Los hechos delictivos se repiten con cada vez mayor frecuencia en todo el partido de General Pueyrredon. La necesidad de tener más firmeza en las políticas criminales y el rol de la Municipalidad con mayor incidencia asoman como fundamentales para cambiar el rumbo de una situación que ya genera un malestar importante en toda la población.
Robo de vehículos, intentos de entraderas, ladrones en casas de familias, adolescentes despojados de sus teléfonos y asaltos en comercios forman parte del espectro delincuencial en Mar del Plata que mantiene intranquila a una sociedad ya agotada de esperar soluciones que nunca llegan.
Con el mes de octubre aún sin ingresar en las estadísticas, aunque con una tendencia al alza en todos los tipos de delitos, el partido de General Pueyrredon parece empezar a perder terreno contra el deterioro social que siempre termina impactando en los índices de inseguridad.
Al municipio no tienen que contarle sobre la situación. No tiene que esperar a que los medios publiquen o a que la gente haga manifestaciones en los barrios. A través de su oficina de Análisis del Delito tiene bien en claro cuáles son los mayores problemas delictivos en todo el partido, cuáles son los lugares más afectados y cuál es el recurso que no se está aprovechando.
Las políticas de seguridad que están bajo la órbita municipal requieren de un mayor vigor, en particular en aquellas que tienen que ver con el control en la vía pública. Un ejemplo -que es más que suficiente- es el del centro de la ciudad. Se trata de la zona más afectada de todo el casco urbano en cantidad de hechos y allí la generación del delito surge por personas deambulando. El jueves pasado se dio un hecho insólito, no por su rareza sino por dónde ocurrió y quién fue la víctima. En la misma puerta de la municipalidad, uno de esos delincuentes-merodeadores céntricos sacó una yuga de su riñonera y robó la motocicleta del concejal Guillermo Volponi. ¿De noche? ¿De madrugada? No, a plena luz del día.
Tiempo atrás llegaron a robarse una estatua de una fuente en línea recta a la ventana del despacho del intendente Guillermo Montenegro.
La ausencia de un cuerpo municipal al estilo de una Guardia Urbana, sin facultades de policía, pero sí con capacidad de coordinar, es uno de los factores para que esos delitos proliferen. Y está ampliamente probado por los teóricos y estudiosos de la criminalística y seguridad urbana que la falta de control sobre lo delitos leves da lugar a que surjan, casi sin oposición, los más graves.
Sucede lo mismo con los operativos vehiculares. ¿Quién se ha topado con un retén de tránsito en Mar del Plata en los últimos meses? Hay controles focalizados y luego grandes comunicaciones para informar sobre el secuestro de determinada cantidad de motocicletas.
Los robos de ruedas son uno de los grandes flagelos. Como no trae perjuicios económicos a la víctima, porque la recupera por medio del seguro, se puede caer en la falsa idea de que es un problema menor. Sin embargo, siempre sufrir un delito será un mal momento, una sensación de desamparo y un motivo para el enojo. ¿Dónde van a parar las ruedas robadas? ¿Salen de Mar del Plata? Más bien parecerían quedarse en el mercado negro, mercado negro del que participan gomerías a las que no se inspecciona o si se las inspecciona no se les aplica una pena ejemplificadora que alerte a todos los que lo intenten que por ahí no tiene que prosperar su negocio.
¿Y las chatarreras? Meses atrás se robaron el busto del fundador del diario LA CAPITAL, Victorio Tettamanti. Su destino fue incierto, pero debió haber sido el mismo que el de miles de picaportes, herrajes y placas de bronce que desaparecen a diario de las casas o parque de Mar del Plata. Las habilitaciones en las chatarreras son responsabilidad municipal, como cualquier comercio que quiera funcionar en esta ciudad.
El mapa del delito
El CeAMed es el Centro Municipal de Análisis Estratégico del Delito y basa sus estadísticas, entre otras fuentes, en los llamados al 911. Antes los informes eran mensuales, ahora pasaron a ser trimestrales, ya que sostienen sus integrantes que esta nueva metodología resultará en mejores diagnósticos.
En este último informe, que no incluye a octubre, la Municipalidad admite 3.161 delitos contra la propiedad, a razón de más 1.000 por mes, lo que significa que hay 30 por día. Visto esto desde otro lugar, cada una hora se cometen en todo el partido de General Pueyrredon 1,25 delitos solamente contra la propiedad.
Contra las personas el número es casi similar: hay un delito contra una persona cada una hora en Mar del Plata. En este apartado se incluyen homicidios, lesiones, robos, amenazas, violencia doméstica, violencia de género y a la integridad sexual.
El análisis demográfico revela que los robos afectan a una amplia franja de la población, con mayor concentración en personas de entre 26 y 35 años, tanto hombres como mujeres. Este grupo representa el 30,92% de las víctimas femeninas y el 25,62% de las masculinas. Le siguen las personas de 36 a 45 años, quienes constituyen un 23,56% de las víctimas femeninas y un 27,05% de las masculinas. Esta distribución puede estar vinculada a patrones de actividad, ya que estas edades suelen asociarse con personas en edad laboral activa, lo que las convierte en posibles objetivos en la vía pública o durante sus desplazamientos.
Y es la misma Municipalidad la que avisa que en el trimestre anterior la cifra fue más baja. Si bien es una realidad estadística que el delito tiene su dinámica y puede presentar picos y depresiones, también es cierto que la tendencia actual está en alza.
En términos de in-seguridad las partes acusan a las otras y probablemente todas tengan razón. Probablemente la policía tenga razón en decir que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra; la Justicia tenga razón al decir que la policía detiene sin respaldo probatorio y luego las causas se caen o que no tiene lugar dónde mandar presos a los delincuentes; y que la Municipalidad tenga razón al decir que son la Policía y la Justicia las que tienen la facultad de tomar las decisiones más importantes.
Sin embargo, es tan real como eso que ninguna de las tres partes funciona al 100 por ciento de sus recursos. Ni la Policía hace todo lo que puede, ni la Justicia, ni la política, en este caso la Municipal, porque los otros dos niveles (Provincia o Nación) gravitan con los recursos policiales y judiciales. La Municipalidad con su Secretaría de Seguridad, con su cuerpo de inspectores o con sus agentes de Tránsito.
Y la gente se da cuenta de que no se está haciendo todo lo posible por mejorar la situación. Por eso lo de las marchas en los barrios y las reuniones de vecinos. Son cada vez más frecuentes y cada vez se harán oír más si la ciudad no despierta.