La Ciudad

La frase de Alberto, prólogo de una semana con la lupa en el Covid

El Presidente manifestó su fuerte preocupación por el aumento de casos en Mar del Plata. Fue justo después de reunirse con Kicillof y Larreta. ¿Más restricciones? Nadie las descarta. Montenegro intenta una diagonal contra las fiestas clandestinas. Raverta, con agenda intensa en la ciudad.

Por Ramiro Melucci

“Mar del Plata no la está pasando bien”. Alberto Fernández dejó caer la frase en una nota radial el último día de 2020, antes de viajar a Chapadmalal para despedir el año marcado por la pandemia y brindar junto a su mujer, Fabiola Yáñez, por un mejor 2021.

Enseguida se profundizaron los interrogantes que se habían abierto cuando la curva de contagios cambió de tendencia.  ¿Mar del Plata está peor que otros lugares del país? ¿Qué puede suceder si los casos siguen en aumento? ¿La temporada mantendrá su curso? La crisis del coronavirus tiene una dinámica fulgurante, pero el municipio mantiene las mismas sospechas que la semana anterior: si hay mayores restricciones las decidiría el gobierno nacional e incluirían al AMBA y a la Costa Atlántica en general. Porque el crecimiento de casos no es una particularidad de este distrito: en ningún lado la pasan del todo bien. 

En la misma entrevista en que se refirió a Mar del Plata, Fernández lanzó que si la situación no afloja y el relajamiento sigue, las fuerzas de seguridad podrían comenzar a actuar en la calle “para disipar a la gente e impedir aglomeraciones”. Y deslizó la posibilidad de imponer un toque de queda sanitario, que implicaría reducciones en la circulación y en las actividades nocturnas. La tarde anterior había intercambiado impresiones con el gobernador Axel Kicillof –que también recibió el año en Mar del Plata– y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la quinta presidencial de Olivos.

Guillermo Montenegro ve el escenario con idéntica preocupación. Como en el inicio de la temporada, observa que el control de las fiestas clandestinas es el principal desafío. Encontró en ese asunto una posición de la Provincia que no termina de entender. Y cree que el ida y vuelta de la limitación de los 200 asistentes para las fiestas al aire libre trajo más problemas que soluciones.

 

El crecimiento de casos de coronavirus no es una particularidad de este distrito: en ningún lado la pasan del todo bien. 

 

“A principios de la temporada acordamos con los propietarios de los boliches que solo podían funcionar en modo gastronómico, pero después del anuncio de las fiestas con hasta 200 personas los empresarios empezaron a hacernos notar que no era justo lo que habíamos acordado”, cuentan cerca del intendente. A eso se sumó el fuerte reclamo de los que pretendían que no hubiera un límite de asistentes, sino que solo se establecieran aforos máximos.

Es verdad que, ante el incremento de los contagios, la Provincia dejó en stand by aquel anuncio. Pero el inconformismo empresarial quedó. También la certeza de Montenegro de que la única forma de combatir las fiestas clandestinas es otorgando ciertas autorizaciones. El coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich, suele traducir los pensamientos del jefe comunal en palabras públicas. Es lo que hizo cuando dijo que “la clandestinidad es inseguridad y desempleo”. Las prohibiciones totales, apuntó, llevan a eso.

Los argumentos ya los había escuchado en privado la subsecretaria de Turismo bonaerense, Ianina Bak, en un encuentro con empresarios y otros interlocutores del municipio: el secretario de Producción, Fernando Muro, y el presidente del Emtur, Federico Scremin. Allí la funcionaria deslizó cierto malestar con el municipio porque, según tenía entendido, ese mismo afán no se había manifestado cuando Axel Kicillof acordó con los intendentes los puntos centrales del verano. Fue uno de los momentos tensos de una reunión poco apacible.

Emerge otro asunto, nada tangencial. Algunos empresarios que presionan lo hacen porque invirtieron y hasta tienen vendidas las entradas de los eventos que organizan. Nadie obra así si no tiene algún guiño oficial. ¿Y ahora? Bak no garantizó una salida, apenas entornó una puerta: dejó como opción que el municipio envíe los protocolos para que cada evento tramite como excepción ante las autoridades bonaerenses. Se dividen en tres grandes grupos: las fiestas en la arena de los balnearios del sur, la actividad de los boliches de Playa Grande y los de los locales nocturnos de menores dimensiones. Mañana comenzarán a ser enviados. Pero, como en los meses en que se solicitaba al gobernador la reapertura de otras actividades, en el municipio no reina el optimismo.

Hasta ahora, la Provincia tampoco dio señales para esperar que esas excepciones se aprueben en trámite exprés o se rechacen de manera contundente. Existe la alternativa de que la Comisión de Reactivación Económica recomiende al intendente que avale los eventos. Sería tensar la cuerda con Provincia. La otra opción es que no haya aval escrito pero que los eventos se realicen bajo algún acuerdo de no agresión entre las partes. Como sucedió en primavera con la construcción y la gastronomía. Lo que nadie se anima a aventurar es qué sucedería si alguno se desmadra.

 

Como en los meses en que se solicitaba al gobernador la reapertura de otras actividades, en el municipio no reina el optimismo.

 

El teléfono de Muro no paró de sonar ni en las vísperas de las fiestas. No solo porque es el encargado de relevar los eventos que el distrito pedirá que sean exceptuados de las restricciones vigentes, sino porque además debe reglamentar en tiempo perentorio la ordenanza de los foods trucks, que aprobó el Concejo Deliberante en su última sesión de 2020.

Ya revisó el registro de carros gastronómicos que había abierto el municipio cuando implementó el programa Comemos Afuera (variante oficialista de los corredores gastronómicos ideados por el opositor Marcos Gutiérrez) y observó que hay 56 inscriptos. Deberá distribuirlos en tres zonas: el Parque Camet, el Parque Primavesi y Sierra de los Padres.

Muro celebró el acuerdo al que se llegó en el Concejo, pero hubiera preferido que se habilitaran más zonas, como había pedido a los concejales. Además de las tres que se aprobaron figuraban el Paseo Dávila, el Jesús de Galíndez, la Plaza Pueyrredón y el corredor norte, entre Constitución y Beltrán. Está convencido de que hubiera significado una distribución más holgada de los carros en cada sector. Pero igual ve la decisión legislativa como un avance sustancial en una temporada en la que deben primar los paseos al aire libre. Y que ya tiene en los decks una imagen distintiva.

 

Fernanda Raverta despidió el 2020 en Mar del Plata. Y seguirá en la ciudad en las primeras semanas del año.

 

Fernanda Raverta eligió la postal de Mar del Plata de fondo para cerrar 2020. Marca que su proyecto político no ha mutado de jurisdicción. No fue casual que resaltara el dato de que en el año de la pandemia la Anses invirtió en la ciudad, entre los IFE y los ATP, más de $ 7.600 millones. El 45% del presupuesto municipal 2020. Su discurso también incorpora, como reproche a Montenegro, un contraste entre las promesas de campaña y las dificultades que atravesó el área de seguridad municipal.

La líder del Frente de Todos local permanecerá en Mar del Plata durante las primeras semanas del año. La agenda promete ser intensa. Visitó de arranque al primer bebé del Materno Infantil y hoy encabezará un acto con el Presidente en Chapadmalal. No habrá corte de cintas, pero es la inauguración oficial de la temporada política.  

 

 

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