*Por Esteban Turcatti
Mar del Plata celebra el 144º Aniversario de su fundación. Distinta por sus orígenes a otros pueblos del país, nació integradora y se desarrolló polifacética, asumiendo una fuerte identidad cultural.
Los inmigrantes que llegaron a “Puerto de la Laguna de los Padres” a partir del año 1856, en ocasión del establecimiento del saladero de Meyrelles, trajeron consigo modos de vida e ideas que debieron adaptar a las condiciones ofrecidas por el nuevo lugar. Eran portugueses, españoles, italianos, franceses, suizos y algún inglés, con la cercanía de los gauchos de la campaña que se acercaban al primitivo caserío con ánimo de diversión en las pulperías o para visitar a los comercios o a los artesanos.
Resultaría fácil suponer las dificultades planteadas por la lejanía y entre ellos mismos las diferencias culturales e idiomáticas. No obstante, en esa primera población tan heterogénea, prevaleció la voluntad comunitaria.
Cuando Patricio Peralta Ramos se dirigió al gobierno de la Provincia de Buenos Aires, solicitando la traza del pueblo, mencionó a la población, las construcciones y comercios que ya existían. Lo denominó “Mar del Plata” y aunque el decreto del 10 de Febrero de 1874, aprobó la urbanización, no hizo lo propio con el nombre, pero la decisión de Peralta Ramos prevaleció y así aparecieron los primeros “marplatenses” de la historia. No sería un mero gentilicio, porque ya se producía una síntesis cultural, iniciándose un proceso continuo, debido a las sucesivas oleadas demográficas”, que tendrían lugar a partir de la segunda década del siglo XX, cuando la élite porteña eligió a Mar del Plata para vacacionar debido a las tensiones políticas que afectaban a los países Europeos.
En las décadas siguientes la clase media y luego el turismo social provocaron el asentamiento masivo de población. Así aumento la diversidad de orígenes; de países vecinos, de polacos, japoneses, coreanos, belgas, holandeses, chinos, rusos, últimamente venezolanos entre otras nacionalidades y en gran medida argentinos de las provincias y de la capital. La cantidad de radicados era tal a mediados del siglo pasado, que motivo la fundación del Círculo de Marplatenses Nativos.
Pero en definitiva, el aumento de la población generó la expansión de la ciudad en todos los órdenes, con la consiguiente diversidad laboral y empresarial. Sería imposible definir la identidad cultural Marplatense sin tener en cuentas estas características. Muchos de sus efectos son distintivos incuestionables de la ciudad. Los casinos, los tejidos, los alfajores o la gastronomía de los frutos del mar, son ejemplos clásicos. Las playas y la arquitectura de la costa fueron otros aspectos contenidos en la identidad marplatense.
Los monumentos, museos y centros educativos también fueron factores esenciales de la identidad. Y los artistas constituyeron eslabones fundamentales de la integración social y cultural marplatense. Obras como “Los lobos marinos” de José Fioravanti identifican fácilmente a Mar del Plata. Fueron los artistas plásticos, 100 de ellos quienes propiciaron la creación de la “Escuela de Artes Visuales Martín Malharro” para interpretar y promover las expresiones de la cultura local.
En el plano internacional Mar del Plata se ha destacado por realizaciones como los “Festivales de cine”, los “XII Juegos Deportivos Panamericanos”, la “Cumbre del Agua” o la “Cumbre de las Américas”, que dieron jerarquía a la ciudad y la hicieron conocer universalmente.
Los historiadores de la ciudad dejaron registro de esa evolución, uno de los primeros Arturo Alió, de origen paraguayo, bien puede ser un ejemplo de la integración social que aun caracteriza y enriquece a la ciudad.
Mar del Plata ha sido llamada “La Perla del Atlántico” y la “Ciudad Feliz”. También la ciudad de todos los argentinos. Más allá del romanticismo que motivaran éstas expresiones, es una gran ciudad de emprendedores, que valora su patrimonio y acrecienta su identidad cultural.
*Presidente del Gabinete Marplatense de Estudios Históricos.