Por el doctor Daniel Adler
Los países de la región han caído en la trampa pero la justicia los ha sacado de ella. El juez Fachín acaba de anular los procesos contra Lula.
¿Por qué ocurrió lo de Lula?. ¿Cómo sucedió?
Nunca un inocente debe perder los derechos más elementales; y la administración de justicia debe extremar los recaudos para que así sea, más aún cuando las imputaciones delictivas se realizan en campañas electorales.
Lo sucedido a Lula es semejante a lo ocurrido en otras latitudes a Strauss Khan. A uno se le imputó hechos de corrupción; al otro abuso sexual. Ni en uno ni en otro caso el sistema formal de administración de justicia llegó a un veredicto de culpabilidad.
Sin embargo, en ambos casos la propaganda política periodística, los intereses contrapuestos a los de los candidatos, la veleidad de las autoridades judiciales, pero por sobre todas las cosas, el apartamiento de los principios elementales del derecho, fueron los factores que llevaron a excluir la postulación de los candidatos, cárcel incluida.
La política debería generar sus propias reglas de depuración sin utilizar a la administración de justicia para ello, y los políticos autolimitarse en la técnica proselitista en pos del respeto de los principios del derecho. Debería ser altamente deslegitimante para los candidatos fundar campañas políticas en la utilización y formación de causas penales y/o las denuncias como herramientas de proselitismo.
Sólo un condenado está impedido de participar en elecciones nunca un denunciado. Las denuncias nada prueban sino que deben ser probadas.
La fe en la República y en la democracia participativa implica la convicción de que sólo el decir de los jueces es cierto a partir de las sentencias firmes; el resto es una hojarasca que el viento lleva y trae, y que puede afectar gravemente los intereses del Pueblo.