Los gremios tienen una mirada puesta en las obras sociales y otra en los movimientos del peronismo. El candidato "tapado" que empiezan a mirar.
Por Nicolás Poggi
La CGT se encuentra en una etapa de “recesión” política y de espera a que cambie el humor social para activar medidas contra el gobierno de Javier Milei, con el que mantiene un diálogo activo y negociaciones por la agenda de desregulaciones del modelo libertario.
Los jefes sindicales, con Héctor Daer y Carlos Acuña a la cabeza de la “mesa chica”, apuestan a la vez a explorar nuevos canales de comunicación y a renovar su imagen para ampliar su llegada a distintos sectores de la sociedad.
“Milei ganó la batalla cultural y demostró que no hace falta nada para eso, ni siquiera los carpetazos a la vieja usanza”, admitió ante la Agencia Noticias Argentinas una fuente sindical que reconoce el estado de “extravío” que reina entre los dirigentes de Azopardo.
A esa incertidumbre se suma la feroz interna con el sector combativo que encabeza Pablo Moyano, quien renunció a la central a fines del año pasado disconforme con el rechazo de los “Gordos” a un nuevo plan de lucha.
El sector mayoritario de la CGT prioriza la negociación con la Casa Rosada para ejercer una suerte de “control de daños” del modelo económico de Milei.
Uno de los puntos que más preocupa a los gremios es la desregulación de las obras sociales, que establece que los afiliados pueden prescindir de la triangulación sindical para que sus aportes pasen a hacerse directamente en una prepaga.
“Hay que ver cómo pega eso en la línea de flotación”, advirtió ante la Agencia Noticias Argentinas un vocero sindical que admite, además, que los jefes gremiales comparten sobre este punto un estado de “resignación”.
El portazo de Pablo Moyano al triunvirato cegetista y la posterior llegada de Hugo Moyano, que designó en la silla vacante de la conducción a un delegado suyo como Octavio Arguello, ratificó el perfil negociador de la central con la gestión libertaria.
Lejos del perfil confrontativo que supo tener en el MTA de los 90 y en la propia CGT durante el kirchnerismo, Hugo Moyano está decidido a mantener una buena relación con el Gobierno a cambio de sostener lo que a los gremios más les interesa: el statu quo.
Por eso el oficialismo tuvo un gesto con ellos y tumbó de la discusión en la Cámara de Diputados el paquete de leyes conocido como de “democratización sindical”, que entre otros puntos establecía un límite a los mandatos de los secretarios generales y el fin de la afiliación compulsiva de los trabajadores.
Pero la decisión de la gestión libertaria de ir a fondo con la desregulación de las obras sociales enciende luces de alarma entre los sindicalistas, que de todos modos reconocen que por ahora no tienen margen para intervenir.
“Están haciendo la plancha”, ironizó una fuente que está al tanto de las conversaciones entre los gremios.
Muchos de los jefes sindicales están ahora de vacaciones y miran de cerca los movimientos políticos del peronismo, desde donde claramente no surge ninguna señal, mientras evalúan cómo “relanzar” sus figuras cuando empiece la actividad formal y la campaña para las elecciones legislativas.
Según pudo saber esta agencia de fuentes sindicales, está previsto que muchos de ellos empiecen cursos de coaching y renueven el modo de comunicarse en redes sociales.
A la vez, en algunas filas sindicales miran con interés los movimientos del pastor evangelista y showman Dante Gebel, que supo ser catalogado como el “preferido” de los políticos y los famosos y quien, inspirado en el caso Milei, puntea un proyecto electoral para 2027.
NA.