Está en un punto clave de la ciudad pero pasa casi inadvertida. Llegó de Francia hace más de un siglo, integrando un grupo escultórico de cinco piezas. De tres de ellas nada se sabe.
por Costanza Addiechi
Culminada la puesta en valor del Paseo de las Farolas de plaza Mitre, la agenda de restauraciones programadas me llevó a una pequeña y muy valiosa pieza escultórica francesa ubicada en la Plazoleta de las Provincias, sobre el Boulevard Marítimo entre Rivadavia y Belgrano.
Es raro detenerse a observarla, pasa allí desapercibida dentro de una fuente redonda que corona un bellísimo sitio absolutamente cuidado por sus encargados.
Se trata de una “Sirena” de Val D’Osne, la fundidora destacada en el mundo por proveer a las grandes capitales del continente obras de arte y mobiliario urbano para sus espacios públicos a fines del siglo XIX y principios del XX.
Llegó a Mar del Plata en 1909 junto a tantas otras, fundidas en hierro, como la Venus de Milo (hoy en plaza Colón), Diana La Cazadora (Plaza Mitre), el Tritón (Plazoleta Borges), el Aguila (Plaza España), los copones (Plaza España, Villa Mitre, Museo José Hernández), el Nacimiento de Venus y sus Sirenas (fuente de Plaza Rocha) para formar parte de la Explanada Sur, el paseo costero que se extendía desde el Torreón hacia Playa Grande y que fue inaugurado en enero del mismo año.
Las cinco piezas
Integraba un conjunto escultórico compuesto por un “Cisne” central y cuatro “Sirenas” que lo circundaban, similares en sus formas pero con particularidades que las distinguían: dos tenían la cabeza inclinada levemente hacia afuera y dos hacia adentro. Las cinco piezas se articulaban dentro de una fuente, también redonda, a la altura de Cabo Corrientes.
En 1913 fueron separadas y enviaron un par de ellas al sector de la Rambla Bristol que demandaba las piezas más bellas para su ornamentación.
De este modo la fuente, cuyo diseño correspondía a los catálogos de Val D’Osne de 1867 delineados en aguafuertes, se desarma.
Las dos Sirenas con la cabeza inclinada hacia afuera y el Cisne se colocan dentro de una fuente rectangular en los jardines de la Rambla “francesa”. Del par restante poco conocemos de su destino. No hay documentos ni registros fotográficos que nos indiquen que fueron ubicadas en otro sitio. Sólo sabemos que hace pocos años una de ellas, guardada en dependencias municipales, fue vuelta a emplazar.
En definitiva, del grupo original sólo quedan dos: una Sirena en plaza San Martín, frente al Palacio Municipal, y otra a la que aquí nos referimos.
Muchas esculturas han desaparecido a través de los años. Hoy las obras más antiguas están declaradas como parte del patrimonio municipal, situación que las custodia del vandalismo y las protege del desinterés. Los monumentos hablan de nuestra querida ciudad y es tarea de todos cuidarlos, apreciarlos y difundirlos para que juntos salvaguardemos su inestimable historia.
(*): Directora de Restauración de Monumentos Históricos Municipalidad de General Pueyrredon.