Se trata del ‘impuesto rosa’ -en inglés 'pink tax'-, un término acuñado en los últimos años para referirse al recargo que tienen algunos productos por el solo hecho de estar destinados a las mujeres.
LA PLATA (Corresponsalía).- La Defensoría del Pueblo bonaerense denunció que las versiones femeninas de juguetes y otros artículos infantiles contienen un sobreprecio que, en algunos casos, supera el 100%.
Se trata del ‘impuesto rosa’ –en inglés ‘pink tax’-, un término acuñado en los últimos años para referirse al recargo que tienen algunos productos por el solo hecho de estar destinados a las mujeres.
La Defensoría del Pueblo Adjunta General a cargo de Walter realizó en los últimos días un relevamiento en jugueterías y catálogos ‘on line’ de algunas de las principales tiendas e hipermercados del país.
Así identificó que, por ejemplo, para adquirir una bicicleta de color rosa hay que desembolsar 2.250 pesos más respecto a lo que sale una versión ‘cross’ de igual rodado en versión “masculina”.
También que una muñeca de Minnie puede costar un 12% más que uno de Mickey y que una mochila rosa puede llegar a salir un 106% más que otra con el motivo del ‘Hombre Araña’, aunque sean del mismo tamaño y marca comercial.
Para Martello, “muchos fabricantes aún no pueden superar la articulación binaria y la segregación basada en construcciones sociales asociadas arbitrariamente con el sexo biológico de niños y niñas”.
“Se trata de mecanismos que, según advierten distintos organismos internacionales, fomentan la discriminación y naturalizan la idea de desigualdad”, agregó.
En un artículo publicado esta mañana, Martello destacó que “los estereotipos constituyen un conjunto de creencias estructuradas acerca de los comportamientos y características que se creen apropiadas para hombres y mujeres, ancladas a su vez en una cosmovisión anticuada que nada tiene que ver con los derechos humanos”.
“Se pretende imponer de antemano el lugar que deberían ocupar en la sociedad los niños y las niñas, como futuros adultos, en perjuicio de estas últimas”, refirió.
En ese sentido, criticó que “desde gran parte de la industria se sigue identificando los juguetes destinados a las niñas con el color rosa, mientras que aquellos dirigidos a los varones, por lo general, tienen una escala cromática donde predomina el azul”.
Para finalizar, realizó algunas recomendaciones y remarcó que, como Estado, “se necesita trabajar fuertemente en campañas de concientización”.
“Debemos facilitar la identificación de los juguetes con áreas cognitivas, emocionales o de valores. ¿De qué forma?”, se preguntó Martello.
“A través de juegos que fomenten el ingenio, el espíritu crítico; que estimulen la observación de la naturaleza, la educación ambiental y la sensibilización ante las problemáticas sociales”, concluyó el defensor adjunto provincial.
Muñecas para nenas, autos para nenes
Resulta claro que pese a las demandas, luchas y conquistas en materia de equidad de género de los últimos años, la mayoría de las jugueterías tradicionales continúa reproduciendo estereotipos a la hora de definir a qué juega una nena y a qué juega un varón.
Un relevamiento realizado por LA CAPITAL en la ciudad de La Plata encontró que muñecas, bebotes y objetos de belleza, para la cocina y la limpieza siguen poblando las góndolas de juguetes que se consideran “para niñas”, mientras que autos, armas, robots y animales de plástico priman en los estantes “para niños”.
Si bien hay excepciones, muy pocos son los comercios que no hacen una división entre objetos para “mujer” o para “varón” y muchos menos los que proponen artículos no sexistas, es decir aquellos que no están pensados para un género en particular.
Una recorrida por las webs de algunos fabricantes argentinos permite constatar que el pensamiento binario se mantiene intacto.
En este punto, sigue siendo habitual la filtración de productos de acuerdo al género –‘bebé’, ‘beba’, ‘niño’, ‘niña’- y la presencia de toda la gama del color rosa en los juguetes dirigidos “para nenas”.