El Ùnico Librepensador del Fùtbol Argentino recuerda la llegada a Barcelona de Juan Román Riquelme.
Fue aquel marzo veintinueve,
dos mil uno, país en lona;
el gran crack Román Riquelme
se iba para el Barcelona.
Veintiséis millones verdes
se pusieron en la mesa;
tomar la posta de Diego,
sin dudar la gran promesa.
En la cancha fue virtuoso,
fuera de ella le fue mal;
como en Boca con Falcioni,
allá chocó con Van Gaal.
Pocos goles y asistencias,
todo escaso e irreal;
impacientes los del Barsa,
lo prestaron a Villarreal.
Se subió en el Submarino,
de la Champions muy cerquita;
bajó persiana a Europa
y se volvió para Boquita.
Librepensamiento
Lo que me impide ser yo mismo es el Código Penal.