por Romina Di Meglio
Me gustaría comenzar este texto con el siguiente relato, que constituye un diálogo entre una mujer y yo, cuyo eje es un problema que se repite con frecuencia:
– Desde hace años, me cuesta mucho andar fuera de casa porque mi cuerpo no me lo permite, por eso muchas veces me quedo en casa.
– No es tu cuerpo, es que los espacios y el transporte público no cumplen con las pautas de accesibilidad, que constituyen derechos fundamentales consagrados en la legislación, para garantizar la igualdad de oportunidades.
La anterior anécdota ilustra bien la idea de que la noción más reciente de discapacidad no tiene que ver con un atributo de la persona o con aspectos biológicos, sino con aspectos socioculturales: ésa hace referencia a una situación de desigualdad generada por espacios excluyentes, que forjan barreras (en sus aspectos sociales e ideológicos). Estas barreras se definen en relación tanto con la falta de consideración de la diversidad como cualidad inherente de la condición humana como con el impedimento a la igualdad de oportunidades en el uso y acceso a los espacios, al transporte, a la información y a las comunicaciones, en condiciones de seguridad, comodidad, autonomía y dignidad. En concordancia, podría afirmarse que la falta de entornos accesibles constituye un acto discriminatorio: puede hablarse, de ese modo, de discriminación por motivos de discapacidad (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2008).
Lo anterior constituye un cambio de paradigma en torno al término discapacidad, a partir del denominado Modelo Social de la Discapacidad, que se resume en la consideración de la discapacidad como una cuestión de Derechos Humanos (Palacios y Bariffi, 2007), lo que se diferencia del paradigma anterior, que proclamaba una visión negativa y estigmatizante, reducida a la rehabilitación médica. El enfoque emergente afirma la idea del entorno como el factor discapacitante y el contexto social como un factor clave en el grado de participación en la vida social (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2008; Organización Mundial de la Salud -OMS-, 2001). En ese sentido, desde distintas disciplinas, otras nociones relacionadas con la discapacidad son la de un entorno físico y social inclusivo (Fundación Rumbos, s/f) y la discapacidad como problema social (Pantano, 2010) o como una construcción social, ya que el tejido social es el que genera una realidad discapacitante (Joly, 2002). Carolina Ferrante (2014) afirma que los espacios, en general, están diseñados en función de un modelo de cuerpo específico, lo que les restringe e, incluso, les impide, por completo, las actividades cotidianas a las personas con discapacidad.
Desde conceptos generales de las perspectivas críticas de la Geografía, la Teoría de la Justicia Espacial (Soja, 2014) tiene como finalidad contribuir a comprender problemas frecuentes de las sociedades relacionados con el uso y el acceso inequitativos al espacio, a sus recursos y a su infraestructura, y generar propuestas para ayudar a una distribución equitativa del espacio, sus recursos y las oportunidades para acceder a ésos; en conjunción, se habla de prácticas socioespaciales discriminatorias, regresivas y opresivas (Toscana Aparicio, 2017). Por su parte, Borja y Muxí (2000) hablan de los derechos ciudadanos-urbanos, a partir del ejercicio pleno de la ciudadanía (todos aquellos que viven en la ciudad tienen que ser iguales en derechos y en deberes, en la relación con el espacio). En cuanto al ordenamiento urbano-costero, éste debe tender a liderar la construcción de la ciudad de una manera más equitativa socialmente (aquí considero que uno de los ejes fundamentales del ordenamiento es la accesibilidad, en pos de avanzar en la igualdad de condiciones y la inclusión social). En lo específico a la discapacidad, la geógrafa Olivera Poll (2006) habla de espacios excluyentes y de barreras que denomina exclusógenos (porque generan exclusión de la vida comunitaria); asimismo, destaca que las barreras ideológicas producen el debilitamiento de los vínculos y aumentan la vulnerabilidad social (a partir de la estigmatización, el desconocimiento, la invisibilización de los derechos).
Acerca del trabajo de investigación
A partir del año 2012, mi trabajo de investigación se centró en los problemas respecto al espacio público en la playa: fue así que, como geógrafa, he incorporado la accesibilidad como uno de esos problemas, ya que la definición de espacio público está intrínsecamente relacionada con la accesibilidad, en tanto ése es de uso colectivo, equitativo e indiscriminado, y para ello se requiere que cumpla con las condiciones de accesibilidad. Por su parte, específicamente hablando de la discapacidad, devino en mi interés de investigación a partir de haber analizado la noción de injusticias socioespaciales junto con la idea de vulneración del derecho de igual acceso de todos los ciudadanos a los espacios.
Simultáneamente, entendí pertinente incorporar el estudio de las mencionadas temáticas como ejes de mi tema de investigación a partir de tres razones: debido a lo percibido a través del registro de campo (en el que se verificó la falta de una accesibilidad integral); debido al hecho de que profesionales especializados en derechos de las personas con discapacidad afirman la necesidad de concientización social como problema fundamental; también, debido a la importancia dada a estos temas -cada vez en mayor medida- por parte de organismos internacionales, agencias gubernamentales, la academia y organizaciones de la sociedad civil, en distintos países.
En cuanto a la elaboración del marco teórico como punto de referencia para el abordaje de la problemática, la exploración de la literatura referida a perspectivas críticas de la Geografía implicó detectar, consultar y obtener la bibliografía y otros materiales que fuesen útiles para los propósitos del estudio, a partir de una revisión selectiva. Por un lado, se recurrió a autores que desarrollan postulados generales sobre el espacio geográfico desde una mirada crítica; por otra parte, en lo referido específicamente a la accesibilidad y a la discapacidad, puede afirmarse que, al menos en habla hispana, dichas temáticas no son ampliamente abordadas desde la Geografía; en otra instancia, se recurrió a fuentes relacionadas con la salud y a fuentes legales.
En definitiva, desde mi trabajo personal, pretendo abordar la problemática desde la idea de la vulneración de derechos ciudadanos en torno al espacio y desde el impedimento a la igualdad de posibilidades en el acceso a los espacios o equidad socioespacial. En concomitancia, el espacio geográfico se caracteriza por una compleja dinámica social a considerar, relacionada con la garantía de derechos: al garantizarse la accesibilidad, se garantizan muchos otros derechos fundamentales, como la dignidad y la integridad personal, la igualdad de oportunidades (la posibilidad de ejercer un derecho en igualdad de condiciones), la no discriminación, un nivel de vida adecuado, entre otros. Como contrapartida, si la accesibilidad no se asegura, se vulnera el derecho a la participación social, condenando al ostracismo y al aislamiento. Por todo ello, insisto en que lo aquí planteado es factible de ser abordado desde una perspectiva espacial, y así la Geografía puede realizar aportes en las luchas por un incremento gradual y constante de los derechos esenciales, muy en especial de los grupos que tradicionalmente han sido mayormente vulnerados en sus derechos, como el colectivo de las personas con discapacidad.
(*): Profesora y Licenciada en Geografía. Profesora en Italiano. Doctoranda en Geografía. dimeglioromina@gmail.com