En Mar del Plata el historiador presentó su último libro sobre Manuel Belgrano y adelantó que el próximo será sobre Mariano Moreno.
Felipe Pigna lleva 13 temporadas ininterrumìdas abriendo el ciclo Verano Planeta en Mar del Plata y más de 30 años de profesión. Durante ese tiempo estuvo frente al público en charlas, presentaciones, clases o a través de una pantalla de televisión, siempre hablando sobre la historia y acercando sus personajes de un modo coloquial. En ese devenir de relatos y presentaciones, asegura que “la historia no es para intolerantes”. Por eso valora el diálogo, las disidencias y la relación que se genera con el público en este desafío que enfrenta de dar a conocer la historia argentina a través de relatos verídicos desconocidos, historietas, y una mirada que busca hacer más “humanos” a sus personajes.
Como desde hace 13 años, Pigna enfrentó días pasados el desafío de ser el primero en iniciar la 20º temporada del ciclo Verano Planeta que se lleva adelante todos los lunes, con entrada libre y gratuita, en el hotel de Boulevard Patricio Peralta Ramos 5700. Allí presentó su último libro sobre “Manuel Belgrano. El hombre del bicentenario”.
“La historia oficial relegó a Manuel Belgrano al papel de “creador de la bandera nacional”, a tal punto que hasta en el calendario la fecha de su muerte quedó asociada al símbolo patrio. Fue la forma de ocultar, por mucho tiempo, el pensamiento y la acción de uno de los más lúcidos innovadores y revolucionarios de nuestra historia”, explica Pigna a LA CAPITAL a la hora de justificar los motivos de su elección del personaje.
–¿Qué significa para vos abrir 13 temporadas de este ciclo de escritores que es un clásico de la ciudad?
– Es una gran responsabilidad y algo muy lindo para mí porque el ciclo es hermoso, la situación te marca que empieza el año y también es el encuentro con lectores de todo el país.Mar del Plata tiene esto de ser la capital del verano y viene gente de todos lados y es una linda oportunidad de ver al lector que no deja de ser un ser imaginario que uno lo corporiza. Es un lindo momento tanto la charla como la firma de los libros. Ves al lector que cobra vida, que te comenta algo, que te habla del próximo libro, etc
–Después de tantos años debés tener anécdotas de situaciones incómodas o gratas por parte de los lectores…
-Tengo muchas anécdotas y varias con niños ya que hay mucho público infantil que viene a verme por mis historietas. Una muy linda que recuerdo fue precisamente con un chico, estaba la sala repleta con más de 1000 personas y un chico se para y me pregunta “¿de qué era la N de Leandro Alem? (risas) y por suerte le pude contestar. Lo gracioso fue su soltura y firmeza para preguntar el tema siendo que no estábamos hablando de eso.Otra anécdota fue la de una señora que se dio cuando estaba presentando “1810” que es un libro estrictamente sobre la Revolución de Mayo. Entonces me dijo muy enojada: “Aquí no se ha nombrado a Lisandro de la Torre” y yo le contesté que no era verdad y que ella lo acababa de nombrar, pero nunca se dio cuenta que no era el tema, de hecho faltaba bastante para que nazca de la Torre. Creo que las preguntas operan como catárticas porque la ausencia de espacios de expresión de la gente llevan a que en diferentes puntos del país terminemos hablando de problemas de la ciudad, por ejemplo. Esas cosas son ajenas a mi persona, pero desatan el diálogo a los vecinos y a mí me encanta porque aprendo y me entero.También es una medida de tolerancia de ambos lados. La historia no es para intolerantes. Aquella persona que sienta que tiene la verdad y que no se puede discutirle nada se equivoca de profesión. La historia es una de las más opinables por eso es tan interesante y jamás hay una versión única de nada, lo que la hace super interesante.
Elecciones
-Cuando elegís a los personajes como San Martín, Belgrano…
-Y ahora viene Moreno.
-¿Cuál es el disparador a la hora de la elección?
-Son deudas pendientes que me vienen de los 33 años de carrera que tengo.Son personajes que uno siempre se cruza, los tiene presentes, ha leído mucho y en algún momento madura la situación de hacer el libro.Uno podría pensar que el de San Martín es un primer libro, pero para mí es uno de cierta madurez porque requiere mucho oficio, tener en cuenta diversas cosas, es un personaje mayúsculo.Al libro creo que lo hice en el momento justo de mi vida, me costó mucho, pero fue reconfortante.
-Vos mismo decís que la idea de que Belgrano quedara sólo como el creador de la Bandera te pareció pobre, entonces vino el libro y el descubrimiento del personaje…
-Pensé que era el personaje del año del Bicentenario -si bien el 2016 pasó desapercibido-, creo que había que hablar de él porque fue central en el Congreso de Tucumán.
-En el libro revelás que Belgrano hablaba del feminismo, del medio ambiente, temas que para esa época parecen impensados..
-La verdad que era un hombre verdaderamente preclaro y formado académicamente. Un gran autodidacta porque en aquella época no había instituciones académicas, así que él trae un bagaje cultural de Europa y además se suscribe a las principales publicaciones económicas, políticas y literarias, y recibe esa información lo que lo convierte en uno de los hombres más ilustrados del Río de la Plata. Estamos hablando de la época previa a la Revolución, de 1794 a 1810, donde en el consulado va desarrollando estos temas absolutamente novedosos para la época como son: la igualdad del hombre y la mujer, los derechos de la mujer, los derechos educativos, los sociales, la inclusión, el medio ambiente, y el cuidado de los ríos. Son todas cosas innovadoras, y sobre todo lo de la mujer que en esa época nadie decía que debían acceder a los diferentes niveles de enseñanza La sensación que me dio es de un poco de justicia sobre un hombre tan olvidado y maltratado. La vida de Belgrano fue triste porque lo abandonaron y ningunearon. Belgrano hubiese querido desarrollar su carrera política y económica y termina convertido en militar un poco a disgusto.
Retador
-Y hasta es desobediente, ¿por qué?
– Se da el lujo patriótico de desobedecer órdenes que eran concretamente ridículas y cobardes como abandonar todo el norte como le sugería Rivadavia. Pero él desobedece y concreta el éxodo jujeño y la batalla de Tucumán que cambia la suerte de Argentina. Y también la creación de la bandera que es otro acto de clara desobediencia.
-En el libro comentás también detalles que muestran que era generoso…
-Sí, se ve mucho esto a lo largo de su vida. Generoso en distintos aspectos, por ejemplo en los consejos que le da a San Martín después del encuentro que tienen y quedan muy flasheados uno del otro, y luego conviven un mes y medio y es tiempo de cambiar impresiones y preparar cómo seguía la guerra. Ahí Belgrano da consejos generosos que van más allá de lo estratégico, porque San Martín desconocía la realidad local, y el estado de la guerra. Entonces él le da consejos de conducción que hoy llamaríamos liderazgo, la conveniencia de la religión como un elemento para almagamar a la tropa.
-También hizo una donación muy importante que vos revelás…
-Sí, era generoso en lo económico porque renuncia a la mitad de su sueldo, y ya estando en la miseria -porque su vida fue una parábola invertida de la política argentina ya que llega rico a la gestión pública y se va pobre-, dona el premio que le da la asamblea del año 13 que son 40.000 pesos que hoy serían unos 4 millones de dólares, para la construcción de 4 escuelas. El criterio de la generosidad se ve porque él no dice me guardo algo para mi jubilación, sino que entregó todo el dinero que apropiado por el Estado de manera incorrecta, porque esas escuelas no se construyen con esa donación, sino que se hacen tardíamente y la última se termina en 2005 (192 años después). También se destacó porque era el último en cobrar ya que esperaba que sus soldados lo hicieran primero. En definitiva, era un hombre diferente que, a mi modo de ver, se merecía est libro para conocerlo más.