por Verónica Pesce
El cáncer de mama es un problema de salud pública en muchos países y también en la Argentina, tanto por la cantidad de mujeres que son afectadas como por las complejidades que impone su control. A nivel local se producen 19.000 nuevos casos cada año y mueren unas 5600 mujeres.
El cáncer de mama es difícilmente prevenible pero altamente curable cuando es detectado de forma temprana.
Cuando hablamos de prevenir el cáncer de mama nos referimos a disminuir o eliminar la exposición a factores de riesgo de forma tal de reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad. Seguir un estilo de vida saludable es una forma de actuar de modo preventivo: no fumar, evitar el consumo de grasas, realizar actividad física, moderar el consumo de alcohol. Las terapias de reemplazo hormonal durante la menopausia también aumentan el riesgo de tener cáncer de mama.
El cáncer de mama puede afectar a cualquier mujer y aunque puede presentarse en cualquier momento de su vida adulta, la mayoría de las mujeres se diagnostican después de los 50 años por lo que el Instituto Nacional del Cáncer (INC) recomienda que todas las mujeres a partir de esa edad se realicen una mamografía (radiografía de las mamas), además de los controles ginecológicos que se realizan anualmente (y desde edades más tempranas) en donde se realiza la evaluación clínica de las mamas. La mamografía es el estudio que permite detectar el cáncer en su fase asintomática, cuando todavía la lesión no es palpable, por lo cual, es posible recurrir a mejores posibilidades de cura, con tratamientos menos agresivos que los que se realizan cuando el cáncer está más avanzado. Además, es importante que las mujeres estén atentas a cualquier cambio o síntoma que pudiera aparecer en sus mamas: nódulo palpable, sangrado en el pezón, retracción del pezón, o cualquier otro síntoma que requiera de la visita al médico.
Hay que destacar que la población objetivo (mujeres a partir de los 50 años) está compuesta por mujeres asintomáticas y sin antecedentes de factores de riesgo para cáncer de mama. Esto no quiere decir que mujeres fuera de ese rango etario no deban hacerse mamografías: tanto en las mujeres de entre 40 y 50 años como en las mayores de 70 la decisión de hacer o no una mamografía debe ser personalizada.
Menos del 5% de todos los cánceres de mama están relacionados con factores genéticos que son muy determinantes. Los dos genes mejor caracterizados son los llamados BRCA1 y BRCA2, cuyas mutaciones confieren un riesgo aumentado de tener cáncer de mama en edades especialmente jóvenes.
Desde el INC consideramos que todas las personas, y en especial las mujeres, deben estar informadas sobre este tema y que no duden en consultar con sus médicos sobre cualquier duda que puedan tener. Muchas veces, los mitos en torno al cáncer y la desinformación (junto a otras barreras económico sociales) obstaculizan el cuidado de la salud mamaria. Ante todo, las mujeres deben saber que el cáncer de mama tiene altas chances de curación cuando es detectado tempranamente, y aún cuando el diagóstico es tardío, siempre se puede recurrir a un tratamiento adecuado para controlar la enfermedad.
(*): Médica oncóloga y forma parte del Programa Nacional de Cáncer de Mama del Instituto Nacional del Cáncer.