Fernando Alves Ferreira (28) tuvo dos hijos con Eduarda Santos. Luego se separaron y él se autopercibió mujer y se casó con un hombre en Argentina. Luego de enviudar, Fernando, ya conocida como "Amanda", mató a Eduarda.
Un jurado popular será el encargado de determinar la culpabilidad o inocencia de un hombre acusado del femicidio de la ciudadana brasileña Eduarda Santos, asesinada de seis balazos en febrero del año pasado en un sendero turístico de la zona de Lago Escondido, a unos 25 kilómetros del centro de la ciudad de Bariloche.
Así lo determinó un juez de juicio tras una audiencia de presentación del pruebas en la que estuvo presente el acusado, Fernando Alves Ferreira (28), también brasileño, quien llegó detenido y acusado del delito de “homicidio triplemente calificado por alevosía, por haber sido perpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género (femicidio) y mediante el empleo de un arma de fuego”, que prevé como única pena la prisión perpetua.
Según informó el Ministerio Público del Poder Judicial de Río Negro, la fiscalía presentó hoy en la audiencia de control la evidencia que fue incorporada al expediente durante la investigación del caso, mientras que la defensa pública que representará a Alves Ferreira ofreció “material probatorio acorde a sus intereses procesales y a su teoría del caso, en sintonía con los planteos formulados acerca de la autoría material del hecho”.
Es que en una audiencia anterior realizada el pasado 14 de abril, el acusado declaró autopercibirse como mujer y solicitó que dejaran de llamarlo Fernando y se lo mencione con el nombre de Amanda.
Ante esa situación, su defensa solicitó que se le quite el agravante del femicidio, ya que no puede considerarse que el crimen fue perpetrado por un hombre contra una mujer.
La cuestión será resuelta durante el juicio por jurados, dijeron las fuentes del caso, que aseguraron que la fecha del debate será fijada por la Oficina Judicial de la Tercera Circunscripción y que se prevé que recién comience la segunda mitad del año, tras la feria judicial de julio.
Dada la pretensión punitiva superior a los 12 años, el juez que presidió esta audiencia ordenó a la Oficina Judicial la conformación de un Jurado Popular de 12 miembros titulares, ante quienes declararán al menos 50 testigos.
El crimen de Santos (27) fue descubierto el miércoles 16 de febrero del 2022 alrededor de las 9.20 de la mañana en un sendero del acceso al mirador del Lago Escondido de Circuito Chico, a pocos metros de la ruta provincial 77 y en cercanías del turístico Puerto Pañuelo, frente al reconocido hotel barilochense Llao Llao.
Según la acusación fiscal, el acusado Alves Ferreira, quien convivía con la víctima en un domicilio ubicado a la altura del kilómetro 25 de Avenida Bustillo, se dirigió a las 0 de ese día con la mujer en su auto hasta el sitio del crimen y allí, al bajarse del vehículo, la asesinó de seis balazos con un arma de fuego calibre .357, que luego descartó.
Dos días después, en la audiencia imputativa ante el juez de Garantías Sergio Pichetto y los fiscales Gerardo Miranda y Martín Lozada, el acusado se quebró y confesó ser el autor del femicidio: “Yo me declaro culpable por la muerte de Eduarda Santos de Almeida. Soy el responsable”.
Alves Ferreira dijo que la había matado “para proteger” su seguridad y la de los hijos mellizos que tuvo con la víctima, a quien vinculó con el narcotráfico.
“Cuestiones de narcos y todo lo que saben ustedes y Eduarda estaba involucrada en eso”, explicó el hombre, quien aseguró que no planeó el crimen, pero que él “estaba en peligro” y agregó: “Perdón, pero mi vida viene primero que la de los demás”.
En otro tramo de su autoincriminación, Alves Ferreira desprestigió a la víctima y se refirió al hecho de que él había enviudado del esposo con el que se casó en un matrimonio igualitario y con el que habían anotado como propios a los mellizos.
“Eduarda no era sumisa, todo lo contrario. Yo me quedé viudo hace siete meses. La violencia que sufríamos en la casa a partir de la llegada de Eduarda era constante. Mi prioridad eran mis hijos. Volver a Brasil no era una opción”, afirmó.