El viernes por la tarde se realizó un operativo judicial-policial que permitió el desbaratamiento de una banda dedicada a la venta de cocaína. Cayó después de varios meses de investigación. Se sospecha que actuaban con "cobertura" policial.
A “Los Tíos” la Justicia los investigaba desde hacía casi dos años y cada vez que se aproximaba el momento de su detención algo los ponía en alerta. Los ingenuos podrán creer que era su intuición, el conocimiento del negocio de la venta de cocaína o un sistema sofisticado de contraespionaje. Los investigadores judiciales creen algo muy distinto: que tenían montado un esquema de relaciones con las fuerzas de seguridad.
En la tarde del viernes cinco personas fueron detenidas, entre ellas “El Tío”, su suegro y su hija, además de dos jóvenes que trabajaban como choferes-vendedores. “La Tía” logró escapar pese a que su lujosa casa, ubicada en la misma manzana de la comisaría novena, fue allanada.
En el operativo comandado por el fiscal Leandro Favaro y por el nuevo jefe de Drogas Ilícitas, comisario Gustavo Berdini, se requisaron otras tres viviendas y un automóvil, lo que permitió secuestrar droga suficiente para corroborar la hipótesis investigativa. Fueron 67 envoltorios de cocaína dividida en dos clases por su calidad: 44 de ellos denominados “Roca” y otras 23 de menor calidad llamadas “Spider”. También se hallaron 50 mil pesos en efectivo, 18 chips de teléfonos celulares, un revólver calibre 22, balanza de precisión, computadoras y recetarios completos de todas las clínicas de Mar del Plata y algunas otras de Buenos Aires.
La investigación reunió durante casi 2 años numerosas pruebas que describen el modo de operar de “Los Tíos”, una banda que desarrolló un negocio súper lucrativo de venta de cocaína. Para ello contrataba empleados a los que proveía de herramientas de trabajo clave: teléfonos celulares, agendas, automóviles y, principalmente, la droga. Incluso había “franqueros” que cubrían como en cualquier convenio laboral el descanso necesario de los trabajadores.
La posibilidad de filtración de información desde las fuerzas policiales fue tan percibida durante todo la etapa investigativa que ayer nadie en la policía sabía los domicilios a allanar. Solamente se ejecutaron los allanamientos una vez que un grupo mínimo y confiable de efectivos policiales interceptaron el vehículo de uno de los vendedores.
Recién entonces los grupos operativos de la policía fueron trasladados a los domicilios vinculados con “Los Tíos” y el grado de eficacia fue casi total. Claro que faltó algo de lo más importante como es la detención de una de las principales investigadas. La mujer ya no estaba.
En los últimos tiempos Mar del Plata ha mostrado una característica ampliamente distribuida en las bandas de vendedores de drogas y que atenta contra los grandes secuestros de droga. Se impone como maniobra de parte de los narcovendedores no utilizar sus domicilios para el acopio del estupefaciente. La idea es tener “lo del día” y abastecer a los “punteros” conforme la mercadería se agota.
La estructura de
la organización
Según la hipótesis del fiscal avalada por la Justicia de Garantías al librar las autorizaciones de allanamiento y detención, “Los Tíos” era una banda liderada por un matrimonio con antecedentes en el negocio de drogas.
Tan así que el padre de la mujer fue procesado a principio de la década pasada después de establecerse que, como en las renombrada serie Breaking Bad, manipulaba químicamente la droga. LA CAPITAL pudo saber que este hombre de casi 90 años hoy logró a fines del siglo pasado imprimirle a la cocaína una tonalidad rosa que no atentaba contra sus propiedades y que, por el contrario, evitaba ser detectada por los reactivos.
En el mundo del consumo de cocaína en clase media y barrios próximos al centro de la ciudad, “Los Tíos” eran muy conocidos por su constante presencia en el mercado. Para lograr eso la pareja -sus nombres son mantenidos por el momento en reserva- edificó una empresa con trabajadores a turno completo y francos, con adquisición permanente de vehículos y control celoso del movimiento del dinero.
Los automóviles que se usaban para el “delivery” eran estacionados en cocheras del centro por donde lo pasaban a buscar y los dejaban los choferes-vendedores. Se reportaron a lo largo de los últimos 18 meses vehículos Chevrolet Corsa (se lo guardaba en Córdoba al 1700), un Ford Fiesta, un VW Gol Trend, un Fiat Palio, un Fiat Punto y un Renault Duster, todos propiedad de la pareja.
De acuerdo a intervenciones telefónicas, cámaras de seguridad, personal policial encubierto, testigos, aporte de compradores y otras medidas de prueba se determinó que el reparto de droga funcionaba de 14 a 2 de la mañana y que a las 20 se realizaba el cambio de turno de chofer.
La sospecha de la colaboración policial con los narcos fue una constante durante toda la investigación y los intentos por acercarse a la policía fueron permanentes de parte de “Los Tíos”
“Los Tíos” organizaban todo el negocio y recaudaban diariamente el dinero obtenido, además de pagarle a los choferes. También la pareja solucionaban los reclamos de clientes insatisfechos a quienes conocían en su gran mayoría, ya que una de las condiciones de venta era la de ser conocido o recomendado para poder alcanzar el estado de cliente.
En el horario de “atención” la segunda línea debajo de “Los Tíos” se encargaba de recepcionar las llamadas telefónicas y coordinar el lugar de entrega. Luego entraban en acción los choferes para completar la trasancción.
Por otra parte se pudo comprobar que había dos tipos de cocaína a la venta según su calidad y cada una de ellos, por lógica, tenía un valor monetario distinto.
La connivencia
Los investigadores lograron meterse en el corazón de la banda al obtener el teléfono celular de uno de los choferes y a partir de allí intervenir varias líneas.
Así pudieron saber cómo funcionaba la organización y también se infirió que tenía contactos con algunos efectivos de fuerzas policiales. Tanto que en algún caso debieron suspenderse allanamientos ante la certeza de que la información se había filtrado.
El 7 de octubre de 2016 desde la fiscalía de Estupefacientes se pidió el allanamiento de doce inmuebles, la requisa personal de los investigados y el registro vehicular de los automóviles utilizados para el “delivery”. Desde la Justicia de Garantías se autorizó requisar diez domicilios y nueve de los quince investigados.
La fecha que la Justicia dio para actuar fue la del 12 de octubre del 2016 y el operativo dependía de la circulación de uno de los automóviles destinados al reparto de droga. Tal como sucedió en la tarde del viernes se esperaba la interceptación del vehículo para desplegar a los policías en todas las casas a allanar. Ese día no apareció ninguno de los automóviles investigados. “En virtud de ello, se decidió suspender toda la diligencia temiendo una posible filtración de información por parte de las fuerzas de seguridad convocadas a realizar el procedimiento, y por ende, la frustración de todo el procedimiento”, dice el expediente judicial.
La sospecha de la colaboración policial con los narcos fue una constante durante toda la investigación y los intentos por acercarse a la policía fueron permanentes de parte de “Los Tíos”. La mujer que hoy está prófuga llegó a ir a la sede Drogas Ilícitas para averiguar si estaba siendo investigada.
Otro episodio que surgió de las escuchas y que mencionaba la posibilidad de “cobertura policial” ocurrió el 20 de abril del año pasado, cuando uno de los vendedores que fue detenido ayer resultó interceptado por la policía mientras realizaba su trabajo. Aunque tenía droga encima el vendedor la recuperó y también los teléfonos celulares.
En una comunicación posterior por teléfono entre ese vendedor y otro más cercano al “Tío”, le dijo que el jefe había puesto “plata” para resolver el conflicto. “Y sí… si estás haciendo algo ilegal tenés que poner plata” dijo el vendedor interceptado, haciendo referencia a un presunto pago de dinero a cambio de protección policial.
Por el momento no se logró avanzar en alguna imputación contra efectivos policiales involucrados.
En el transcurso de la investigación “Los Tíos” se fueron a vivir al Bosque Peralta Ramos y luego se separaron. La mujer se quedó viviendo en Lavalle al 4000, la misma manzana en la que se emplaza la comisaría novena, y el hombre se fue a la casa de sus padres. No obstante la banda siguió adelante, no se disolvió.
Finalmente la causa pudo avanzar. Hubo algunos cambios de autoridades en la policía de investigación y se pudieron acumular nuevas pruebas que permitieron órdenes de allanamiento y detención para el viernes último.
Esta vez el automóvil a seguir, salió a circular por las calles de Mar del Plata y su chofer no recibió ninguna llamada para abortar el día de trabajo. Un grupo de policías lo avistó, mientras que otros esperaban en la dependencia de Drogas Ilícitas sin saber a dónde irían a allanar.
Apenas se “cortó” al automóvil Volkswagen Gol Trent en Independencia y Rawson, llegó la orden para ir por los domicilios y entonces se logró la detención de cinco personas: El Tío, su hija, su experimentado suegro y dos choferes. La Tía sigue libre.