En el año treinta y cuatro,
en la historia un seis de mayo;
nuestro máximo artillero,
debutaba un paraguayo.
Una joya Arsenio Erico,
dos a dos fue contra Boca;
mostró clase y a futuro
para el “Diablo” una bicoca.
Amenaza de porteros,
fue su máxima destreza
captar centros en el área
y meterla de cabeza.
Sus virtudes goleadoras,
más allá del simple brinco,
la estadística las marcan:
doscientos noventa y cinco.
Está claro nos cobija
un fulbito de cartón,
hoy Erico jugaría
de galera y de bastón.
Librepensamiento: los hindués inventaron el Kamasutra porque no conocían el Fiat 600.