La Ciudad

La caída del consumo impacta en la gastronomía: la actividad bajó 30%

La retracción es notoria respecto al año pasado y hay preocupación de cara al invierno. "Venimos de una temporada complicada y tenemos menos colchón", indicaron. También se redujo el delivery.

En época de crisis económica, con signos de recesión, lo primero que sale del presupuesto son las cuestiones relacionadas al ocio. Y la amplia carta de la gastronomía marplatense está empezando a sentir la baja en el consumo.

A comparación con la misma época del año pasado, las consumiciones registraron “una disminución del 30 por ciento, en promedio” aunque la estadística “depende de la zona en que está el comercio y el formato de negocio de cada uno”, explicó el presidente de la Cámara Gastronómica de Mar del Plata, Hernán Szkrohal.

“Tenemos una merma, más o menos, del 15 por ciento”, afirmó Manuel Justo, fundador de la parrilla “Huija” hace 22 años. Y situó el inicio de la curva descendente a mediados de marzo pasado, con “los despidos de la gente del Inidep”, clientes habituales de su comercio en Playa Grande.

“Se nota un poquito menos de consumo, aunque también es normal en ésta época del año. Sí se ve un poco más de cuidado, ya que se comparten platos o no se eligen vinos tan caros”, describió Juan Grimaldi, que desde hace un cuarto de siglo está al frente del restaurante Sur.

Las restricciones también alcanzaron al delivery. “El salón es chico y por eso siempre está colmado, pero la caída afectó al delivery en un 50 por ciento”, contó Felipe Sapia, creador junto a Natacha Pucheta de “Da Filippo”, especialidad en pizzas estilo napolitano a leña.

“No hay plata. Y el que la tiene la cuida. Lo que le pasa al empleador también le pasa al empleado y el ocio es lo primero que recortás”, sintetizó un gastronómico con 25 años de experiencia, propietario de un emblemático local céntrico.

Grandes jugadores del sector, propietarios de varios locales en distintos puntos geográficos de la ciudad, optaron por no hacer comentarios y respaldarse en los guarismos institucionales.

Bajante

Así como sucede en otros rubros, la gastronomía marplatense ostenta un amplio menú de posibilidades, contemplando todos los presupuestos y paladares. Así también es el registro de la crisis, aunque hay variables generales que abarcan a todos.

“Venimos de una temporada complicada y, con la retracción del consumo en diciembre y enero, los gastronómicos tenemos menos colchón para afrontar el invierno”, describió Szkrohal aunque resaltó que en el último mes se aplacaron los aumentos de los insumos.

“En abril estuvo más tranquilo el tema de los proveedores”, dijo y destacó que “nuestros precios siempre aumentaron por debajo de la inflación” lo que generó “casi nada de rentabilidad”. “Los precios no se tocaron pero falta gente para consumir”, aseveró.

Con promociones de “plato del día” y “menú ejecutivo” para el mediodía en su comercio, Justo consideró que la situación no se revertirá “si no aumentan los sueldos, porque todo aumentó menos los sueldos”. “Los que tenían ahorros se los fueron comiendo y muchos ya no pueden ahorrar más”, analizó.

“Estamos en un período de recesión rumbo a la depresión -catalogó el propietario de una cafetería/restaurante del centro-. Después del verano, el fin de semana extralargo de Semana Santa fue muy bueno pero había una sensación de ‘gastemos ahora porque no sabemos qué va a venir’. Hay actividades que podés suspender y lo primero que suspendés es lo relacionado con el ocio”.

Restricciones

“La caída es normal en esta época del año y por el tema económico”, sintetizó Grimaldi y explicó que “se ve un poquito más de cuidado en el consumo. La gente se cuida, por ahí no elige vinos tan caros o comparten platos”.

Y esas restricciones se notan más “durante los fines de semana, con las familias o la gente que sale todos los sábados o domingos” ya que en los días hábiles el público asistente se reúne “más por trabajo o están participando en los congresos y convenciones”, describió.

Desde detrás del horno a leña que domina en su comercio, Sapia contó que “por la estructura, el movimiento en el salón es parejo, aunque es obvio que se nota la diferencia con el verano por las mesas que tenemos en el exterior”.

“Bajó mucho el tema de los pedidos para llevar, en un 50 por ciento”, afirmó y especificó que “de miércoles a domingo se trabaja bien, aunque miércoles y jueves es muy desparejo”.

También reveló que “las pizzas más caras son las que menos se venden”. “La margarita es de las más elegidas y la napolitana más económica en promedio sale más que las de jamón crudo y rúcula”, amplió.

Otra de las variables que enfrentan los gastronómicos es la llegada de las boletas de los servicios con las nuevas tarifas. Y, ante el panorama actual, muchos coincidieron en que “hay que pasar el invierno”.

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