Mar del Plata no aguanta más” sentenció Guglielmoti al anunciar que la semana próxima habrá una reunión multisectorial y el viernes 4 una movilización para decir BASTA a los tarifazos, a la desocupación, a la destrucción de las PYMES. Desde el público, lo escuchaba atentamente el concejal peronista Daniel Rodriguez que, desde el sindicato de casinos, condujo la central obrera local en los 90. Los escenarios económicos y políticos, aunque no son lo mismo, se parecen: los problemas del mundo del trabajo y las consecuencias de las políticas neoliberales están al tope de la agenda.
Antes de Guglielmoti, hizo uso de la palabra la nueva Secretaria Adjunta de la CGT Regional, la dirigente del SADOP, Adriana Donzelli. Con seguridad, uno de los datos de mayor relevancia simbólica de la nueva CGT: la mujer, su problemática, su visión, su agenda, su perspectiva.
Adriana Donzelli arrancó emocionada, su voz se quebraba. Sus palabras fueron creciendo en profundidad y certeza con el transcurso de los minutos. Su discurso fue exquisito: repasó con serenidad y firmeza los graves problemas de la mujer trabajadora en la ciudad y convocó a una transformación profunda de las estructuras laborales. Donzelli, docente privada, es una fuerte expresión de un tiempo distinto y los dirigentes sindicales que la eligieron para ese lugar, han demostrado su inteligencia y madurez.
El Rector de la UNMDP Lazaretti dialogaba con el Presidente de la UCIP Raúl Lamacchia y su Secretario Blas Taladrid. En su discurso Guglielmoti pidió la ayuda de la universidad pública para estudiar la realidad de lo que calificó como una “matriz productiva agotada” y al empresariado lo convocó a defender el trabajo local en forma conjunta.
El Presidente de la Pastoral Social, P. Oscar Maipa, pronunció una breve bendición, respetuosa de las diversidades y, al mismo tiempo, trajo el pensamiento vigente del Papa Francisco: “tierra, techo y trabajo”. Se lo notó cercano a la problemática de los trabajadores. Horas antes en el puerto local, junto al Obispo Gabriel Mestre y representantes de los sindicatos y empresarios locales, habían recordado el Día del Trabajador.
Todo proceso social, y el sindicalismo lo es, requiere el paso del tiempo para analizar su desarrollo y resultados. El inicio de la nueva CGT ha sido prometedor: cargado de ideas, simbolismos y desafíos. Con un fuerte compromiso de unidad detrás de un programa colectivo y territorial.
Mar del Plata y Batán necesitan que este actor central de su realidad asuma su papel, exprese su visión, reclame sus derechos, en la lógica tensión en la que transcurre la vida social. El sindicalismo local, heredero de históricas luchas, asumiendo con lucidez esta nueva será imprescindible para construir el futuro que nos merecemos superando en forma definitiva la fase agotada que hoy transitamos.
Unidad de los trabajadores.
* El autor es sindicalista docente